Una vicisitud pulsional
Miembro del Consejo de Enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP). Docente del Seminario Anual de Pragma- Instituto de Enseñanza e Investigación en Psicoanálisis (APLP), Miembro de la Red AAPP (Red de Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas), miembro del staff de Analytica del sur- Psicoanálisis y crítica-, autora de diversos artículos publicados en libros y revistas de psicoanálisis.
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Este año en el Seminario del Instituto Pragma trabajamos la temática “Arreglos y desarreglos frente al mal vivir”. Uno de estos arreglos frente a la pulsión es el de la sublimación y así llegamos a la lectura del libro Las paradojas de la sublimación (1),y a su Presentación en Pragma Crítica junto a Alicia Dellepiane y Carolina Sanguinetti.
El libro está compuesto por quince artículos de diferentes autores compilados por Myriam Soae, que son el producto de la investigación de cada uno de ellos; y que como señala Vicente Palomera en el “Prólogo”, el resultado de una transferencia de trabajo que tiene en su origen a Germán García y el Centro Descartes. De hecho, encontramos en su lectura que muchos de los trabajos dialogan y abrevan en un texto de Germán García “La sublimación, los textos de Freud” y otras referencias de lecturas propuestas por él. Si bien el libro contiene una amplia variedad de referencias y aristas referidas al concepto, dentro y fuera de la enseñanza de Freud y Lacan, podemos ubicar dos problemáticas que lo atraviesan: la relación paradojal sublimación-pulsión y la relación de la sublimación con lo sublime.
Voy a tomar algunos detalles de tres artículos que espero causen la inquietud de ir a leer el libro, y que me permitan ubicar algunas de las particularidades que contiene el concepto de sublimación para el psicoanálisis.
Transformación de las primeras marcas
El término sublimación está presente desde los inicios en los intereses de Freud, en su correspondencia con Fliess. Se trata de un concepto en boga en la época y que Freud intenta definir y explicar desde el psicoanálisis naciente.Además estará presente a lo largo de toda la obra freudiana aunque no tenga un artículo dedicado específicamente a él. Myriam Soae pesquisa en el primer artículo de su autoría, “Marcas de infancia”,los planteos freudianos y señala que: “… se aprecia el carácter que quiso imprimirle a este destino pulsional desde los primeros desarrollos, otro destino posible a la represión, a la transformación en lo contrario y a la vuelta sobre sí mismo”(2).
Un modo de situar en la teoría este otro destino pulsional que elude a la represión lo encontramos en el texto ya mencionado de Germán García, donde plantea lo propio de la sublimación en el trabajo de trans-formación.La sublimación produce una trans-formación a diferencia de las formaciones que sustituye y que la sustituyen.
“Trans: al otro lado de / más allá de. Formación: elementos que entran en relación de concatenación y de sustitución. (…) Formación (Bildung) designa un proceso y un resultado: 1) Formación de síntomas (implica falla de la represión y retorno de lo reprimido); 2) Formación de reacciones (una modificación del sujeto que Freud llama «carácter» en la neurosis obsesiva, una modificación en la constitución del objeto en el caso de la histeria); 3) Formación de compromiso (satisfacción por transacción de exigencias opuestas); 4) Formación de sustituciones (satisfacción simbólica con desplazamiento donde subsiste lo reprimido). En cambio, la transformación operada por la sublimación se encuentra más allá de todas estas operaciones de la represión, puesto que la sublimación es la transformación de una pulsión (parcial) en valor cultural y supone el goce de esa transformación.”(3)
Ahora bien, esta transformación trabaja con el montaje pulsional que brindan las huellas de satisfacción infantiles y que, como plantea Myriam Soae, el adulto intenta recrear en la producción artística. Se trata de esas“primeras marcas de satisfacción, efecto de las palabras sobre el cuerpo”. Y recuerda que ya en “Tres ensayos…” Freud plantea que la sublimación es energía sexual desviada en su mayor parte de su uso sexual y aplicada a otros fines; esa energía se drena a otros campos: el interés por las artes, el saber, la ciencia y las producciones culturales en general. Una energía que Freud no duda en calificar de sexual, puesta a producir, crear, saber, inventar.Para ejemplificar, retoma en este primer artículo el ejemplo freudiano de Leonardo Da Vinci y la obra de Walter Benjamin. “Tanto los recuerdos dibujados de Leonardo como los narrados por Walter Benjamin ‘lo traído’ se hace presente configurando un horizonte que no es otro que el de la trama del deseo, que se repite concienzudamente para volver una vez más a exonerar la satisfacción (siempre parcial), aquella que Freud ubicaba como el sello indeleble del primer goce vital. Esas sublimaciones que trasladan, umbrales mediante, a los goces de la infancia y que salvan relanzando el goce de la vida”. (4)
Producción de valor
Otro artículo al que quiero referirme es “La sublimación, límites y ambigüedades” de Karen Monsalve, que inicia con dos citas de epígrafe: “Las cosas más elevadas y las más viles están por doquier vinculadas las unas con las otras de manera muy íntima” de Goethe. Y “Cualquier obra de arte es simultáneamente un documento de barbarie” de Walter Benjamin. Para luego recordarnos que Freud en “El malestar en la cultura” “advierte que entre “las satisfacciones más finas y superiores”y aquellas “más groseras, primarias” hay una “íntima juntura”, que colocará en el centro de lo que a esa altura ya es “el problema de la sublimación”. La sublimación reúne ambas satisfacciones, y sin distinguir lo horroroso de lo sublime.
