Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 8 • Diciembre de 2018 •

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Lo tragicómico. Una versión del exilio

Enrique Acuña

(1959-2021) Fue Psicoanalista, Miembro A.P. de la escuela de la Orientación Lacaniana (E.O.L) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (A.M.P). Director de Enseñanza de la Red A.A.P.P, del Instituto PRAGMA-APLP, Instituto Sigmund Freud, Biblioteca Freudiana de Bahía Blanca, Biblioteca de Oberá. Fundador y asesor de la Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandu. Fundador de las revistas: Conceptual, Fri(x)iones, Analytica del Sur (virtual). Autor de Resonancia y silencio y compilador de: Las paradojas del objeto en Psicoanálisis, Curarse del lenguaje, Locuras y psicosis y Vidas pulsionales.

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I

Oscar Masotta cayó justo ahí, en el lugar vacío que la historia dejaba en 1975 cuando llega a Barcelona con el exilio obligado por la irrupción del fascismo en Argentina. Es el momento justo, después que la muerte del Generalísimo Franco deja nacer una España más libre, para entrar con un Programa de lectura de Freud que conduce al pensamiento de Lacan. Se trata, entonces, de una posición política que obliga a inventar un estilo que se apoya en el oxímoron de lo tragicómico, ahí donde la agudeza del genio permite salir del estado de excepción.

 

Gonzalo Elvira. La historieta. 2017. Tinta sobre papel, 100 x 70cm

 

La secuencia que sigue este texto ya había sido puesta a en Buenos Aires como el conocido Programa—Masotta. Se trata de un plan que tiene como moneda de cambio una que es un índice-temático académico y otra cara que es la verdad de su fuerza vinculatoria. Un invento de ocasión tanto en la estrategia de leer entre líneas como la potencia de un futuro convocante en hacer Escuela.

Estos efectos permiten revisar su retorno histórico: un año después de su muerte se puso en acto una política de olvido de su enseñanza, cuando en Caracas (1980) algunos analistas argentinos se encuentran con Lacan sin ese programa vinculatorio —una escuela criolla— a lo que se suman las contradicciones propias de vivir bajo una dictadura: reciben un contragolpe su autodisolución bajo el peso del significante “lacanoamericanos”. El olvido entonces, no puede explicarse desde un límite conceptual —faltaba en la lista una referencia al objeto a, como el mismo Masotta dice— ya que, el concepto de lo real está articulado en la consideración del goce, sino por una decisión de aquellos que fueron sus alumnos en un cálculo Colectivo. A veinte años, comprobamos por un lado la permanencia de aquel índice temático (sabemos que en la Argentina es usado por cátedras universitarias de psicoanálisis como introductorio) y por otro de observan las consecuencias incalculables de su proyecto institucional.

II

En la presentación del libro, Enric Berenguer delimita al menos tres cuestiones que justifican la transcripción de estas clases, de aquel estilo masottiano que va de la chispa al rigor, en el ambiente genial del pintor catalán Guinovart.

1) Se trata de un programa de trabajo que es una pro—pedéutica, es decir una preparación a la lectura de Freud que permite la recepción de Lacan. En este caso Masotta ordena los textos desde el concepto de significante lacaniano para explicitar un orden de razones que permite acceder a una lógica de los conceptos, sin superponer Freud con Lacan.

2) Hay un eje temático facilitador a partir del seminario La carta robada que conduce a la tríada Edipo-falo-castración y que no puede repetirse en aforismos (“Había ya visto a entusiastas de los textos de Lacan persistir durante meses y años con el Discurso de Roma, sin descubrir más que aforismos de quien sabe qué seudofilosofía del lenguaje”). Son las condiciones para que los textos se subrayan de nuevo respondiendo a aquello que aún no dicen.

3) También, como en aquella Buenos Aires de 1974, se trataba de parodiar un trayecto de lecturas, remedar el movimiento de lector que Lacan hace con Freud & riesgo de crear otra versión. El prólogo describe a esos grupos de estudio de “un argentino con espíritu vanguardista” y también el contexto del psicoanálisis en España, donde por malentendido o por ortodoxia, no parecía una empresa intelectual atrayente. Es necesario entonces crear el clima previo a la fundación en 1977 de la Biblioteca Freudiana de Barcelona. Para aquella biblioteca de Masotta el libro será un pretexto para difundir el psicoanálisis, haciendo pasar el pequeño grupo a una posterior Escuela: “El proyecto de Masotta, no estaba plenamente desarrollado a su muerte en 1979 (…) la Biblioteca Freudiana se desarrolla conducida por Germán L. García”. Un Grupo que luego participará en la fundación que genera Jacques-Alain Miller como Escuela Europea de Psicoanálisis”.

 

En la Argentina algo indestructible de ese deseo se hace metonimia en una serie de fundaciones que, con el regreso García, toma forma en diversas ciudades: las Bibliotecas Freudianas, que realizan un cierto retorno a Masotta bajo la modalidad de un futuro anterior.

 

III

En este libro que comentamos, el programa se verbaliza a modo de seminario y en un propio retorno a Freud al hacer brillar detalles que causan interés. El punto de partida es la teoría del significante para explicar el Edipo como un relato que tiene una imposibilidad lógica (Leyéndolo uno recuerda al Cándido, el que lee de nuevo —en este caso La disolución del complejo de Edipo— línea por línea, con el encanto de descubrir) pero para acceder a su punto más álgido, superador de aquello que se formulaba en la Introducción a los Ensayos lacanianos: “En cuanto estructura el complejo es el esqueleto de la fantasía, la que introduce el nivel mítico, el universo de la amenaza y de la culpa; mientras que el temor no es sino la forma del destino del sujeto varón en la cuadratura de la estructura”.

 

En la clase titulada “La vida erótica de los sexos” Masotta explica los avatares de la vida amorosa que se desprenden de los textos freudianos para considerar hasta dónde Lacan puede ir más allá (Seminario Las Relaciones de objeto) al deducir la promoción de lo simbólico en la estructura del deseo a partir de la falta radical del objeto en la sexualidad del hablante. Aquí, se demora en precisar la función del deseo como bisagra para superar la posición sacrificial del amor y separar el goce del cuerpo.

 

En las primeras clases la argumentación considera la estructura organizada a partir del complejo de Edipo, maqueta de relaciones significantes que causan un efecto subjetivo como en el cuento de E. A. Poe, donde se ilustra el desplazamiento del significante dividiendo a quien posee la carta, como un rasgo que se esfuma apenas aparece. Masotta observa que el uso que hace Lacan de la trama es similar al de Freud con la Gradiva de Jensen, en la medida que es una apelación al ejemplo literario como matriz vacía de significación. Más adelante, luego de sugerir leer a Freud por su incompletud más que por una cronología o totalidad, explica por qué el falo imaginario, deviene simbólico y sus consecuencias de identificación. Por último, diferencia lo imaginario del narcisismo en la tensión agresiva del yo y su articulación con lo real de la pulsión, nueva vuelta de tuerca a los desarrollos de un trabajo anterior: El modelo pulsional, aquí se trata de las modalidades del amor, deseo y goce. La pulsión, dice, implica la relación del sujeto con el goce, pero “como lacanianos no buscamos un saber sobre la sexualidad sino la relaciones del saber con la sexualidad”.

 

El capítulo “Respuestas del Sujeto” es una demostración del avance en la doctrina de Freud que presenta las teorías sexuales, la novela familiar y las fantasías como defensa a la castración. Al enigma sexual que encierra el síntoma se responde con una teoría construida como fantasma, aislando luego un resto de satisfacción. Las variaciones del Edipo en la mujer por el análisis de la homosexualidad femenina, permiten explicar el concepto de “interés libidinal” que ubica diferencias en los sexos con respecto al amor. El amor se define ahí como “sacrificio del interés fálico” al dar lo que no se tiene, de ahí que nos vemos obligados a recorrer las Contribuciones a la vida erótica para mostrar la estructura en la creación de los divinos detalles. El goce será entonces el “usufructo real del objeto”. Es interesante que para enseñar esta dimensión clínica recurre a la retórica y a las inflexiones verbales. Si el deseo “pertenece al subjuntivo” donde el verbo se conjuga como podría haber sido dejando un futuro como en el mecanismo de formación del sueño, “el goce pertenece al indicativo”, es decir exige que el objeto tome su propiedad con la fijeza de algo actual. Por último, el placer queda subrogado a un principio conservador del presente y viene a seguir una ética del término medio entre la espera del encuentro con el objeto deseado y  la exigencia de recuperarlo.

 

IV

Así llegamos al final de las lecciones con el hilo conductor que se separa entre lo masculino y lo femenino: al análisis del caso Juanito como una llamada al padre y de Leonardo como el de la madre fálica con relación a los modos de gozar frente a la castración. También es la ocasión de separar el narcisismo como unicidad y la pulsión que responde a un dualismo planteando al sujeto como siendo “entre-dos”. Los ejemplos aquí llegan nuevamente de la literatura donde se presenta lo siniestro a partir del fenómeno del doble, cuestión que ya había investigado en su estudio crítico sobre Roberto Arlt, en tono autobiográfico pero a la vez de testimonio del analizante-analista que fue Masotta. En esta lección se deduce una cierta correspondencia entre el objeto teórico del psicoanálisis y aquello que determina lo sexual, un objeto tan lábil como bizarro, fragmentario y parcial “como el hombre de Frankestein”.

 

Pero volviendo a nuestra cuestión inicial, es sorprendente su reflexión final sobre los valores estéticos y éticos del psicoanálisis. Al oponer el ideal del yo como estético al imperativo del superyó que dicta el deber ser, se trata de generar otra ética que no sea del superyó, es decir un nuevo valor que hace que el psicoanálisis se transforme en una ideología que no estaba entre las otras, en la medida que cuestiona el valor de los emblemas sociales ya constituidos. Se trata de hacer una política que acceda a otra cosa que no sea “la imbecilidad” de los intelectuales cuando deben tomar posición con las ideologías de su época, alusión tal vez a sus colegas, al dolor del exilio y a la experiencia de disolución de su Escuela Freudiana que, por fallida no fue utópica ya que aún funciona como el objeto causa de antiguas y nuevas traiciones y pactos.

 

Hablará entonces de cómo la responsabilidad subjetiva en el goce que aparece como horror y que podríamos decir es la inclusión externa del sujeto con su propio campo de concentración. Al considerar este hay en O.M. una forma inédita de hacer política, el psicoanálisis es ubicado como corte con los valores positivos o negativos de un proyecto de izquierdas, pero también de derechas, para ir un paso más allá de la contradicción que toca al individuo. Si hay una conexión entre los deseos del sujeto y los objetos sociales de goce, lo trágico, dice, es que “el analista no puede oír el significado en su valor social, cuando lo oye, en ese momento mismo no es psicoanalista. Entonces, lo que se podría proponer sería resolver la contradicción por la acción. Pero una resolución por la acción no resuelve el problema”. ¿A quién hablaba sino a ese Otro que en la extimidad había quedado en una Argentina desgarrada por una acción llamada lucha armada y su otro criminal?

 

Saber de ese real que no se resuelve en la acción guerrera obliga a otra sociedad, aquella que Masotta esperaba en su acto de fundación que le otorga su autoridad en el campo del psicoanálisis. Es la salida al héroe trágico, aquel que frente al valor del sacrificio ofrece el deseo de algo nuevo cuando logra inventarse como un sujeto cuyo discurso insiste en realizarse.

 

Texto de Enrique Acuña publicado en su libro Resonancia y silencio -Psicoanálisis y otras poéticas, EDULP, La Plata, 2009

Notas:

Por esos efectos actuales producidos por el encuentro de la enseñanza con la historia es que nos interesa el libro Lecturas del psicoanálisis: Freud Lacan’ clases “en español” de aquel noviembre de 1975, en especial la lección titulada “Valores estéticos/valores éticos” pues consideramos que ahí se observa mejor la posición política del autor con respecto al contexto argentino de la época donde los campos de concentración quedaron negados por la dictadura militar, cuestión a la que Masotta alude constantemente.

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Analytica del Sur Número 1. Aparición en web: julio 2014.

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