Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 10 • Octubre de 2020 •

dominancias
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¿Qué sujeto en la urgencia?
Miedo – angustia – trauma

Inés García Urcola

Psicoanalista. Miembro del Instituto Pragma- APLP. Miembro de la Red AAPP (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas). Actual coordinadora de Consecuencias de la clínica, del Instituto Pragma. Autora de diversos artículos publicados en libros y revistas de psicoanálisis.

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Andrea Mac Micking. @andremacmickingphoto

 

Ante todo quiero agradecer la propuesta de Enrique Acuña de poner en marcha el dispositivo de ACUS como una rápida respuesta frente a la situación de pandemia que nos permitió pensar la acción lacaniana en el hecho social, y que implicó no solo la posibilidad de brindar un servicio a la comunidad por la vía de una escucha atenta del padecimiento subjetivo, sino también enmarcar este dispositivo dentro de una investigación clínica. La jornada de hoy entonces es una primera comunicación sobre este dispositivo y las preguntas que se han ido desprendiendo del mismo.

En este sentido la propuesta del Director de Enseñanzas para mi intervención se centró en los términos miedo, angustia y trauma. Se trata de términos que se encuentran en el discurso común de quienes nos demandan un tratamiento, y que también tienen su historia dentro de los discursos de la salud mental. En relación al término angustia las clasificaciones de la psiquiatría lo han reemplazado por el de ansiedad y sus diferentes trastornos, principalmente hoy el tan mentado ataque de pánico bajo el cual se presentan muchas de las urgencias subjetivas; con respecto al término miedo, éste se liga al de fobia en unas clasificaciones que han ido sumando los diferentes tipos de fobia en una lista interminable; por último el trauma ha sido renombrado como stress.

En este sentido Enrique Acuña (1) habla de un modo de aparición de la angustia contemporánea con un rostro más amigable hacia la ciencia que hacia el psicoanálisis, es decir que se dirige a un discurso que no se orienta por la causa, y desconecta al sujeto del lenguaje. Se trata de síntomas mudos que llaman al tapón del psicofármaco o de las terapias orientadas por las tecnologías del yo.

En varias oportunidades hemos hablado de la importancia de tener en cuenta el contexto de una época en torno a los significantes que ordenan las presentaciones; en este sentido también vemos hoy cómo se habla en los medios masivos de comunicación sobre los efectos de la pandemia o de la cuarentena(2), en la llamada salud mental. También asistimos al llamado al recurso de las normas de psicohigiene como solución para todos, es así como surgen temas tales como la importancia de que los niños salgan a pasear, de que los corredores puedan hacerlo, del tiempo de conexión en el teletrabajo, etc.

Estos llamados plantean también la idea de trauma vinculada a lo que Eric Laurent llama el trauma generalizado. En “El revés del trauma”(3) se referirá a la operación a partir de la cual el término trauma es reabsorbido en el de stress, sobre todo a partir de finales de la década del setenta, lo que vuelve al trauma “una perspectiva general de aproximación de los fenómenos clínicos ligados a las catástrofes individuales o colectivas de la vida social.”

Con respecto al concepto de trauma, vimos en la segunda clase del seminario anual(4) cómo Freud lo retoma de Charcot en relación a la etiología de la histeria, y nombra su carácter sexual. No me detendré en el recorrido de la evolución del término, pero sí me parece importante situar en “Inhibición, síntoma y angustia” la conexión del trauma con la angustia porque allí es donde podemos comenzar a pensar en una función de la angustia y no en la angustia como un déficit, en la angustia no como un trastorno a erradicar sino como lo que no engaña y es preciso atravesar.

Allí, como sabemos, Freud cambia su teoría de la angustia. Si anteriormente se trataba de un exceso de energía no descargada, aquí podemos decir que se trata también de un exceso pero en el que, a diferencia de la concepción anterior, interviene el yo. La angustia es generada por el yo frente a lo que Freud va a llamar la situación de peligro; una situación de peligro que se trata de un peligro interno, la exigencia pulsional, pero que representa un peligro externo para el yo, tras lo cual se produce la represión como defensa del yo. Como dice Jacques-Alain Miller “Esto dice Freud, quien escribe ′Inhibición, síntoma y angustia‛ para explicar que revisó sus concepciones con el objeto de hacer de la angustia el motor de la represión. Lacan traduce esto exactamente en términos de objeto-causa, implicando la causalidad en el asunto. Y es que la angustia lacaniana es activa, es decir, productiva” (5).

Freud conectará entonces la angustia al trauma; la angustia como un acontecimiento actual que pone en juego una anterioridad lógica. En este sentido, y justamente en una orientación diferente a la que veíamos en relación al trauma generalizado como stress, Germán García (6) señala que el trauma puede ser algo sutil, no una catástrofe social, sino un significante coyuntural que toque el significante estructural, que evoque un punto de memoria de satisfacción.

