Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 7 • Marzo de 2018 •

universales
This page as PDF

Lo inconsciente en la época de la psicopolítica

Sebastián Ferrante

Miembro y docente del Instituto Pragma -APLP. Coordinador e integrante del dispositivo de Atención Clínica de Urgencias Subjetivas - A.C.U.S.- Responsable del grupo de investigación “Una hystoria del psicoanálisis”.

» E-mail al autor

Introducción

El texto introductorio para este Coloquio cita en su epígrafe una frase de Lacan (“El sentido del síntoma depende del porvenir de lo real; por lo tanto, del éxito del psicoanálisis”). Se trata de una indicación lacaniana: si el porvenir del psicoanálisis depende de lo que suceda con lo real, no puede ser indiferente al tratamiento que le otorgan tanto la ciencia como la religión.

Se puede hipotetizar –habría que investigarlo- que la permanencia del psicoanálisis en más de cien años de historia fue a condición de ser un síntoma de la ciencia y de la cultura en cada época. Nunca bien acogido, el mismo Freud da cuenta en varios pasajes de su obra de “la tormenta de indignada repulsa” que provocó su aparición, descontando que fue a partir de lo rechazado por la ciencia de la época –la medicina, la neurología- que el psicoanálisis encontró su objeto y su condición de posibilidad.

El panorama actual es bien diverso en un punto, pero como analistas nos exige respuestas. El estado de la ciencia no es el mismo, las presentaciones sintomáticas mutan con las diferentes coyunturas, y es necesario que el psicoanálisis sea sensible a los contextos, pero sin traicionar sus principios ni sus fundamentos.

En el marco de los abordajes en el Curso Anual de Enrique Acuña en el Instituto Pragma –particularmente el segmento que dedicó a la lectura y comentario del texto de Lacan “La tercera”- y partiendo de una recomendación suya, me interesó tomar dos textos de Byung-Chul Han para interrogar e hipotetizar sobre el posible destino del sujeto del inconsciente, el estatuto y la condición de posibilidad del psicoanálisis y de la práctica analítica en la era actual, que este autor designa como psicopolítica digital.

Milo Locket – S/T

Byung-Chul Han

Byung-Chul Han es filósofo y ensayista nacido en Seúl, Corea, en 1959 (actualmente tiene 58 años) y estudió letras y filosofía en Alemania. En 1994 se doctoró en la Universidad de Friburgo con una tesis sobre Heidegger. Actualmente reside en la ciudad de Berlín, donde es profesor de Filosofía y Estudios culturales en la Universidad de las Artes. Entre sus escritos –ensayos relativamente breves, la mayoría escritos en los últimos 5 años, lo cual es indicio de cierta actualidad, apogeo y moda de este autor- están La sociedad del cansancio, La sociedad de la transparencia, La agonía del Eros, En el enjambre y Psicopolítica, traducidos y publicados aquí por Herder Editorial.

Dentro de sus influencias, además de Heidegger, están Michel Foucault, Jean Baudrillard, Giorgio Agamben, Walter Benjamin, Gilles Deleuze, Félix Guattari y Freud, aunque realiza varias críticas al psicoanálisis e incluso se atreve a proponer redefiniciones en la teoría lacaniana. Más bien, se podría decir que su diagnóstico de la época no deja lugar al psicoanálisis en la medida que la subjetividad derivada del capitalismo neoliberal, como veremos, se termina devorando por completo al sujeto del inconsciente. Jorge Alemán lo ubica en el grupo de ensayistas que insisten en que “el crimen perfecto del Capitalismo neoliberal se ha realizado definitivamente” (1). A mi entender, su descripción sobre la época parece acertada y pertinente, y aunque Chul Han sea radical en su concepción, de sus enunciados se pueden extraer algunas claves –sobre todo en lo que pasa por alto en sus teorizaciones-. Para comentar, voy a tomar dos de sus ensayos: En el enjambre y Psicopolítica, y contraponerlo con algunos textos e hipótesis de Enrique Acuña.

Psicopolítica: de la masa freudiana al enjambre digital

Primeramente, hay que puntualizar que la psicopolítica se propone como una forma de ejercicio del poder a nivel de las masas que, por tener como objeto la dimensión psíquica de los hombres, se presume superadora y más eficaz que la biopolítica, en la medida que esta última tenía como fin el disciplinamiento de los cuerpos. Su eficiencia radica en que, a diferencia de la óptica del Big Brother, el psicopoder carece de perspectiva. (2) Ya no se trata, afirma Chul Han, de quebrar resistencias ni forzar a la obediencia. En la psicopolítica, el poder actúa invisible, silencioso y sutil, al punto tal que los sujetos se someten de manera voluntaria y apasionada, no concientes y presumiéndose libres.

