Registros de la transferencia
«A diferencia de Breuer, y por la causa que fuese,
la actitud que adopta Freud le convierte en el amo del temible pequeño dios.
Opta, como Sócrates, por servirle para servirse de él.
Aquí, en este servirse de él, de Eros -todavía teníamos que subrayarlo-,
empiezan para nosotros los problemas. Porque servirse de él, ¿para qué?»
Jacques Lacan. Seminario 8 La Transferencia (1960 -1961)
Psicoanalista. Miembro de la Red AAPP. Miembro de la Asociación de psicoanálisis de Misiones. Docente del Instituto Sigmund Freud. Responsable de la Biblioteca Freudiana de Oberá. Responsable de la edición del Boletín Ring- el despertar de cada uno en red- (Boletín de la Red AAPP)
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La transferencia presente: cadena asociativa y amor
El invento freudiano del analista es el de quien opera por un deseo en una práctica que no es sin la transferencia. ¿Qué rastros, registros y elaboraciones encontramos sobre ese concepto fundamental en la obra freudiana y en aquellos casos clínicos que desde su particularidad se han erigido como paradigmáticos? Responder a tal pregunta nos lleva a un recorrido por algunos artículos de Freud siempre en dialéctica con la lectura que Lacan hizo de ellos.
Fotografía: Carolina Sanguinetti; @hornero.urbano
La primera mención del término “transferencia” se ubica en el pasaje del hipnotismo a la asociación libre, punto nodal en tanto muestra que para Freud lo primero es la cadena asociativa en la que se desplaza un afecto sobre la representación del analista; tomando entonces al amor como un error sobre la persona. En “Estudios sobre la histeria” hacia el final del texto, entre tropiezos, fracasos y detenciones del método, en la “psicoterapia de la histeria”, expone un tipo de resistencia: aquella que se juega entre el neurótico y la persona del analista. Al investigar la idea patógena se interpone en la consciencia de la enferma sus diferencias con el analista, apareciendo el obstáculo de tres maneras. Primero la enferma se cree descuidada u ofendida por el analista existiendo la posibilidad de haber oído algo contrario sobre él o el tratamiento, todo lo cual se supera con explicaciones aclara Freud. También aparece el temor a la dependencia del analista, resistencia extendida entonces a todo el tratamiento. Finalmente, como tercera posibilidad, la transferencia al analista de representaciones desplacientes emergidas durante el análisis. He allí una “falsa conexión”. Ante ello, ante el amor como “error sobre la persona” responde la abstinencia (o sea ni consentir ni sofocar según apunta Freud en “Observaciones sobre el amor de transferencia”) y el deseo del analista. Encuentro contingente, que constituye lo inédito ante los fenómenos de la transferencia para servirse del amor, para ir hacia un saber y un deseo desconocido. “Servirse” como establece el párrafo citado arriba del Seminario VIII que orientó la segunda clase del seminario de la red AAPP “La transferencia un hecho nuevo”, dictada por Leticia García y de la cual este escrito es efecto.
La respuesta a la pregunta del por qué del surgimiento de la transferencia en la cura se despliega en el texto freudiano “Dinámica de la transferencia”. Las condiciones de amor (efecto de las disposiciones innatas y las experiencias infantiles) se repiten con los objetos, siendo la parte inconsciente de esas condiciones de amor -clisé- las que juegan su papel en la transferencia al analista, ubicándolo en una serie psíquica y en más de un solo lugar, constituyendo así máscaras o capas del analista en la transferencia. Esas mociones del inconsciente permiten saber sobre el deseo en su carácter de “presente” en la transferencia. Lo que Jacques Lacan retomará en el desarrollo de una enseñanza que va desde la articulación de la transferencia al fantasma (1) a despegarla de la repetición ya a la altura del Seminario 11, tal y como señala Eric Laurent en su seminario “Entre transferencia y repetición”. Específicamente en el Seminario 8, La transferencia, en la clase XII (2), Lacan luego de establecer al sujeto en relación al deslizamiento de la cadena significante y de ubicar al deseo como deseo del Otro se orientará a mostrar con la transferencia las consecuencias de ese sujeto de deseo en el interior de la práctica analítica. Lacan usa El banquete de Platón para introducir la transferencia por otra vía que la de articularla a un automatismo de la repetición o al registro de la necesidad, registro que lleva a un callejón sin salida como al que llegó Daniel Lagache y su articulación de la transferencia al efecto Zeigarnik (3). Se trata más bien de la transferencia como una ficción creada que involucra al analista, tal y como sucede con los fenómenos del inconsciente producidos en tanto formación para ser escuchados por el Otro. Así afirma Lacan que la transferencia se manifiesta en la relación con alguien a quien se le habla.