De modo que desde el psicoanálisis no podemos plantear cálculos de lo que producirá un acontecimiento social al modo en que hoy escuchamos a los especialistas. Sí podemos plantear una casuística, hacer una investigación sobre los modos de presentación del síntoma y su envoltura formal. Pero lo que constatamos a partir de los casos tratados en el dispositivo ACUS es que seguimos soñando aún en pandemia; el contexto, si opera el deseo del analista, no se devora al texto del inconsciente de cada uno. “Si la subjetividad de esta época activa protocolos sanitarios, en cada sujeto se activan las fantasías propias como defensa a ese real. Ese buen o mal encuentro acontece tanto en una masa comunitaria como en la soledad compartida.”(7)

Retomando la función de la angustia, en que aparece un exceso pulsional, un peligro, que se manifiesta como un afecto con su fenomenología psíquica y corporal, y que con Lacan podemos llamar la irrupción de un real imposible de captar por lo simbólico, su función estará dada por la posibilidad de orientar al sujeto, en el dispositivo analítico, por la vía de la palabra, es decir de la conexión entre ese significante coyuntural y el significante estructural(memoria de satisfacción),hacia la causa de su deseo. Esta es una de las cuestiones que se intenta delimitar en los controles de los casos de ACUS.

Con respecto al término miedo, como decíamos al principio, en el discurso de la psiquiatría fue reabsorbido en las fobias. Freud también lo ha vinculado a la fobia al plantear que se trata de un afecto frente a un objeto, pero que implica una operación de sustitución a partir de la represión, por lo tanto se trata de una solución para el sujeto, es decir un tratamiento de la angustia, en tanto es posible de ser manejada vía la evitación del peligro.

En la conferencia 25 “La angustia”, Freud toma los términos miedo, angustia y terror: “Omito entrar a considerar más de cerca si las acepciones usuales de angustia {Angst}, miedo {Furcht} y terror {Schreck} designan lo mismo o cosas claramente distintas. Creo, tan sólo, que «angustia» se refiere al estado y prescinde del objeto, mientras que «miedo» dirige la atención justamente al objeto. En cambio, «terror» parece tener un sentido particular, a saber, pone de resalto el efecto de un peligro que no es recibido con apronte angustiado. Así, podría decirse que el hombre se protege del horror mediante la angustia.” (8)

Aquí, en la serie miedo, angustia y terror podemos plantear al primero como una operación en la que, como Freud muestra en el caso Juanito, se trata de una solución sintomática que le permite evitar la angustia a través de los circuitos, permutaciones y transformaciones (9). La angustia señal en la que se puede ubicar un sujeto a partir de las coordenadas de desencadenamiento, eso que puede ser algo sutil, que es particular de cada sujeto, y que puede conectarse en el dispositivo analítico con la causa del deseo; cabe agregar aquí la introducción del objeto a, el invento de Lacan, con el que señala que la angustia no es sin objeto. Por último el terror como el trauma original, mítico y estructural, que tanto Freud como Lacan plantearán en relación a un desvalimiento inicial del sujeto y a la entrada del sujeto en el lenguaje.

Para terminar creo que los tres términos planteados, miedo, angustia y trauma, nos permiten cierta avaluación (10) de los casos que se presentan como urgencia subjetiva, en la que se trata de localizar el acontecimiento traumático que genera la angustia como señal, de restablecer la cadena del discurso, lo cual genera alivio sintomático, es decir efecto terapéutico, y la introducción, frente a la prisa de la urgencia, de un tiempo de comprender que permita delimitar un vacío que opere como causa del deseo del sujeto.

Notas:

Texto presentado en la “I Jornada de Atención Clínica de Urgencias Subjetivas A.C.U.S. ¿Qué sujeto para la urgencia?”. El 19/8/2020 por Plat. Zoom.

(1) En “La captación de la angustia por el síntoma”, Resonancia y Silencio. Psicoanálisis y otras poéticas, Editorial Edulp, 2009. Se puede descargar en http://www.aplp.org.ar/Libros%20en%20pdf/RyS-EA.pdf

(2) Cabe la pregunta por quién habla a la hora de los vaticinios sobre los efectos en la salud mental según el énfasis esté puesto en el término pandemia o en el término cuarentena, que hoy en día se vinculan con la posición política de quien profiere los enunciados.

(3) En http://www.revistavirtualia.com/articulos/696/destacados/el-reves-del-trauma

(4) Seminario Anual 2020 del Instituto Pragma – APLP “Lacan: del inconsciente al ser diciente”, Responsable Enrique Acuña, Adjunta Inés García Urcola.

(5) Miller, Jacques-Alain, La angustia lacaniana, editorial Paidós, 2013, pág. 92.

(6) García, Germán, Actualidad del trauma, Grama Ediciones, 2005.

(7) Acuña, Enrique, “PANDEM–INC”, en Microscopía  Número 193, Boletín mensual – Biblioteca Freudiana de La Plata – Abril de 2020 – www.aplp.org.ar.

(8) Freud, Sigmund, conferencia “La angustia”, en Obras Completas, volumen 16, Amorrortu editores.

(9) Circuitos, permutaciones y transformaciones señaladas por Lacan en su análisis del caso Juanito, en el seminario 4 La relación de objeto.

(10) Seguimos aquí los desarrollos planteados por Jacques-Alain Miller en Introducción al método psicoanalítico, editorial Paidós, 1998.

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