Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 13 • Diciembre de 2023 •

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Pragmática de la interpretación

Leticia García

Miembro del Consejo de Enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP). Docente del Seminario Anual de Pragma- Instituto de Enseñanza e Investigación en Psicoanálisis (APLP), Miembro de la Red AAPP (Red de Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas), miembro del staff de Analytica del sur- Psicoanálisis y crítica-, autora de diversos artículos publicados en libros y revistas de psicoanálisis.

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Lapachos en el caserío, Zygmunt Kowalski, IG: @centenariokowalski

 

Este año el Seminario Anual del Instituto Pragma tuvo por título
“El decir del analista: interpretación, acto y resonancia”. El decir
del analista, o “segundo decir” como lo ubica Lacan en relación al primero del analizante en el “Atolondradicho”, es un decir eficaz que afecta al sujeto en lo simbólico, en su posición en relación al Otro, en relación a su cuerpo y al goce en juego. En este sentido podemos hablar de un pragmatismo de la interpretación analítica, pero también de una pragmática de la misma que diferencia sentido de significación.

 

La interpretación alusiva

En “La dirección de la cura y los principios de su poder” (1958) Lacan se interroga: “¿A qué silencio debe obligarse ahora el analista para sacar por encima de ese pantano el dedo levantado del San Juan de Leonardo, para que la interpretación recobre el horizonte deshabitado del ser donde debe desplegarse su virtud alusiva?” (1). Se trata de salir del pantano del significado y el sentido común al que hace referencia con los programas interpretativos de los pos-freudianos a los que les dedica varias páginas de críticas. Propone en cambio una interpretación alusiva que recobre el horizonte de la falta en ser del sujeto.

La alusión es una propiedad del lenguaje que permite hacer referencia de manera indirecta a una persona, lugar, evento u obra literaria con la cual el otro ya está familiarizado; es decir, ese otro debe ser parte de la parroquia, compartir el código para que la alusión sea posible. Vale en un contexto común. Este decir indirecto permite referirse a un objeto o persona sin nombrarlo, tomemos un ejemplo típico de nuestro contexto: hablar del “padre de la Patria” en referencia al General San Martín.

Conviene entonces a la interpretación analítica la alusión, para apuntar al horizonte deshabitado del ser, esa carencia de ser que no es otra cosa que la metonimia del deseo que nos enseña la bella carnicera con su caviar. Leemos en Lacan: “La metonimia es, como yo les enseño, ese efecto hecho posible por la circunstancia de que no hay ninguna significación que no remita a otra significación, y donde se produce su más común denominador, a saber, la poquedad de sentido (comúnmente confundida con lo insignificante), la poquedad de sentido, digo, que se manifiesta en el fundamento del deseo…” (2). Me interesa señalar que es en la metonimia donde se pone en juego ese menos de sentido que da cuenta de la falta en ser. Falta que Lacan luego nombrará como referente vacío y donde ubicará al objeto perdido de la pulsión y la causa del deseo. Por lo tanto, la definición que da en este escrito de la interpretación del deseo apunta a señalar la falta vía la alusión, al modo del dedo levantado del San Juan de Leonardo.

Por otro lado, la existencia de esta falta en ser cuestiona fuertemente el programa interpretativo de los pos-freudianos, ya que no hay un saber del analista previo al encuentro con el paciente, la interpretación no es un metalenguaje en poder del analista. Sostener, como hace Lacan, que el deseo es su interpretación implica justamente que las dos cosas –deseo e interpretación– pertenecen al mismo nivel, no hay deseo sin interpretación.

 

La interpretación no es un metalenguaje

Es en el Seminario 6 El deseo y su interpretación, en la clase XVI donde Lacan plantea que no hay Otro del Otro, que escribe con el matema S(Ⱥ): “La A mayúscula tachada significa lo siguiente: en A –que es, no un ser, sino el lugar de la palabra, el lugar donde yace, en forma desplegada o en forma plegada, el conjunto del sistema de los significantes, es decir, de un lenguaje– falta algo. Lo que allí falta no puede ser más que un significante, por eso la S. El significante que falta en el nivel del Otro: tal es la fórmula que da su valor más radical al S(Ⱥ). Ése es, si me permiten, el gran secreto del psicoanálisis. El gran secreto es: no hay Otro del Otro.” (3) Esta afirmación tiene como consecuencia que “No hay en el Otro ningún significante que pueda responder por lo que soy” (4), lo que pone en jaque tanto al valor de la verdad inconsciente, como a la interpretación analítica.

