Prisioneros de la ciencia -Entrevista al Colectivo GUIAS
Colectivo GUIAS [1]: Fernando Miguel Pepe, María de los Ángeles Andolfo y Miguel Añon Suárez
.
Entrevista realizada por Ana Gutiérrez
Cacique Inakayal
Fotografía de la muestra Prisioneros de la Ciencia
Prisioneros de la ciencia, muestra fotográfica del Colectivo GUIAS, expuesta en el Parque de la Memoria de la ciudad de Buenos Aires del 7 al 22 de junio de 2014. Fotos que retratan a un grupo de aborígenes sobrevivientes de la Campaña al desierto a fines del siglo XIX, que fueron llevados prisioneros al Museo de La Plata donde murieron y sus restos óseos junto a otros, fueron expuestos en sus vitrinas hasta el año 2006. Imágenes que no sólo denuncian un genocidio, sino que visibilizan la memoria histórica de una etnia y la autorizan, transformando su función de documentos científicos en memoria de la identidad de los pueblos originarios.
En la cosmovisión de estos pueblos la representación del cuerpo de la persona muerta, los rituales simbólicos e imaginarios de las prácticas funerarias y de duelo, tienen una dimensión diferente a las de las sociedades occidentales judeo-cristianas. La muerte como alteración ontológica debe ser contrarrestada por una serie de rituales ancestrales transmitidos oralmente a la comunidad, para protegerse de la tristeza e ira del difunto e impedir su regreso, ya que posee intencionalidad y capacidad de accionar sobre los vivos hasta llevárselos al mundo de los muertos. Estos rituales donde se juegan palabras y acciones son condición para el buen vivir de la familia y de la comunidad
En la sociedad occidental los rituales de duelo ya no existen, “la patología es el duelo” (Allouch, J- La erótica del duelo en los tiempos de la muerte seca) y cada uno que pierde un ser querido inventa su propia modalidad para elaborarlo, confrontándose con la castración, velada hasta ese momento por un sustituto del objeto originalmente perdido y en cada duelo particular resignificado.
Enrique Acuña en la revista Fri(x)iones- entre el psicoanálisis y la cultura– Nº2 dice: “Frente a la ciencia que ya no se identifica a la verdad sino a la formación técnica, el psicoanálisis y la etnología, como otras ciencias sociales, se conectan según la pragmática de lo que se quiere demostrar cada vez”.
Ana Gutiérrez
Grupo GUIAS – Grupo de prisioneras; Fotografía de la muestra Prisioneros de la Ciencia
– Cómo nace el colectivo GUIAS, en qué año y con qué objetivos. ¿Hoy han cambiado o son los mismos? ¿Cómo se originó la inquietud de autoconvocarse?
Fernando Miguel Pepe: en el año 2005 en el Museo de La Plata, perteneciente a la Facultad de Ciencias Naturales, participamos del debate que se estaba dando hacia el interior del museo por la no exhibición de los restos humanos que éste alberga. Todo comenzó a raíz de un pedido de las comunidades que reclamaban el retiro, y desde la dirección del museo se convocó a la comunidad académica a discutir sobre el tema. Se juntaron firmas, se hizo una jornada de debate y finalmente se inició un expediente que la Dra. Silvia Ametrano, directora del museo, presentó en diciembre de 2005 en el Consejo Académico. Sorpresivamente, el pedido de las comunidades que contaba con un amplio apoyo de estudiantes, graduados y docentes de la casa, fue desaprobado por el Consejo. Ante ese hecho, con un grupo de compañeros, todos militantes, decidimos juntarnos para apoyar este reclamo. A principios de marzo del 2006 nos reunimos por primera vez. Nos encontramos en la biblioteca del Museo de La Plata a pensar cómo aportar con nuestro trabajo al reclamo de las comunidades. Inicialmente tomamos cinco ejes de investigación: a quiénes pertenecían estos restos humanos; quién, cómo y por qué los había llevado al museo; la existencia de leyes que amparasen el pedido de las comunidades, y qué reclamos se habían realizado anteriormente al museo. El quinto punto de la investigación era el “estado del arte” o sea la recopilación y análisis de todas las publicaciones, a nuestro alcance, relacionadas con estos temas, tanto científicas como periodísticas. Así comenzamos, éramos un grupo muy reducido de estudiantes avanzados y algunos pocos compañeros ya recibidos, y constituimos un Colectivo al que llamamos “GUIAS”: Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social.
