Niños/niñas y el despertar de la primavera
Miembro de PRAGMA Clínica y Crítica - Instituto de Enseñanza e Investigación en Psicoanálisis. Dicta el Seminario “Infancia y Adolescencia -Clínica, política y episteme”.
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El interés libidinal de cada uno; el estilo de enseñanza e investigación del Instituto Pragma dirigido por Enrique Acuña; el múltiple interés del psicoanálisis y su relación de extimidad con la cultura, son las condiciones de posibilidad para el desarrollo de un seminario en el que la infancia y adolescencia se abordan desde la clínica, la política y la episteme. En las líneas que siguen presentaré algunos de los temas que junto con los docentes invitados-Mariángeles Alonso, Daniela Ward e IvanPelitti- venimos desarrollando.
1- La infancia, los niños y lo infantil
A través de investigaciones históricas comienza a tomar fuerza la idea de que la infancia es más bien una invención de la Modernidad. Hasta entonces, por ejemplo en el arte medieval, los niños eran representados como hombres en miniatura. No recibían trato especial ni existían espacios, objetos y ocupaciones que le fueran específicas a su edad.
Entrada la Modernidad se produciría un radical cambio respecto a la idea de la niñez como lo rechazado. La confluencia de factores sociales, políticos y religiosos contribuyeron a que la niñez fuera reconsiderada. El anterior rechazo, desinterés o desconocimiento se transformó en un ávido interés por esta primera etapa de la vida a la que se le asignó un papel protagónico en el desarrollo ulterior del sujeto y de la sociedad. Es así que la infancia comienza a ser construida.
En su tiempo y a su modo, Freud participó de este interés por los niños/niñas pero por lo infantil que perdura. Es así que instaba a sus discípulos y amigos a compilar observaciones sobre la vida sexual de los niños ya que ésta mostraba en forma directa e inmediata aquellas mociones de deseo luego deformadas en la vida adulta del neurótico. El niño escuchado por Freud tiene un malestar singular: la sexualidad. De allí que se permita dudar un poco de la felicidad de la infancia tal como los adultos la construyen más tarde. Como dice German García (1): “la infancia con sus rasgos infernales y su reverso paradisiaco no traduce la experiencia de los niños, sino el recurso adulto al pasado histórico y personal”.
2- Clínica, política y episteme
Iniciamos el seminario tomando como premisa lo indicado por Lacan al comienzo de su enseñanza: la técnica no puede ser comprendida ni por consiguientemente aplicada si se desconocen los conceptos que la fundan. Y estos conceptos no toman su pleno sentido sino orientándose en un campo de lenguaje, ordenándose a la función de la palabra.
La palabra -tal como es considerada en la experiencia analítica- no se despliega en un solo plano. Por definición la palabra siempre tiene sus trasfondos ambiguos donde ella ya no puede decirse, ya no puede fundarse en tanto que palabra. Pero este más allá no es el que la psicología busca y encuentra en la observación de conductas (en sus trastornos y en sus correlatos emocionales) sino que el más allá en cuestión está en la dimensión misma de la palabra.
Es así que situar al niño en el campo del lenguaje implica la distinción entre sujeto e individuo en relación a las coordenadas de estructura y desarrollo (2). Como afirma Lacan, la originalidad del análisis radica en no centrar la ontogénesis psicológica en esos estadios del desarrollo libidinal pretendidamente armoniosos y asociados a una pseudo maduración natural ya que estos estadios se organizar en torno a un eje: la angustia de castración que es como un hilo que perfora las etapas del desarrollo resignificando todas las relaciones anteriores a su aparición propiamente dicha.
El hecho de que nos separemos del punto de vista del desarrollo en términos de evolución o cronología no significa que el factor tiempo no sea tomado en cuenta en un psicoanálisis. El encuentro del sujeto con la sexualidad será un mal encuentro: hay algo estructural en eso, pero la forma y el momento no se pueden deducir, eso tiene una indeterminación.Y así lo testimonia Juanito. Este niño se rehúsa a andar por la calle porque tiene angustia ante los caballos. Pero ¿cuál es ahí su síntoma? Hace falta algún trabajo para orientarse y reconocer la moción reprimida, su sustituto-síntoma y el motivo de la represión -advierte Freud-. Es decir, el síntoma no está de entrada. Será necesario que Juanito hable de su malestar bajo la premisa de que eso puede querer decir otra cosa.