La fórmula Ⱥ quiere decir que nada garantiza la verdad de ningún significante, de ninguna cadena significante. “No se trata de la garantía de la verdad, sino de la alusión a un vacío constitutivo del ser del sujeto, única certeza alcanzable. Esto quiere decir algo muy preciso: Lacan considera, a esta altura, la posibilidad de que el fin del análisis sea la asunción por el sujeto de la nada que él es. Y es a nivel del inconsciente que sería nada.” (5)

 

Sinn y Bedeutung en Frege y Lacan

En su curso inédito de 2002, que se conoce en español con el título «El desencanto del psicoanálisis», J.-A. Miller, plantea que Lacan siempre estaba muy atento a lo nuevo en la cultura, a las invenciones de la época. Así es como Frege aparece indicado por Lacan cuando ni siquiera estaba traducido al francés, y no contaba con el reconocimiento de la intelectualidad. Según Miller, las citas de Lacan a Frege van desde el Seminario 4 al Seminario 26, desde el año 1957 al 1979, es decir, a lo largo de casi toda su enseñanza, pero llamativamente Frege no figura en el Índice Onomástico de los Escritos.

Para abordar la diferencia entre sentido, significación y referencia en Lacan, voy a tomar el texto “Sobre sentido y referencia” de Gottlob Frege que se encuentra en su libro Estudios sobre semántica de 1892.

Frege parte en este capítulo del término “igualdad”, entendiéndolo en el sentido de identidad, es decir, que “a es igual a b o es lo mismo que b”. Plantea que “La igualdad induce a la reflexión a través de preguntas relacionadas con ella y que no son fáciles de contestar. ¿Es la igualdad una relación?, ¿es una relación entre objetos?, ¿o bien entre nombres o signos de objetos? Esto último es lo que supuse con mi ideografía. Las razones que parecen hablar en favor de ello son las siguientes: a = a y a = b son evidentemente enunciados de diferente valor cognoscitivo: a = a vale a priori y, siguiendo a Kant, puede denominarse analítico, mientras que enunciados de la forma a = b contienen frecuentemente ampliaciones muy valiosas de nuestro conocimiento y no siempre pueden justificarse a priori. El descubrimiento de que cada mañana no se levanta un nuevo sol, sino que siempre es el mismo, fue ciertamente uno de los descubrimientos más trascendentales de la astronomía.” (6)

Por lo tanto, la fórmula a = b implica para Frege distintos nombres o signos de un mismo objeto, el sol en este caso; pero entonces, ¿por qué escribir a = b?, ¿por qué llamar a y b al mismo objeto? No tiene sentido salvo en el caso de que la diferencia de signos/nombres corresponda a una diferencia en el modo de darse lo designado. Por ejemplo: el «lucero vespertino» y el «lucero matutino» donde la referencia es la misma, pero el sentido no es el mismo.

La designación de un único objeto puede estar compuesta de varias palabras o signos –que propone llamar “nombre propio”–, por ejemplo: Aristóteles es un nombre propio, aunque contiene distintos sentidos, “el discípulo de Platón o el maestro de Alejandro Magno”. Vemos acá cómo el modo de llamarlo responde a modos diferentes de darse el referente. De este modo, Frege precisa cómo el sentido da cuenta de modalidades diferentes de la referencia. “La conexión regular entre el signo, su sentido y su referencia es tal, que al signo le corresponde un determinado sentido y a éste, a su vez, una determinada referencia, mientras que, a una referencia, no le corresponde solamente un signo.” (7)

También ocurre que se puede concebir un sentido que no tenga con seguridad una referencia. Por ejemplo: “el político más corrupto”. Y también señala que cuando decimos una palabra (un nombre propio) cada uno de nosotros tenemos en nuestras cabezas una representación (imagen) distinta y afectos distintos. El ejemplo que propone Frege es: un pintor, un jinete y un zoólogo asociarán probablemente representaciones muy distintas al nombre “Bucéfalo». Así muestra las diferencias existentes entre el signo (nombre), el sentido (la representación mental en cada persona), lo que dependerá del tesoro del lenguaje de cada uno, de la referencia.

Otra observación que encontramos en este capítulo “Sobre sentido y referencia” es que un enunciado asertivo completo puede tener sentido pero no una referencia, por ejemplo “Ulises es un eximio bailarín”. ¿Existe Ulises? Para Frege lo veritativo, la verdad del enunciado depende de que exista el referente, sino es solo pensamiento, poesía, gusto estético. Entramos de este modo para el autor en la diferencia que existe entre el arte y la ciencia.

La verdad para el psicoanálisis, y la verdad de la interpretación, no está ligada a una objetividad exterior, pero tampoco a una garantía que brindaría el lenguaje. Como señalábamos antes, en la interpretación inconsciente no se trata de la garantía de la verdad, sino de la alusión a un vacío constitutivo del ser del sujeto, única certeza alcanzable. Dicho de otro modo, el discurso del analizante construye una referencia y la recrea, en función de ese otro elemento no presente en el filósofo que es el goce; el goce del sentido (jouis-sens) que está más allá de la significación y que reenvía justamente al vacío de la referencia.

Enrique Acuña en el seminario “Del inconsciente al ser diciente” planteaba la problemática de la referencia para el psicoanálisis, y señalaba que Lacan toma a Frege y el problema de la lógica proposicional con la distinción entre Sinn y Bedeutung, pero aclaraba que “para Lacan se trata de sentido y referencia, pero no en términos lingüísticos. Tampoco es sentido y significación, como tradujeron Significación del falo, porque entonces el falo tiene significación, es decir, tiene un referente absolutamente proposicional otra vez. Toda la clave del psicoanálisis es que alguien viene con una demanda y los analistas caen en la trampa y le dan un referente, en términos de una significación. Sin saber, o sabiéndolo, lo único que hacen es fortalecer la significación ¿de qué?, del fantasma.”(8)

 

La interpretación es sentido y va contra la significación

En “El atolondradicho” (1976) Lacan afirma que “la interpretación es sentido y va contra la significación.”(9) La interpretación se vuelve oracular. El sentido invocado acá está siendo distinguido de la significación ya que se trata de un sentido de goce o sentido gozado (jouis-sens), que no es otra cosa que un sin-sentido, no trae con él una nueva significación. Se trata de los S1 de donde emerge el objeto de goce del sujeto. La verdad en juego ahora está en relación a ese goce que se contabiliza en la escritura inconsciente.

El equívoco es el instrumento de la interpretación que permite la emergencia de los sin-sentidos producidos por lalengua, más allá de las significaciones; que hace aparecer algo nuevo del orden del objeto. Lacan señala tres modalidades del equívoco: la homofonía, la gramática y los equívocos lógicos. La homofonía, de la que depende la ortografía. La gramática, que fija un número de significaciones y la lógica que atraviesa esa consistencia aparente dada por el lenguaje y muestra su punto de incompletud.

La resonancia a esta altura de su enseñanza es concebida por fuera de la cadena significante, fuera de la resonancia semántica que contiene la articulación S1-S2. Lacan propone una interpretación que no llama a más significación, sino al contrario produce su detención, momento de leer lo que escribe la causa. Se trata de lo pragmático de la resonancia, sin-sentido, que toca al cuerpo y a su sordo modo de gozar.

 

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(*) Trabajo escrito a partir de una clase dictada en el Seminario Anual del Instituto Pragma “El decir del analista: interpretación, acto y resonancia” (2023), Coordinado por Fátima Alemán y Leticia García.

Notas:

1. Lacan, Jacques: “La dirección de la cura y los principios de su poder” (1958) en Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Bs. As. 1987. Pág. 621

2. Ibidem. Pág. 602.

3. Lacan, Jacques: Seminario 6, El deseo y su interpretación, Paidós, Bs. As. 2014. Pág. 331

4. Ibidem. Pág.: 332

5. Miller, J.-A.: “El Otro sin Otro”. https://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=on_line&File=on_line/jam/Otros-textos/El-Otro-sin-Otro.html

6. Frege, G. Sobre el sentido y la referencia (Über Sinn und Bedeutung) en Estudios sobre semántica(1892), Ediciones Orbis S.A., España.1985. Pág. 51

7. Ibidem, Pág.: 57

8. Acuña, Enrique: Seminario “Del inconsciente al ser-diciente” , septiembre de 2020 (Inédito)

9. Lacan, Jacques: “El atolondradicho” e Otros escritos, Paidós, Bs As. 2012. Pág.: 505.

Bibliografía:

– Acuña, Enrique, Resonancia y silencia. Psicoanálisis y otras poéticas, Edulp, La Plata, 2009

– Frege, G. Sobre el sentido y la referencia (Über Sinn und Bedeutung) en Estudios sobre semántica(1892). https://www.academia.edu/37765364/Frege_sobre_sentido_y_referencia_pdf

– Tendlarz, Silvia: “La interpretación, entre significación y sentido”. https://www.silviaelenatendlarz.com/la-interpretacion-entre-significacion-y-sentido/

– Guéguen, Pierre-Gilles: “La interpretación lacaniana” en la Revista Freudiana Nº 64 (2012). https://freudiana.com/la-interpretacion-lacaniana/

– Laurent, Eric: “La interpretación acontecimiento” en revista Virtualia Nº 37 https://www.revistavirtualia.com/articulos/831/destacado/la-interpretacion-acontecimiento

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Analytica del Sur Número 1. Aparición en web: julio 2014.

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