Al comenzar la investigación constatamos que muchos de los restos pertenecían a prisioneros de guerra. El grupo más paradigmático de éstos había vivido dentro del museo, había muerto dentro del mismo y había sido exhibido como trofeo de guerra en sus vitrinas. ¡Uno de ellos en el 2006 seguía aún expuesto! Este grupo había sido traído por Francisco Pascasio Moreno, fundador y primer director del Museo de La Plata. Moreno también había recibido “donaciones” de cráneos, que incluían a renombrados líderes de los pueblos originarios, de parte de Estanislao Zeballos, Ramón Lista y otros militares y “científicos”, y así fue formando las colecciones más importantes del Museo de La Plata. Con estos datos iniciales empezamos a vislumbrar el contexto del genocidio en que se formaron las colecciones del museo y el rol del mismo en su legitimación. Hallamos que había una ley nacional que amparaba el retiro reclamado por las comunidades, la ley nacional N° 25.517, que no estaba reglamentada, pero en su artículo 2° planteaba que debían ser dignamente conservados los restos que no fueran restituidos. Entendíamos que la exhibición de restos humanos, contradiciendo el articulado de la ley, no era ética ni digna, y principalmente era rechazada por los Pueblos Originarios.
También hallamos entre los reclamos que tenía el museo que había pedidos de restitución por el Toki Kalfukurá que databan de los años 2000 y 2001, que nunca habían sido atendidos. Y uno de los hallazgos más preocupantes fue que la institución en el año 1994, cuando había realizado la restitución del Longko Inakayal, quien había muerto dentro del museo, se había quedado con su cerebro, cuero cabelludo y oreja izquierda.
En relación a los objetivos, apenas comenzamos a impulsar el retiro de exposición de los restos humanos del museo, consideramos que era extraño que hubiesen restituido al Longko Inakayal en 1994 y que dejaran en el museo los restos de su mujer, quien ni siquiera tiene nombre registrado. Una invisibilización absoluta. Nos propusimos entonces sacar el tema a la luz, visibilizarlo, pedir la restitución de los restos, es decir, no sólo retirarlos de exhibición, sino restituirlos. Estos objetivos fundantes los hemos cumplido en cierta medida. Retiramos en el mismo 2006 todos los restos de exhibición e iniciamos el largo camino de la restitución a sus comunidades, pero todavía estamos luchando para llevarlas a cabo, ya que hay mucha resistencia dentro del Museo de La Plata, llevamos ocho de militancia y aún la restitución complementaria del Longko Inakayal no se concreta, es un trabajo arduo que lamentablemente nos va a llevar mucho tiempo.
Grupo GUIAS – Maish Kensis; Fotografía de la muestra Prisioneros de la Ciencia
-La muestra fotográfica Prisioneros de la Ciencia que exponen en el Parque de la Memoria, ha estado en distintas partes del país. ¿Podrían contarnos cuál es el tema de la muestra y sus repercusiones?
María de los Ángeles Andolfo: la muestra que está actualmente en el Parque de la Memoria, tiene cuatro núcleos temáticos: el primero es sobre las colecciones del museo donde, como se ve en las fotografías, había en las vitrinas una sucesión de más de ochenta esqueletos, de miles de cráneos, de mascarillas mortuorias, fetos, etc., con la intención de mostrar a las mujeres y hombres de las comunidades como partes del pasado.