El comentario del dialogo platónico llevará a pensar la estructura del amor constituida por dos posiciones o lugares: erastés (en falta y por lo tanto el que desea como amante) y erómenos (el que tiene, el amado). La metáfora, según muestra la operación de Sócrates ante la declaración amorosa de Alcibíades, opera pasando de amado a deseante, de tener a la falta en relación a un vacío.
En las entrevistas preliminares, señaló Leticia García, el que llega a un análisis está en una posición de no saber lo que le pasa (no sabe lo que tiene como erómenos) pidiendo al analista resuelva dicha falta de saber. Allí es el analista el que, desde su deseo como tal (en posición de erastés), apuesta a que haya allí un inconsciente, por la regla fundamental, haciendo que desde un significante llave se despliegue la cadena de palabras en busca de saber la causa del síntoma. Inconsciente no ontológico sino ético. Cuando la metáfora se produce, el analizante es causado en su deseo de saber (cambiando su posición a erastés) a partir de la presencia del analista, que Lacan en su enseñanza precisará como el que a partir de ese momento (en tanto erómenos), tiene el lugar de objeto a, objeto causa.
Ejemplos paradigmáticos
Entre los historiales clínicos de Freud se pueden observar maniobras transferenciales en la dirección de la cura. En el comentario, hecho por quien escribe, de la clase del seminario de la red AAPP ya mencionada se trabajaron dos casos puntuales de Freud.
En “Análisis fragmentario de una caso de histeria (Caso Dora)”, la joven de 18 años llega por una transferencia generada del padre para con Freud y con dos sueños pone en juego claves transferenciales. El caso tal como lo titula Freud es fragmentario e incompleto; como el relato histérico, con olvidos y lagunas, evidenciando así el mecanismo de la represión. Freud en su interpretación hace jugar la sexualidad infantil y el complejo de Edipo a partir del amor al padre por parte de Dora como forma de ocultar el deseo al señor K. Luego del relato del primer sueño -que es el sueño en el que la casa se incendia, ella se viste y la madre quiere poner a resguardo un cofrecillo de joyas siendo reprochada por el padre de Dora- Freud hace el pequeño experimento de preguntarle a Dora sobre las cerillas que hay en la mesa de su consultorio. E interpone una interpretación por el lado de que jugar con fuego lleva a que los niños se mojen en la cama y que la mamá no quería evitar que arda el cofrecillo sino que se moje, etc. En respuesta Dora dice que luego del sueño sintió olor a humo y que eso no había comunicado antes. La interpretación de Freud establece que el sueño tenía que ver con él, ya que en las sesiones cuando ella no quería asociar sobre un elemento él le decía “no hay humo sin fuego”. A la vez él se pone en serie con el padre de Dora y el Señor K en tanto los tres eran fumadores impenitentes. El hecho de que ella no haya comunicado en un principio el haber sentido el olor a humo señala lo enfáticamente reprimido en ella: el deseo de recibir un beso del señor K, que tendría sabor a humo por ser él fumador. Y eso pone en juego la transferencia con Freud de recibir un beso de él, también fumador. Como se ve hay una insistencia, con la transferencia de por medio, de saber el deseo de Dora. Y sobre ese punto es que ella hace el acting de abandono de las sesiones. Por lo tanto el caso se presenta como ejemplar en cuanto al manejo de la transferencia: en el epílogo Freud comenta la interrupción del caso y plantea que la transferencia es una reedición de impulsos y fantasías durante el análisis y que él no se “adueñó a tiempo de la transferencia. Dora supone así un punto de vuelco para Freud en tanto establece la transferencia como algo del orden de lo estructural más que de lo coyuntural.