El síntoma puede ser un mensaje a ser descifrado, pero también un modo de satisfacción que escapa al principio del placer ya que se manifiesta como displacer. En otros términos, a la altura de “Inhibición, síntoma y angustia” (1926) el síntoma no está referido a un inconsciente que querría decir algo y se manifiesta de modo encubierto sino que está referido a la pulsión en tanto ella quiere gozar y logra gozar de manera desviada.
3- El Edipo y su más allá
Niño/a, la madre y el padre. Entre ellos las ligazones libidinales amorosas y hostiles. Pero al decir de Oscar Masotta (3), esto es un Edipo reducido porque solo trata las relaciones entre tres personajes. Así la madre podrá ser suficientemente buena, o simbiótica; el padre será ausente o autoritario, entre otras variantes. Pensar en términos relacionales puede derivar en una “escuela para padres” si lo que se supone es que hay un saber hacer adecuado en relación a los niños.
Más bien, lo que importa es lo que funda el movimiento del complejo de Edipo, este cuarto elemento que es el falo. Desde la orientación lacaniana el caso Juanito puede analizarse con la serie Edipo, falo, castración. El problema de este niño de 5 años no es que el padre pueda castrarlo, sino que se muestra incapaz de hacerlo. La pregunta de Juanito seria entonces ¿será mi padre capaz (wegen) de llevarme del lado de mi madre? El objeto fóbico viene como respuesta a un enigma que no encuentra solución. Así el temor al caballo se torna más interesante no por analogía de rasgos físicos o conductuales (padre-caballo) sino por la homofonía entre “wagen/wegen”.
Por su parte, Jaques-Alain Miller (4) sostiene que destacar el valor del niño como sustituto del falo puede extraviarnos si conduce a promover de forma unilateral la función colmadora del hijo haciéndonos olvidar que éste también es causante de una división entre madre y mujer en el sujeto femenino que accede a la función materna. Si el objeto niño no divide, entonces, o bien cae como un resto de la pareja parental o bien entra con la madre en una relación dual en el fantasma materno.
La madre puede estar en el lugar de la mujer. La mujer que no existe, y que es silenciosa sobre su sexualidad, es sustituida por la madre que sí habla, se queja, se abruma con las cuestiones de la crianza. De este modo, el discurso central gira en torno a esta sustitución en la que el niño ocupa el lugar de la sexualidad. Pero como explica Eric Laurent en su texto “Psicoanálisis con niños y sexualidad femenina” (5) la orientación lacaniana propone invertir la fórmula: silenciar un poco la fascinación hacia la madre, para dar lugar a las vicisitudes de la sexualidad femenina ya que no hay que olvidar que el hijo ocupa el lugar de un condensador de goce. Por ello, la investigación sobre la sexualidad femenina es una cuestión preliminar a todo tratamiento posible con niños.
4- Metamorfosis de la pubertad
La pubertad supone el fin de la niñez. Aunque para referirse a este momento de la vida se habla con mayor frecuencia de adolescencia, siendo definida ésta como “etapa de cambios psicosociales”, “moratoria social”, “edad del pavo” entre otras. En algunas clasificaciones de la psicología la pubertad quedaría absorbida en una adolescencia temprana.
Pero Freud habla de pubertad, en particular, de las metamorfosis que ocurren en ella: el hallazgo de objeto y la subordinación de las pulsiones al primado de la zona genital. Ambas transformaciones ya estaban prefiguradas en la vida infantil pero no se trataría de una simple continuidad entre ambas épocas.
La subordinación se consuma por el mecanismo de aprovechamiento del placer previo: los otros actos sexuales autónomos, que van unidos a un placer y a una excitación, pasan a ser actos preparatorios para la nueva meta sexual.
Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su “conformación normal definitiva”. Es como la perforación de un túnel desde sus dos extremos. Esos dos extremos se ven con claridad -dice Freud- pero en las transiciones tendremos que dejar subsistir más de un enigma. Y sabemos que el asunto interesa más por su valor de enigma o tropiezo que por su carácter teleológico.
¿Qué es lo que adviene? ¿De qué se trata ese “despertar de la primavera”? Freud responde que lo esencial en la pubertad es la maduración genital, la puesta a punto de la función que conlleva como signo anímico un “peculiar sentimiento de tensión, de carácter en extremo esforzante”. Porque ese real biológico lejos de hacer posible la relación sexual, es sabido que suscita los fantasmas que la alejan. Los mitos a que dan lugar los amores adolescentes, el fantasma de la adolescencia difícil, los consumos de sustancias que posibilitan el encuentro pero a condición de no enterarse de ello, o la captura de las pantallas rebosantes de selfies, llegan a enmascarar esa maldición que es universal. Y es que en la era de la información sobre la sexualidad todo sucede como si el encuentro torpe y misterioso con el partenaire fuese proyectado a destiempo en un comienzo inaugural. Entonces la no relación sexual persiste (e insiste) como lo necesario más allá de las contingencias de época.
La joven Grete -quien prefiere hacerse llamar Rita- comienza a escribir su diario íntimo el día que ingresa al Liceo. A modo de secreta confesión irá componiendo un mundo simbólico-imaginario de fantasías, identificaciones y vínculos pero también dará cuenta de los efectos que producen la irrupción de la sexualidad y la muerte.
Fue Hermine Von Hug-Hellmuth (6) quien le acercó el manuscrito a Freud. La respuesta del profesor no se hizo esperar:
“El diario es una pequeña joya. Realmente, creo nunca antes se pudieron observar con tal claridad y veracidad las agitaciones del alma que caracterizan el desarrollo de una chica de nuestro estrato social y cultural en los años de la prepubertad. Cómo los sentimientos que surgen del egoísmo infantil llegan a la madurez social, qué aspecto tienen en un principio las relaciones con los padres y hermanos, y cómo paulatinamente se tornan serias y profundas, de qué modo se forjan y se abandonan las amistades, los tanteos de la ternura hacia sus primeros objetos y, sobre todo, el misterio de la vida sexual, que aparece primero en forma borrosa para después tomar por completo el alma del niño, como ese niño soporta el peso de la conciencia de un saber secreto y lo va dominando poco a poco (…) Me parece que usted está obligada a publicar el diario…»(7)
Publicado en 1919, aún conserva vigencia…
5- Con niños, ¿Qué psicoanálisis?
En su “Conferencia 34” sobre esclarecimientos, aplicaciones y orientaciones del psicoanálisis, Freud afirma que la terapia analítica aplicada a niños ha demostrado tener efectos radicales y duraderos. Aunque advierte que, psicológicamente, el niño es un objeto diverso del adulto porque todavía no posee un superyó, no tolera mucho los métodos de asociación libre y la transferencia desempeña otro papel, puesto que los padres reales siguen presentes.
Esto lo lleva a concluir que es preciso modificar en gran medida la técnica de tratamiento elaborada para adultos. Pero cede esta tarea a las analistas mujeres.
Las controversias entre Anna Freud y Melanie Klein en torno a la práctica y dirección de la cura con niños constituyen un capitulo fundamental en la historia del psicoanálisis.
En tiempos de fundación y reorganización política dentro del psicoanálisis, Lacan también se ocupó de esclarecer la cuestión de los niños en análisis.
En los Estatutos propuestos para el Instituto de Psicoanálisis en 1953 sostiene que la formación del psicoanalista sería inconcebible sin una auténtica participación en las investigaciones que fundan las categorías de la experiencia analítica. Y entre ellas menciona al psicoanálisis de niños.