Un segundo núcleo, el más importante, versa sobre los casos paradigmáticos de los prisioneros que murieron en el mismo museo: el Lonkgo Inakayal, su mujer, Margarita Foyel hija del Lonkgo Foyel, una fueguina que también convivió con ellos llamada Tafá y Maish Kensis, un jovenyámana de Tierra del Fuego, quien llega al museo en el año 1886 y es obligado a trabajar en distintas tareas, de portero, de ayudante de los investigadores, y a quien Moreno le regala un traje de funebrero, obligándolo a preparar los cadáveres de los que iban muriendo dentro del museo para después exhibirlos en las vitrinas. Otro de los núcleos temáticos está compuesto por un conjunto de fotografías que son tomadas en una expedición llevada a cabo en 1906 al ingenio La Esperanza en Jujuy, por investigadores del museo. Estos investigadores retratan de manera denigrante a las mujeres y hombres de las comunidades que eran sometidos en el ingenio a trabajo esclavo. Y por último se puede ver en la muestra el caso de la niña “Damiana”, de la comunidad Aché quien, luego de la matanza de su familia en Paraguay, su tierra natal, es apropiada con tan solo dos años por el Dr. Ten Kate y Charles de la Hitte del Museo de La Plata, quienes la llevan a la ciudad de La Plata y la entregan a la familia de Alejandro Korn donde es criada como sirvienta. El encargado de las colecciones de restos humanos del museo platense, Adolf Lehmann-Nitsche le toma fotografías en las cuales “Damiana” es obligada a posar desnuda, y dos meses después de este abuso ingresa su esqueleto a las colecciones del museo platense y envía su cabeza al museo de Berlín. Caso que cerramos con las restituciones que realizamos en el 2010 desde La Plata y en 2012 desde Alemania.
Miguel Añon Suarez: Es importante destacar que las fotos sacadas tanto en el ingenio La Esperanza como a Damiana no eran para estudios antropométricos, porque no está aplicado el método científico de la época. Adolf Lehmann-Nitsche transforma muchas de esas fotografías en postales para la venta. Él hace una descripción y toma medidas, pero éstas no entran en el tipo de medidas antropométricas clásicas de la época, no aparecen en las fotos, ninguno de los elementos de medición establecidos en ese momento.
La muestra fotográfica, paradójicamente, fue inaugurada en el museo de la Patagonia “Francisco Moreno” en el año 2010, en el marco de la presentación de la muestra del Archivo General de la Nación Wingka Malo-Campaña del Desierto. Y las reacciones de la gente fueron de distinto tipo, algunos rechazaron este conocimiento negándolo, sosteniendo que el Perito Moreno es un héroe civil, otros no quisieron entrar porque el sufrimiento que les provocaba era demasiado, pero en general ha tenido un recorrido muy exitoso, con una muy buena repercusión. Nos llena de orgullo que haya sido expuesta, entre otros lugares, en los espacios recuperados: La Mansión Seré, La Casa de La Memoria de Resistencia, Chaco y en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex ESMA), todos ellos ex centros clandestinos de detención, tortura y exterminio
– Damiana, fue rebautizada cuando fue restituida por los ancianos Aché con el nombre “Kryygimai”, ¿que podrían decir respecto a esto?
María de los Ángeles Andolfo: El día de la matanza de la familia de Damiana es San Damián en el santoral católico, vemos que era una forma de recordar el momento de su apropiación. Cuando los ancianos Aché la rebautizan como “Kryygimai”, haciendo referencia a un pequeño animal de la selva, un armadillo, se resignifica la historia, ya que los Aché nos informan que ese armadillo está desapareciendo junto al retroceso de la selva paraguaya en manos de los sojeros, y ellos explican que sus niños desaparecen en manos del blanco que los utiliza como mano de obra; los niños como peones y las niñas como sirvientas. Y mai es un sufijo Aché para nombrar a los muertos.
– ¿Porque creen ustedes que los prisioneros de los pueblos originarios considerados “trofeos de guerra” que estaban en el museo, murieron la mayoría al año de llegar?
María de los Ángeles Andolfo: pareciera que tenían la muerte predestinada en el Museo de La Plata para formar parte de sus colecciones: el Lonkgo Inakayal, su mujer, Margarita Foyel, Tafá y una chiquita de 7 años que todavía no hemos identificado mueren todos juntos al inicio de la primavera del año 1887, se da esta seguidilla de muertes producto de enfermedades curables para la época. También es curable la enfermedad de Damiana, que muere a los 11 o 12 años.