Por su parte el segundo sueño advierte que la duración del tratamiento y la espera de sus efectos se le hacían demasiado largos. Lo cual es representado en el sueño por el tiempo que le toma a ella bordear el lago o el tiempo en que permanece mirando el cuadro de La Madonna. Ahí Freud remarca el error de no pescar que su principal interés era la señora K, interés que denomina “tendencia ginecofílica”. Lacan ubica al respecto que Freud superpuso elección de objeto sobre identificación. En “La dirección de la cura y los principios de su poder” plantea que Freud fuerza el amor sobre el objeto de la identificación: en el caso Elizabeth Von R su cuñado y en Dora el señor K. Cuando más bien se trata de una identificación al señor K, porque es él que debería desear a la señora K, la que sabe sobre el misterio de la feminidad. Por ello la frase del señor K en el borde del lago cuando le dice que su mujer no es nada para él genera el acting del cachetazo. Porque si no es nada para él la Sra. K queda afuera y no hay un deseo más allá de Dora, la mujer que encarne la feminidad.
En el caso del “Hombre de las ratas” de entrada se plantea la transferencia previa: el joven acude a Freud luego de haber leído “Psicopatología de la vida cotidiana” e inicia su relato con informes sobre la vida sexual, algo que Freud indaga y obtiene como respuesta que lo hizo para corresponder a sus teorías. He ahí un rasgo de la obsesión: reducir el deseo a la demanda.
El caso es ejemplar en tanto muestra cómo se relaciona la novela familiar y el mito individual del neurótico con el síntoma y el sufrimiento obsesivo y a la vez enseña sobre el síntoma en transferencia. Sobre el final del apartado “La causa precipitante de la enfermedad” Freud sitúa que dicha causa está en relación a tener que elegir entre la mujer bonita y pobre o la mujer rica que le aseguraba el porvenir (al igual que el mito familiar del padre que tuvo que elegir entre dos mujeres) y ante este dilema decide enfermar. Esa explicación no es aceptada por el paciente en primera instancia pero llega a convencerse con el auxilio de una fantasía de transferencia: se cruza con una joven en el consultorio de Freud y supone que si él lo trata bien es porque anhela que sea el novio de esa joven que cree es la hija. A ello se suma un sueño en el que aparece esta joven con los ojos llenos de estiércol, lo que Freud traduce como anhelo de casamiento con ella por el dinero. Luego en el último apartado del caso antes de la parte teórica titulado “Complejo paterno y la solución de la idea de las ratas” aventura la hipótesis (4) de que en su infancia el padre hubo de intervenir como perturbador de su goce sexual, pero ante ello el paciente niega la existencia de una hostilidad contra el padre infantilmente adquirida y latente aún. Por lo tanto recurre Freud al “doloroso camino de la transferencia”: él era injuriado e insultado en los pensamientos y fantasías diurnas mientras que en presencia su paciente le manifestaba el mayor respeto. A ello se suma el recuerdo de lo colérico que era el padre adquiriendo así el Hombre de las ratas la convicción de la interpretación hecha por Freud. En consecuencia la interpretación se confirma por los efectos fenoménicos transferenciales, surgiendo el material que permite una visión completa de un caso enmarcado en la identificación al padre, quien también había contraído una deuda de juego de cartas. Así se articulan significantes que ordenan el caso: deuda (spielratte), ratas (Ratten), plazos (Raten) y matrimonio (heiraten).
Dos cuestiones en Lacan. En la conferencia en la escuela de filosofía del año 1953 “El mito individual del neurótico” plantea una estructura de cuatro elementos en el mito; en primera instancia el padre, el amigo del padre, la joven pobre y linda y por último la madre del H. de las ratas. Luego esto da lugar en la eclosión de la neurosis a una estructura en la que están el sujeto, el teniente A (a quien debe pagarle la deuda de los anteojos según el capitán cruel) y las dos damas: la mujer del correo y la hija del fondista. Hay una doble deuda: la del dinero y la de decidir sobre la mujer, y en la imposibilidad de que estos dos planos se reúnan está el drama neurótico. Finalmente aparece Freud en el punto en el que fantasma y mito se reúnen en la relación con el analista: Freud primero aparece como amigo en tanto el paciente tenía un amigo que le aconsejaba, luego se desencadenan fantasmas agresivos, pero no solo es porque Freud substituye al padre (que es lo que el propio Freud enfatiza) sino que figura como el que quiere darle a su hija, siendo así esta hija de Freud una mujer que desdobla a su amada.
