La letra: entre instancia y litoral
Miembro de la Red de Asociaciones y Publicaciones Periódicas. Vice-presidenta de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Coordinadora del Área de Investigación de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones-Instituto Sigmund Freud. Responsable de Tempo -dossier de módulos de investigación de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones-. Miembro de la Asociación Amigos Guaraníes -AAGua-.
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Reflejos, Zygmunt Kowalski, IG: @centenariokowalski
En el recorrido del seminario anual (1), comenzamos a diferenciar la interpretación de la noción de acto analítico. Para poder ceñir esta diferencia, tenemos que introducir la letra. A partir de ello, me remití a dos escritos centrales. El primero, La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud de 1953, y el segundo, Lituratierra de 1971.
Tenemos aquí, dos referencias que podemos leerlas como escansiones en las elaboraciones de la enseñanza de Lacan que va, de la primacía de lo simbólico por el significante, a la vuelta por lo real y el goce.
La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud
Tomando la referencia inicial, encontramos que, en el primer apartado: El sentido de la letra, Lacan propone una primera definición, cito: “Designamos como letra ese soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje” (1966a, p.475). Esta definición merece ser tomada al detalle.
En primer lugar, hay que resaltar la provocación política que tiene este escrito, en tanto Lacan va en contra del psicoanálisis de la época, que pensaba al concepto de inconsciente como el espacio donde se localizarían los instintos, y donde no habría un orden o ley. Por lo tanto, tenemos aquí la referencia directa de Lacan al retorno a Freud, con la estructura del lenguaje y la determinación inconsciente.
En segundo lugar, ¿qué quiere decir aquí Lacan con discurso concreto y lenguaje? es importante recordar la referencia en este escrito, principalmente a la lingüística de Saussure. Entonces, cuando se refiere a discurso concreto, este puede ser entendido como el discurso particular del hablante -lo que Saussure designa como habla-; mientras que lenguaje responde a la estructura previa en la que se inserta todo sujeto -o en términos de Saussure, lengua-.
Ahora bien, continúa Lacan: “llamamos la letra, a saber, la estructura esencialmente localizada del significante” (1966b, p.481). Es, entonces, la unidad elemental e inherente del significante, su componente mínimo, localizable, material. Esto llevó a corresponder, a esta altura de la obra de Lacan, la letra con el significante.
El segundo apartado, abre con una referencia a La interpretación de los sueños de Freud. Notemos que, en esta referencia, la idea del sueño como un rébus, como un acertijo, hay que tomarlo al pie de la letra. Entonces, ¿cómo entender el significante en el sueño? Los sueños se descifran como los jeroglíficos y la interpretación es una lectura que apunta a develar la significación y el sentido que están allí cifrados. La lectura supone que eso quiere decir algo y a partir de ello, se atribuye un sujeto al enigma a resolver.
Jaques-Alain Miller en el seminario de La fuga del sentido, plantea que esa intención inicial de significación es el sujeto con voluntad de “querer decir” (como intención de significación) y ubica al Otro como partenaire. Pone como ejemplo al discurso histérico, donde la palabra histérica, introduce el enigma, prestándose al Otro para ser interpretada.
Ahora bien, tenemos aquí la concepción de la letra, bajo el estatuto de aquello que funciona como motor del ser hablante. Pero ¿qué sucede cuando Lacan introduce que lo que esta como motor es más bien la pulsión?
Lituratierra
En 1971 encontramos una nueva articulación entre la letra y el significante. Tomando aquí otra referencia de Jaques-Alain Miller, en el seminario Piezas sueltas, argumenta que: “Lituratierra responde a la Instancia de la letra, en tanto, si en 1957 la letra conduce al significante, sirve para escribir las palabras, en 1971 significante y letra se separan”. El significante queda del lado del semblante, mientras que la letra está en lo real.
Adentrándonos en Lituraterra, es importante señalar que es un neologismo que Lacan inventa luego de un viaje a Japón. Una traducción posible es: “Tachaduratierra”, ya que litura es tachadura en latín y terre, es tierra en francés. En este escrito Lacan va a decir algunas cuestiones sobre la letra, referenciado a esta con la idea de litoral.
Ahora bien, ¿qué es un litoral? Si buscamos la definición encontramos que el litoral es algo diferente a una frontera. La frontera sería entre dos territorios que serían iguales para quien los atraviese, por ejemplo, una frontera entre dos países. Mientras que el litoral, remite a una geografía que tiene que ver con dos cuestiones heterogéneas, por ejemplo, el mar llegando a la costa, donde el mar le hace de borde a la tierra. Entonces el litoral puede ser entendido como una marca o borde entre dos sistemas heterogéneos, es decir, separa dos cosas que no tienen, entre ellas, ningún medio de mantenerse juntas.
A partir de ello, nos introducimos en que la letra no es de la misma estofa que el significante, ya que la letra dibuja un borde con un elemento heterogéneo. Entonces, tal como refiere Lacan en este escrito, la letra es litoral, entre el saber y el goce, es una vía para acercarnos al borde del agujero en el saber, donde aparece lo real. Aquí estamos arribando a la letra como marca, un trazo o surco, que se escribe en el cuerpo.
Hacia donde…
Eric Laurent en el texto “La interpretación acontecimiento” plantea el problema que supone la interpretación en este contexto, donde esta diferencia entre significante y letra introduce una dimensión de la interpretación como a-semántica.
La cuestión entonces podría separarse en: por un costado donde la interpretación se apoya en la unidad semántica, en la que S2 viene a hacer de puntuación a la elaboración; y otro costado, donde se apoya en una unidad a-semántica que reconduce al sujeto a la opacidad de su goce. Ello supone una diferencia entre la interpretación como puntuación, que permite el efecto de un bucle, a la interpretación como corte, que no da continuidad.
Ahora bien, si nos vamos por el costado de la letra, que no es de la materialidad del significante y que es una marca de goce en el cuerpo, encontramos que el efecto no es de punto de capitón.
Allí pasamos, dice Miller en el seminario de La fuga del sentido, del querer decir como intención de significación que hace hablar, al querer gozar, donde eso queda mudo: hay el silencio pulsional.
Para finalizar, tomando como referencia el texto de Enrique Acuña H soledad del síntoma, señala que, hacia el final de la experiencia analítica, nos encontramos con la “implicación del sonido en el silencio”. Entonces, la interpretación pasa de eso quiere decir algo a una resonancia de un sonido como marca de goce en el cuerpo.
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*Escrito a partir de la clase dictada en el Seminario anual del Instituto PRAGMA. APLP, titulado: –El decir del analista: interpretación, acto y resonancia-. Septiembre 2023.
Bibliografía:
– Acuña E. “H, soledad del síntoma”: En Resonancia y Silencio: Psicoanálisis y otras poéticas, La Plata, 2009.
– Freud, S (1900): La interpretación de los sueños. En Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 2011.
– Lacan J.: : «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud», en Escritos I, Buenos Aires. 2021.
– Lacan J.: Lituratierra. En Otros escritos, Buenos Aires, 2016.
– Laurent E.: «La interpretación acontecimiento». En: https://www.revistavirtualia.com/articulos/831/destacado/la-interpretacion-acontecimiento
– Miller, J-A.: La fuga del sentido (Seminario 1995-96). Paidós, Bs. As, 2012.
– Miller, J.A-: “El acto analítico”, en el Curso Donc, la lógica de la cura, Paidós, Buenos Aires, Argentina, 2011.