Este problema implica no confundir la sublimación con lo sublime (lo elevado), en tanto la primera trata, como venimos diciendo, del proceso de transformación de una pulsión, y lo sublime involucra el reconocimiento del otro sobre un objeto, lo que pone en juego las valoraciones del yo, los ideales. La sublimación produce valor, de hecho, es un requisito planteado por Freud, debe recibir la valoración como reconocimiento social; pero ¿cómo se produce dicho valor?
“El valor supone que dos elementos diferentes pueden ser permutados partiendo de un punto de equivalencia, es decir, que tiene la estructura de la metáfora (esto es así cuando se habla de valor en economía, en estética, en ética, en lingüística). El valor es el plus de goce que se constituye en la sustitución de un significante por otro (por eso la sublimación es el goce de la trans/formación misma y no se refiere a los objetos transformados).” Diferencia que nunca abandona Freud entre Sublimierung (sublimación) y Hoheit(lo sublime). Pero además aclara que “El valor, aunque aparezca como oponiéndose al deseo del sujeto, sólo se opone a su placer porque introduce el discurso del goce.”(5)El goce se produce en esa transformación misma de una pulsión parcial, que resuelve, sorteando a la represión, el encuentro con la falta de satisfacción en juego en la sexualidad.
Volviendo al trabajo de Karen Monsalve, me parece importante insistir sobre la idea de que lo sublime no es una condición necesaria para ubicar un proceso de sublimación; y en su artículo encontramos un apartado titulado“Lo inmundo y la sublimación”, donde muestra cómo el objeto de arte -en tanto producto de la sublimación- puede tener un carácter abyecto o inmundo, lo que no anula la transformación pulsional en juego. En este punto, recuerda una clase de Graciela Musachi en donde sostiene que el objeto en el cenit de la civilización contemporánea no es la mirada, como rápidamente pensaríamos, sino el objeto anal-que se aleja de la idea de lo sublime-.Escribe la autora: “Haciendo pie en los textos freudianos “carácter y erotismo anal” y “Sobre las transposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal”, ella rescataba el peso que esta organización de la libido tiene en la experiencia analítica, y sobre todo su relación íntima con la cultura y la sublimación (a través de las ecuaciones simbólicas: caca-regalo-niño-pene-dinero… en su función significante).”(6)
Planteo que nos permite señalar dos cuestiones: una, que el valor de goce en juego en la sublimación no se rige por lo elevado de su creación, ni por su belleza, sino por la creación discursiva que contiene esa sustitución significante (metáfora) que es la que crea valor; y dos, recordar que “La obra de sublimación no necesariamente es la obra de arte, bien puede ser muchas cosas más, incluido lo que estoy haciendo aquí con ustedes, que no tiene nada que ver con la obra de arte.”Como señala Lacan en su clase del 8 de marzo de 1967 (7).
Hacer con el vacío
En el Seminario 14, La lógica del fantasma Lacan pone en relación a la sublimación con la repetición y nuevamente con la falta,ahora con esa falta propia del acto sexual que no hay (falta-en-ser, falta en el goce del Otro). Para plantear que la sublimación parte de la falta y con la ayuda de esta falta construye su obra, que siempre es reproducción de esa falta.
La sublimación opera con la falta, pero sin anularla, taparla, negarla o reprimirla. Ya a la altura del seminario sobre La Ética del psicoanálisis Lacan la proponía como un modo de satisfacción pulsional en relación a un objeto irrepresentable, frente a una nada, que se volvía pasible de ser representada vía la sublimación,por ejemplo: la Dama o la muerte.
En este punto, voy a remitirlos al artículo “La Dama y el cofre” de Andrea Buscaldi, que tiene como subtítulo: “El Significante Dama del Amor Cortés y “El motivo inconsciente de la elección del cofre”, (este último es el título de un texto de Freud de 1913); en él la autora se detendrá no solo en el destino de la pulsión sexual, sino también en el de la pulsión de muerte para plantear que la sublimación permite dar alguna representación a dos imposibles de representar: lo femenino y la muerte. Pero lo hará poniendo en evidencia que esta operación no tapa el vacío, sino que lo recrea, lo repite, lo trae, lo conserva.
Un ejemplo de esto lo encontramos en la figura del Amor Cortés que “hace de su imposibilidad su estar al servicio del amor”. Y agrega: “Si bien el Amor Cortés aconteció no sólo como teoría sino como práctica (Leonor de Aquitania, por ejemplo), la Dama del Amor Cortés es una función netamente simbólica. De ahí su denominación:significante dama. (…) Un invento hecho de puras palabras. Más precisamente una creación lírica y poética, ya que el trovador le pone letra y música. Es como el alfarero, pero en lugar de modelar el significante vasija, modela el significante dama.”(8)
Recordemos la definición aforística que Lacan da sobre la sublimación:elevar el objeto a la dignidad de la Cosa, entendiendo a esta última como la parte de real afectado por el significante. Esta Cosa, estará representada por un vacío, precisamente en tanto ella no puede ser representada por otra cosa o con más exactitud, ella sólo puede ser representada por otra cosa. Lacan sostiene que en toda forma de sublimación el vacío es determinante, tanto que afirma que todo arte se caracteriza por cierto modo de organización alrededor de ese vacío.
Para terminar, quiero contarles el ejemplo sobre el amor cortés y la figura de la Dama que Andrea Buscaldi toma en su artículo, y que refiere al escritor Macedonio Fernández. Lo trae de la mano de Germán García, quien compara a Macedonio con un amante cortés. “Para el viudo, todas las mujeres son las misma: Elena Bellamuerte es un significante dama. Por otro lado, es notable el modo en que Macedonio nombra su propia escritura: Belarte, “tender un velo sobre la muerte, hacer de ese velo el estandarte de la muerte, hacer del museo de la novela el escenario de un velorio”. Belarte: bellas artes, velar, velorio. La belleza, la muerte y su velo.” (9)
Hay una pregunta, no explicitada,que encontramos en algunos de los textos y es si la sublimación ofrece al sujeto un nuevo destino. Podemos contestar que sí, pero sólo para algunos.
y…
Sólo queda agregar para los interesados en este concepto y su actualidad clínica,que la lectura del libro Las paradojas de la sublimación los acercará tanto a la enseñanza de Freud y de Lacan, como alas referencias necesarias ligadas a la lingüística, la literatura, la filosofía, la historia del arte, entre otras. Además de encontrarse con las complejidades del concepto al ser puesto en tensión con otros conceptos afines como son: la creación, la metáfora, la alegoría, la invención.
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Escrito a partir de la Presentación del libro Las paradojas de la sublimación, actividad de Pragma Crítica-APLP-, en la que también participaron Alicia Dellepiane (una de las autoras del libro) y Carolina Sanguinetti. La misma se realizó el día 6 de septiembre de 2024 en la ciudad de La Plata.
Notas:
1. Soae, Myriam (Compiladora), Las paradojas de la sublimación, Grama, Buenos Aires, 2023.
2. Soae, Myriam: “Marcas de infancia”, Las paradojas de la sublimación, Grama, Buenos Aires, 2023. Pág.19.
3. García, Germán: “La sublimación los textos de Freud”, Psicoanálisis, una política del síntoma, Zaragoza, Alcrudo editores, 1977. Pág 68.
4. Soae, Myriam: “Marcas de infancia”, Las paradojas de la sublimación, Grama, Buenos Aires, 2023. Pág.26.
5. García, Germán: “La sublimación los textos de Freud”. Pág 70.
6. Monsalve, Karen: “La sublimación, límites y ambigüedades”, Las paradojas de la sublimación, Grama, Buenos Aires, 2023. Pág.30.
7. Lacan, Jacques: Seminario 14, La lógica del fantasma, Paidós, Bs As, 2023. Pág 208.
8. Buscaldi, Andrea: “La Dama y el cofre”, Las paradojas de la sublimación, Grama, Buenos Aires, 2023. Pág. 56 y 57.
9. Íbid, Pág. 63.