– Estos señores: Francisco P. Moreno, el Dr. Ten Kate, Charles de la Hitte, Lehmann-Nitsche, etc. lograron tener una colección de huesos humanos importante…
Miguel Añon Suarez: Sí, en realidad la colección originaria empieza con mil cráneos que tenía Moreno, se acrecienta con trescientos que dona Estanislao Zeballos, continúa con la colección que agrega Ramón Lista, y luego con los que aporta otro gran coleccionista de restos humanos Carlos Spegazzini, un famoso botánico italiano que en Argentina tiene una impresionante “colección” de restos de hombres y mujeres de pueblos originarios, que son asesinados o fusilados por el ejército o la policía, a quienes él conoce vivos y después de muertos los lleva al Museo de La Plata. La gran mayoría de los investigadores que pasaban por el museo, coleccionaban restos humanos para la institución. El museo posee una colección de más de diez mil restos óseos humanos. Hoy mismo también día a día se acrecienta el “patrimonio” del museo. Pero hoy el contexto es otro, en aquel momento histórico los traían vivos o los conocían vivos y los traían después de ser asesinados.
– Cuentan en su libro Antropología del genocidio, que Moreno le escribe a su padre que tiene la cabeza de Catriel “no quiero separarme de esa joya, la que me es bastante envidiada”, ¿Qué podrían decirme sobre esto?
Miguel Añon Suarez: Es tan preciado el cráneo del Cacique Cipriano Catriel, que desde el año 1999 hay un pedido de sus descendientes a Parques Nacionales, que lo conserva en el Museo Francisco Moreno de Bariloche, y se resiste a entregarlo. Recientemente se firmó un convenio entre Parques Nacionales y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, adhiriendo a la ley de restitución, reglamentada por este gobierno, así que esperamos que Parques finalmente se digne a devolver la cabeza tan preciada por Moreno y sus custodios actuales.
Grupo GUIAS – Margarita Foyel; Fotografía de la muestra Prisioneros de la Ciencia
– Frente a la muerte, suponen, ¿Qué concepto de duelo y qué ritual simbólico tendría el sujeto aborigen y su cosmovisión como diferente a la concepción occidental judeo-cristiana?
Fernando Pepe: La diferencia la vemos inmediatamente en la ceremonia de restitución. El ritual Aché por ejemplo, implica tocar los restos de la persona difunta, ellos pasaron de mano en mano el esqueleto post craneal de Damiana. Es una diferencia sustancial con el ritual judeo cristiano, o de otras comunidades. Los rituales de inhumación en América son infinitos y acompañan a la cosmovisión de los distintos pueblos originarios. En todas las comunidades el ritual de despedida del muerto es muy importante, en la comunidad Mapuche es cerrar el ciclo y que vuelva a ser tierra. La comunidad Aché sufrió un genocidio durante la dictadura de Stroessner, y tienen muy cercana esta historia, donde ni siquiera les pertenecen sus muertos, ni su territorio. Hoy los restos de Damiana descansan en un lugar escondido del bosque ancestral de los Aché sureños.
A los pueblos originarios se les ha negado hasta eso, no poder hacer el ritual a la memoria de sus muertos, muy parecido a lo que pasó acá con los desparecidos de la última dictadura cívico militar, que fue otro genocidio y ese es uno de los muchos puntos que nos une a las Madres, tenemos tumbas sin muertos y muertos sin tumbas.
– ¿Cuál sería para ustedes, el rol social que debe tener un museo y ¿Qué creen, que debe “preservar” un museo?
Fernando Miguel Pepe: El rol actual del Museo de La Plata, al ser un museo universitario, es diferente a un museo ordinario. Como todos los museos el rol principal es el educativo, al Museo de la Plata lo visitan miles de estudiantes por mes, más de ochenta mil al año. Pero a la vez hay una fuerte presencia de la investigación dentro del mismo museo que lo hace especial. Actualmente hay casi ochocientas personas relacionadas a la institución. Nosotros vemos que en el museo se representa muy bien, por ejemplo, la historia geológica del mundo, la evolución de la fauna y flora, etc. Los fósiles de la megafauna argentina y de los dinosaurios son increíbles, el mueso tendría que enfocarse principalmente en ellos. Entendemos que no se puede representar cabalmente a las comunidades originarias, que no son piezas de museo, y menos aun armar un museo sin su consentimiento ni su participación en ninguna de las instancias. Entonces entendemos que ahí hay un problema grave, sobre todo si lo representado en el museo esta basado en un genocidio. En su fundación el museo tuvo otro rol, un rol geopolítico que consistía en consolidar la ocupación del territorio de La Pampa–Patagonia por el estado roquista, afirmando que la Patagonia no era chilena, no era de los pueblos originarios, sino de Argentina; y principalmente que las comunidades estaban en vías de extinción, así no podían reclamarlo.
El recorrido del museo es como un espiritual evolutivo, comienza con el meteorito Kapper, un meteorito sagrado de los tehuelches, que paradójicamente representaba en su cosmovisión el castigo que le había dado la divinidad a una mujer tehuelche por la apropiación de los recursos naturales de la comunidad, por lo cual era transformada en este meteorito. Moreno, que conocía este mito, se lo apropió y comenzó el recorrido del museo con el meteorito. Sigue con las eras geológicas, pasa por los dinosaurios, por la megafauna del cuaternario y en sus orígenes continuaba su recorrido evolutivo en las salas repletas de vitrinas con miles de cráneos y esqueletos pertenecientes a los pueblos originarios, para terminar con una locomotora de ferrocarril, queriendo demostrar así, de manera falaz, que los Pueblos Originarios eran parte del pasado evolutivo. Que eran seres primitivos, salvajes que estaban en vías de una extinción inevitable, producto de la evolución, ocultándose el genocidio que se estaba llevando a cabo simultáneamente.
Grupo GUIAS – Mujer del Cacique Inakayal; Fotografía de la muestra Prisioneros de la Ciencia
– Han restituido y localizado muchos restos humanos de distintas comunidades de pueblos originarios, de Argentina y de América ¿Por qué consideran que es una reparación histórica?
Fernando Miguel Pepe: En la restitución de restos humanos que hicimos en las comunidades Mapuche y Tehuelche de Río Negro, el gobernador pidió perdón en nombre del estado provincial, y el pedido de perdón es el primer paso para la reparación histórica. La reparación plena viene con la recuperación de los territorios, que es el objetivo final de la lucha de los pueblos originarios. Hay actualmente una ley de relevamiento territorial en ejecución, lo cual es muy alentador, vemos que hay un camino hacia la reparación histórica, pero es el inicio. Porque para comenzar con una reparación histórica hay que reconocer el genocidio, y los muertos de ese genocidio han sido declarados patrimonio del estado. Como nos enseña Walter Benjamin: “La presa, como ha sido siempre costumbre, es arrastrada en el triunfo. Se la denomina con la expresión: patrimonio cultural.”
Lo importante del trabajo del Colectivo GUIAS es que ha puesto en relieve la evidencia material del genocidio. Los pueblos originarios lo saben muy bien, nadie se los tiene que enseñar, está en la memoria colectiva, en la tradición oral que transmiten y en su realidad diaria muy presente. Nosotros solamente aportamos las pruebas materiales del genocidio, la historia que está escrita en los restos óseos nos relatan cómo fueron asesinados. Por ejemplo en los casos de Caibú, la madre de Damiana, de los caciques Qom Pichón y León, y otros N.N. se pueden apreciar las lesiones de los sablazos y los balazos con que fueron abatidos. Reitero: estamos ante las pruebas materiales del genocidio de los pueblos originarios.
Notas:
[1] El colectivo GUIAS es una organización autoconvocada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Sus objetivos fundantes son atender los reclamos realizados por los Pueblos Originarios, de no exhibición y restitución a sus comunidades, de todos los restos humanos que forman parte de “colecciones arqueológicas”, en especial los 10.000 restos humanos que se encuentran en el Museo de La Plata.