Respecto al lugar de Freud en la transferencia los post freudianos cuestionaban el adoctrinamiento a la teoría que hacía ante el H. de las ratas. Lacan responde en “La dirección de la cura y los principios de su poder” en el apartado “¿Cuál es el lugar de la interpretación?” Estableciendo que no se trata del saber sino de la verdad: en el caso hay interpretaciones inexactas pero verdaderas. Lo inexacto reside en que es la madre quien propone una conveniencia del matrimonio con una mujer mientras que Freud interpreta que el padre aparece como interdictor del goce y del matrimonio con la mujer que amaba. Pero eso inexacto toca el núcleo de verdad ligado al padre, señalando así el lugar del Otro en la neurosis obsesiva, lugar llenado por un muerto.
Ambos casos son evidencia de un Freud confiado en el inconsciente como saber no sabido. Evidencia que va desde la rectificación subjetiva a Dora -reenviándola a su verdad y su rol en el desastre que denuncia- hasta la insistencia al Hombre de las ratas de implicarlo continuamente, poniendo en juego la articulación del sujeto al goce.
Para concluir, registros de la transferencia: error, falso enlace, obstáculo, instrumentos pero también creación que incluye al analista, para que este se sirva y opere desde adentro, no sin el pecado original freudiano.
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* Escrito a partir de la segunda clase del Seminario 2022 de la red de Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas (AAPP), dictada el sábado 11 de junio del 2022, que inició con una introducción de Christian Gómez, luego continuó con la clase dictada por Leticia García para luego pasar a los comentarios de quien escribe.
Notas:
(1) En “Intervención sobre la transferencia” Lacan expresa en la página 219: “…la transferencia no es nada real en el sujeto, sino la aparición, en un momento de estancamiento de la dialéctica analítica, de los modos permanentes según los cuales constituye sus objetos”
(2) Clase del 1 de marzo de 1961 justamente titulada por Miller como “La transferencia en presente”.
(3) Efecto según el cual algo que no sido completado o que quedó interrumpido insiste en la memoria.
(4) Freud describe al padre y ubica que el paciente desde pequeño pensaba en la muerte de él, para recibir cariños de una niña al compadecerse; luego cuando gozó con el coito pensaba que era tan placentero que merecía la pena matar al padre por ello. A su vez la actividad onanista apareció tiempo después de la muerte del padre. Y por último comenta el ritual de abrir la puerta a media noche como si su padre fuera a aparecer y se miraba el pene en el espejo. En este ritual dice Freud que por un lado alegraba al padre que lo encontraría estudiando a esa hora y por otra lo disgustaría con el goce. Evidencias que lo llevan Freud a interpretar al padre como interdictor del goce.
Bibliografía:
– Freud, Sigmund. Estudios sobre la histeria. Obras Completas. Tomo I. Traducción de López Ballesteros. Ed. Biblioteca Nueva.
– Freud, Sigmund. “Observaciones sobre el amor de transferencia”. Obras Completas. Tomo II. Traducción López Ballesteros. Ed. Biblioteca Nueva.
– Freud, Sigmund. “La dinámica de la transferencia”. Obras Completas. Tomo II. Traducción de López Ballesteros. Ed. Biblioteca Nueva.
– Freud, Sigmund. Análisis fragmentario sobre un caso de histeria (Caso Dora). Obras Completas. Tomo I. Traducción López Ballesteros. Ed. Biblioteca Nueva.
– Freud, Sigmund. Análisis de un caso de Neurosis obsesiva (Caso El hombre de las ratas). Obras Completas. Tomo II. Traducción López Ballesteros. Ed. Biblioteca Nueva.
– Lacan, Jacques. El Seminario – libro 8: La transferencia (1960 – 1961). Paidós.
– Lacan, Jacques. “La dirección de la cura y los principios de su poder” En Escritos II. Ed Siglo XXI
– Lacan, Jacques. “El mito individual del neurótico” en Intervenciones y textos 1. Manantial.
– Laurent, Eric. Entre transferencia y repetición. Pomaire.
– Laurent, Eric. “El nacimiento del sujeto supuesto saber” en Revista Lacaniana n° 8. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana.