Tendremos que encontrar un lugar donde encontrarnos (fragmentos)
Artista, docente, investigadora y mediadora cultural. Es doctora en Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra, donde también ha cursado licenciaturas en Humanidades y Comunicación Audiovisual, así como el máster en estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneos. Además, tiene el máster en Teoría y Crítica de Arte Contemporáneo, Programa de Estudios Independientes del MACBA. Ha publicado los libros Cuerpos exquisitos. Identidades y deseo en el archivo Xcèntric (CCCB, 2020) y Tendre¬mos que encontrar un lugar donde encontrarnos (Barce¬lona Producció 2020 - editorial La Caníbal).
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Barcelona, 2 de noviembre de 2022
Han pasado casi dos años desde que, en diciembre de 2020, presenté por primera vez la publicación Tendremos que encontrar un lugar donde encontrarnos en el MACBA (Museo de Arte de Barcelona) después de un largo proceso creativo, y gracias a la selección del proyecto en la convocatoria de Barcelona Producció [1].
Presento a continuación: cuatro citas que abren la publicación, algunos fragmentos del prólogo, dos de las cartas publicadas, e intervenidas durante la lectura que realicé de ellas[2] como explico a continuación en el texto, durante una noche del mes de julio del 2020, y también dos páginas de la tercera parte del libro, la recreación, o ficción, de un álbum familiar.
* * * *
“Amb fils d’oblit,
l’agulla enfila.
Desfà l’estrip que veu,
deixa el que troba.
Encerta pell
morta, teixit,
aire, carn viva:
cus la memòria la sargidora cega.”
–Maria Mercè Marçal, Raó del cos
“Una herida despide su propia luz
dicen los cirujanos.
Si todas las lámparas de la casa se
apagaran
podrías vendar esta herida
con el resplandor que de ella surge.”
–Anne Carson, La belleza del marido
“Una conversación genera material -material que puede leerse, almacenarse en una caja y luego abrirse; cuando llegamos a este punto, lo que brota es historia.”
–Sara Ahmed, ¿Para qué sirve?
“La correspondencia, en el fondo, es un género anacrónico, una especie de herencia tardía del siglo XVIII: los hombres que vivían en esa época todavía confiaban en la verdad de las palabras escritas. ¿Y nosotros? Los tiempos han cambiado, las palabras se pierden cada vez con mayor facilidad, uno puede verlas flotar en las aguas de la historia, hundirse, volver a aparecer, entreveradas entre los camalotes de la corriente. Ya habremos de encontrar el modo de encontrarnos.”
–Ricardo Piglia, Respiración artificial
* * * *
Hola, papá,
Qué extraño es escribirte, ni siquiera sé cómo empezar esta carta. ¿Querido Oscar? ¿Estimado Oscar Masotta? ¿Querido padre?…
Ante la inminente escritura del prólogo de Tendremos que encontrar un lugar donde encontrarnos me di cuenta de que no había otra manera de abordarlo que de modo epistolar. Por eso me he decidido a escribirte, para trazar un mapa de este lugar impreso en el que tú y yo nos encontramos. Un “intenso mapa afectivo” [3] en el que publico no solo una selección de tus cartas sino también mis trazos de su lectura, que culminé una calurosa noche del mes de julio en Barcelona. Pero, antes de situarte ante esa mesa de luz sobre la que inscribí en tus misivas las marcas de mi cuerpo lector, me gustaría contarte como llegué hasta aquí. En una breve cronología de este encuentro.
El año 2014 me reuní con Ana Longoni en Barcelona y ella me contó su proyecto, el comisariado de una exposición, aún sin nombre, sobre ti, que acabaría llamándose «Oscar Masotta. La teoría como acción». A raíz de ese encuentro surgió Historia de una transmisión, una constelación de entrevistas que realicé a tus amigos y amigas, a tus alumnos y alumnas; a algunas de las personas que de un modo u otro colaboraron contigo, en tu participación en la vanguardia artística y la teoría del arte, tu aproximación teórica y comisarial, la historia del cómic o en la transmisión de las enseñanzas del psicoanálisis lacaniano. Era mi primer acercamiento a tu figura, antes nunca había preguntado demasiado y tu espacio me engullía cuando trataba de transitarlo.
Historia de una transmisión fue posible gracias a la colaboración, o acompañamiento, del cineasta y amigo Andrés Duque. Él viajó conmigo a Buenos Aires en agosto del año 2016, donde entrevistamos a Oscar Steimberg, Roberto Jacoby, Eduardo Costa, Germán García, Juan José Sebreli y Dulce Suaya[4]. Y donde pasamos una velada emotiva y evocadora con tus amigos y colaboradores cercanos, Jorge Jinkis y Sara Glasman. Recuerdo ese momento en que Jorge se levantó de la mesa donde cenábamos para mostrarme una foto tuya enmarcada que conservaba en su despacho. No fue él el único que lo hizo, entrevistamos a Juan José Sebreli en un bar del Barrio de la Recoleta, acompañado de una fotografía que había conservado enmarcada de vosotros dos andando por una calle de Buenos Aires, como dos personajes de una película del Godard de la Nouvelle Vague (algunos dicen que tenías un aire a Jean-Paul Belmondo).
En ese mismo viaje decidí ir a casa de tu hermana Nelly y tu sobrino Gustavo, la misma en la que diría que viviste de niño y de adolescente. Allí, por primera vez vencí el pudor, el respeto, a ese ámbito paterno que se me antojaba inabordable, y pregunté si se había conservado algún rastro tuyo, alguna fotografía o documento. Sorprendentemente, mi tía me trajo un cajón lleno de papeles, entre los que estaban las cartas que habías escrito a tu madre desde Europa entre 1974 y 1979.
Un poco antes de este hallazgo, en mayo del mismo año 2016, antes de mi viaje a Argentina, la artista Dora García me invitó a participar en su proyecto Segunda Vez, y entre otras colaboraciones, me propuso escribir en el Cahier nº 2[5]. Cuando volví de Buenos Aires, algunos meses más tarde, decidí que era una excelente oportunidad para publicar alguna de tus cartas. Pero mi acercamiento a ellas era aún algo distante, las compartía como documentos de un tiempo pretérito, eso sí, acompañados de un texto en parte autobiográfico en que ya me interpelaban para seguir trabando con ellas mi búsqueda personal.
Como ves, en este relato de la configuración de un archivo oral, a través de las entrevistas a quienes te conocieron, en estos proyectos a partir de los cuales he encontrado la mejor forma de acercarme a ti, nunca he avanzado en solitario. Si Historia de una transmisión surgió gracias a la compañía de Andrés Duque, este nuevo viaje es posible gracias a la colaboración con la artista argentina Guille Mongan, a quien conocí trabajando con Ana Longoni, trazando mapas espectrales de tu trayectoria en Buenos Aires y después en Barcelona, en las paredes del MACBA, en la exposición que te comenté, «Oscar Masotta. La teoría como acción». Esta había itinerado desde el MUAC (Museo Universitario de Arte Contemporáneo) de la UNAM (Universidad Autónoma de México) hacia el MACBA y después culminaría su recorrido en Buenos Aires, en el Parque de la Memoria. Con Guille conversé ya en el año 2018 la posibilidad de hacer algo juntas sobre tus cartas y los libros que subrayaste; cada una danzando tus textos y trazos desde una distancia diferente, lo que ha propiciado una hermosa coreografía. Pues, dos años después, el proyecto recibió el apoyo de una convocatoria muy barcelonesa, en la ciudad en la que elegiste vivir, y en la que yo nací.
Así es como he llegado hasta aquí. A un fin de semana de inicios de agosto, en Barcelona. Escribiéndote una carta en la que se entremezclan los tiempos verbales, el pasado y el presente, lo que imaginaba que sería Tendremos que encontrar un lugar donde encontrarnos, y aquello en que se ha convertido después de un intenso año de trabajo.
(…)
La noche del 23 de julio me senté una vez más con tus cartas, ahora ante una mesa de luz. Las leí una tras otra y fui dejando en algunas de sus páginas las marcas de mi lectura, trabajando con las cartas originales y una hoja en blanco encima, como una epidérmica veladura, prolongación de mi cuerpo lector volcado sobre ellas.
Imagínate el calor que pasé en este tórrido verano barcelonés leyéndote.
(…)
Antes de despedirme, déjame que me detenga un momento más en el álbum familiar. Lo primero que tuve que pensar fue cómo ordenar un conjunto de fotografías de procedencia diversa. Algunas acompañaban a las cartas, sin estar ya asociadas a ninguna de ellas en concreto; otras, las he recuperado de un viejo álbum de tapas verde oliva, tal vez el mismo que mencionas en una de tus cartas. No he pretendido restaurar el orden cronológico en que se tomaron las fotografías. Imagino las páginas de este álbum como una de esas secuencias cinematográficas de found footage sobre las que he escrito o investigado, editada a partir de las imágenes de una película familiar desaparecida. Se trata de una recreación a partir de un conjunto de documentos dispersos, de la construcción de un relato.
Esta invocación a todo color de la memoria familiar, me ha permitido que no desaparezca de ella mi madre, Susana Lijtmaer. Porque, mientras leía tus cartas, me invadió el temor de idealizarte, de olvidarla en la publicación, al mismo tiempo que me preguntaba ¿quién me cuidaba mientras viajabas a seminarios y congresos en tu abundante tránsito de una ciudad a otra? A tí te escribo, pero también le dedico a ella este libro, mujer fuerte y valiente a la que admiro, que ha sabido hasta hoy cómo colmar mi infancia, y mi vida, de amor, cuando de ser tres pasamos a ser dos.
(…)
Entonces, leer tus cartas fue un encuentro en el que pude imaginar mi vida familiar antes de tu muerte. Hoy, papá, escribirte es un hilo de sutura, después de tantos años de no saber cómo hacer con tu pérdida, con el vacío que dejaste, llegando incluso a huir de aquellas aulas donde se mencionaba tu nombre. Las heridas que nos inflige la vida, los traumas, son como agujeros en nuestro relato, y siempre contienen algo de oscuridad, algo insondable, pero ahí está el arte para que podamos habitarla, y transformarla.
Un beso enorme,
Cloe
Una de las cartas publicada e intervenida durante su lectura.
Diciembre 1974
Una de las cartas publicada e intervenida durante su lectura.
14 de febrero de 1976
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* En conversaciones con Cloe, muy generosamente nos envió para su publicación fragmentos del prólogo de su libro Tendremos que encontrar un lugar donde encontrarnos, cartas de su padre, Oscar Masotta, y fotos. Agradecemos a Ana Longoni su solidaria colaboración al contactarnos y agradecemos a Cloe su actitud comprometida y gratos encuentros virtuales.
Notas:
[1] Tendremos que encontrar un lugar donde encontrarnos (ed. La Caníbal, 2020) es una publicación producida por Barcelona Producció 2019-2020. La Capella, Institut de Cultura de Barcelona. El diseño de la publicación es de Alex Gifreu. La tutora del proyecto fue la artista Mireia Sallarès, que escribió un hermoso texto acerca de él, que podéis leer aquí: https://www.lacapella.barcelona/system/files/2020-11/LaCapella_CloeMasotta_FullSala_ESP_0.pdf
[2] Solo una carta, la segunda que presento en esta selección, fue intervenida en otro momento. Aquella en que mi padre anuncia mi nacimiento, con una fecha equivocada, que cosí con una puntada de hilo rojo, para corregir el error de fechas.
[3] En la hoja de mano de la exposición «Oscar Masotta: La teoría como acción» presentada en Buenos Aires en el Parque de la Memoria, su comisaria Ana Longoni escribe: «La participación activa de Cloe en el proyecto, mediante su Historia de una transmisión, un conjunto de entrevistas filmadas en Argentina y España a artistas, psicoanalistas e intelectuales con los que conversó a partir de la pregunta: “¿Cómo conociste a mi padre?”, significó mucho más que recabar nuevos testimonios. Implicó hacernos testigos del descubrimiento de un intenso mapa afectivo. Cada entrevistado nos revelaba sus documentos atesorados: fotos enmarcadas que ocupan un lugar crucial en sus paisajes cotidianos, cartas, publicaciones, textos inéditos y, sobre todo, relatos, muchos rastros que fueron engrosando un archivo inesperado.» Se puede leer el texto completo en: https://parquedelamemoria.org.ar/wp-content/uploads/2020/03/OscarMasotta_Lateoriacomoaccion_PDM2018.pdf
[4] Junto a las entrevistas que realizamos en Buenos Aires, en Historia de una transmisión pudimos contar también con la entrevista a Luis Felipe Noé, realizada ya después de nuestro viaje de vuelta por Ana Longoni y Santiago Suárez Longoni. Además, con Andrés Duque nos encontramos vía Skype con Juan Risuleo, que vive en Los Angeles, y, en Madrid, Barcelona y Vigo, entrevistamos a Carmen Cuñat, Carmen Galiano, Miquel Bassols, Enric Berenguer, Vicente Palomera, José Rodriguez Eiras y Javier Pérez Montoto.
[5] García, Dora: Oscar Masotta: Segunda Vez, Cahier No. 2., Oslo, Torpedo Books, 2018.