Cito: “el psicoanálisis de niños se reveló, en los registros de la conducta de la experiencia y de su valor clínico como sujeto a incertidumbres, cada vez más ricas en problemas a medida que se les concede un interés más ordenado. Sin duda, esta es la frontera donde se ofrece al análisis lo más desconocido por conquistar, donde su ideal de comprensión puede encontrar sus efectos más humanizantes. Todo el desarrollo del niño puede esclarecerse a partir de él; toda una clínica debe aún definirse junto con los marcos de la sociología, pero sobre todo en ninguna otra parte ha sido menos dilucidada la relación del hombre consigo mismo, ni su reconocimiento debió responder a un desafío más esencial que aquel que resuena en el pensamiento clásico con el dicho de Pascal: ‘un niño no es un hombre’”. (8)
Y continuando con nuestras escansiones de la historia, en el ámbito local, recortamos la figura de Arminda Aberastury (9), pionera en el psicoanálisis de niños. Reconociendo sus antecedentes en Anna Freud, Hermine Von Hug-Hellmuth y principalmente en Melanie Klein, Arminda supo elaborar lo que llamó su propia técnica. Así lo explicaba en su libro sobre teoría y técnica: “Mi técnica tuvo sus raíces en la creada por Melanie Klein para el análisis de niños. Se nutrió de ella durante muchos años, pero mi propia experiencia me ha permitido hacer una serie de modificaciones, que considero trascendentales”.
¿Es entonces el psicoanálisis de niños una especialidad? Responderemos siguiendo a German García que no podemos pensar que haya una “teoría específica” para el psicoanálisis con niños o un “dispositivo particular”. Más bien, podemos decir que el dispositivo es particular para cada caso, sea niño o adulto.
Notas:
1. García, Germán: «Recurrir a la infancia», en Revista Consecuencias, Edición N° 4, abril 2010, disponible en : http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/004/template.php?file=arts/alcances/garcia.html
2. Jacques Alain Miller distingue ambos términos en el texto Apertura de las II Jornadas Nacionales: Desarrollo y estructura en la dirección de la cura. Bs.As. 1993
3. Oscar Masotta hace una lectura del llamado de Juanito al padre tomando el esquema Edipo-Falo-Castración en Lecturas de Psicoanálisis Freud, Lacan. Paidos, Bs.As. 2008
4. Miller, Jacques Alain: «El niño entre la mujer y la madre» en Revista Virtualia N° 13 http://www.revistavirtualia.com/articulos/562/virtualia-13/el-nino-entre-la-mujer-y-la-madre
5. Laurent, Eric: Hay un fin de análisis para los niños. Colección Diva. Bs.As.1999, págs. 168-170
6. Von Hug-Hellmuth estuvo entre las primeras mujeres que integraron la Asociación Psicoanalítica de Viena. Fundó las bases para el psicoanálisis de niños sobre las cuales trabajarían luego Anna Freud y Melanie Klein.
7. Fragmento publicado en Freud, S: Obras Completas Tomo XIV,Amorrortu. pág.343.
El libro al que se refiere Freud en esta carta se titula Diario de una chica adolescente. Hug-Hellmuth se presenta como su editora. Poco después de que se publicara en 1919 con éxito, surgieron dudas sobre la autenticidad del diario. Se dice que el mismo Freud mandó a retirarlo de circulación en 1927.
8. Miller, Jacques Alain: Escisión, excomunión, disolución. Tres momentos en la vida de Jacques Lacan. Bs.As. 1987. pág. 37
9. Léase el artículo de Verónica Ortiz: «Aberastury: una vida dedicada a los niños» en Revista Analytica del Sur N° 5– Dic. 2016, disponible en: http://analyticadelsur.com.ar/aberastury-una-vida-dedicada-a-los-ninos/
Bibliografía:
• Freud, Sigmund: “Tres ensayos de teoría sexual” (1905), en Obras Completas Tomo VII. Amorrortu, Bs.As.1978
• Freud, Sigmund: “Análisis de la fobia de un niño de cinco años (caso del pequeño Hans)” (1909), en Obras Completas. Tomo X. Amorrortu. Bs.As.2003
• Freud, Sigmund: “Inhibición, síntoma y angustia” (1926), en Obras Completas. Tomo XXAmorrortu. Bs.As.1986
• Lacan, Jacques: Seminario 4. La relación de objeto (1956/1957). Paidos, Bs.As.2013
• Lacan, Jacques: Seminario 5. Las formaciones del inconsciente (1957/1958). Paidos. Bs.As. 2013
• Lacan, Jacques: “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” (1953),en Escritos 1.Paidos. Bs.As.2011
• Lacan, Jacques: “Nota sobre el niño” (1969),en Otros Escritos. Paidos. Bs.As. 2012