Del carácter invisible del poder y la sutileza en su ejercicio ya había dado cuenta Edward Bernays, el sobrino de Freud. En su libro Propaganda (1928) destaca que el poder que perdió el rey fue ganado por el pueblo, a partir de lo cual el acto de gobernar consiste en la manipulación inteligente de los hábitos y opiniones de las masas. Afirma: “Quienes manipulen este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder”. A partir de ello va a proponer que la propaganda es el mecanismo por el cual se expanden las ideas a gran escala y se instalan creencias, reconociendo su eficacia cuando provoca la aprobación de las masas. (3) Bernays se está apoyando en las teorías de Freud. En Psicología de las masas y análisis del yo (1921), Freud postula una doble ligazón libidinosa como condición para la formación de la masa: una vertical, con el conductor (que eventualmente puede ser sustituido por una idea); y otra horizontal, entre los individuos de la masa.

Los actuales horizontes son algo diferentes al de 1927, ya que como parte de las bodas entre la ciencia y el capitalismo, Chul Han afirma que asistimos a una revolución digital. Ya no se trata de “masa”, sino de un enjambre digital. Estrictamente, afirma, que “el enjambre digital no es ninguna masa porque no es inherente a ningún alma, a ningún espíritu. El alma es congregadora y unificante. El enjambre digital consta de individuos aislados”. (4) Es bueno recordar que para Freud, mientras más fuertes son esas relaciones de comunidad, con tanto mayor facilidad se forma a partir de los individuos un “alma de la masa”, y tanto más llamativas son sus manifestaciones. En el enjambre digital faltaría esa ligazón libidinosa que hace que las masas sean duraderas, consistentes, y sobre todo políticas. Lo importante es que el estudio de las masas de Freud se desprende de un análisis del yo. Es decir, por tratarse de identificaciones yoicas, todo se resuelve en operaciones imaginaras entre el yo y el objeto puesto en el ideal del yo.

De esto se desprende una primera conclusión provisoria: habría en la era de la psicopolítica digital un fortalecimiento de los yoes, de las identificaciones a nivel imaginario, aunque sin conformar una masa, tal como la describió Freud en 1921. De esta situación imaginaria, la función del psicoanálisis será extraer de la masa social cada singularidad, interrogando por el rasgo significante que une al sujeto con la masa, desplazando al yo en su identificación imaginaria, introduciendo un elemento simbólico.

La paradoja de la libertad

Para Byung-Chul Han, la época actual es el capitalismo que en su versión neoliberal se caracteriza por producir un sujeto con rasgos específicos. Si el término “sujeto” significa estar sujetado o estar sometido, de ello se desprende que cuando hablamos de sujeto necesariamente hacemos referencia a eso a lo cual está sujetado, es decir, a un Amo. Ahora bien, ¿Qué sucedería si el sujeto se liberara de este Amo, quedando libre? ¿El nuevo Amo es su propia libertad? De ello surge lo que este autor designa como la paradoja de la época: la libertad como coacción. (5) Lo que antes se percibía como conflicto de clases o dialéctica del Amo y el esclavo, para este autor quedan disueltos. El neoliberalismo, dice, “elimina la clase trabajadora sometida a la explotación ajena. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona.” (6) Caído el Amo y levantadas todas las prohibiciones, habría lugar para una libertad sin límites, sin obstáculos ni conflictos. Para Byung-Chul Han, “El yo como proyecto, que cree haberse liberado de las coacciones externas y de las coerciones ajenas, se somete a coacciones internas y a coerciones propias en forma de una coacción al rendimiento y la optimización.” (7) El resultado es un fortalecimiento del yo a partir de los ideales de empresa, autonomía y autogestión que comandan las identificaciones, pero siempre a nivel imaginario, no sintomático.

¿Qué esconde este planteo? Para Jorge Alemán (8), “hacer desaparecer el conflicto para sumergir todo en el consenso neoliberal” es quitarse de encima el superyo y anular lo inconsciente. Chul Han se saltea el planteo freudiano de “Escisión del yo en el proceso defensivo”, donde resalta que el conflicto entre la realidad y la satisfacción es resuelto por el yo con dos reacciones contrapuestas, pero ambas válidas y eficaces, al precio de asumir la angustia, y en el mejor de los casos formar un síntoma. Es decir, ya sea en la renuncia o en la coacción a la libertad, hay satisfacción, porque el superyo es sobre todo una instancia que ordena gozar. Cuando Han habla de un yo que colabora voluntariamente con la coacción, olvida el goce que de allí se puede extraer, y no menciona que lo que acontece en la época es la sustitución de un imperativo por otro: en otras palabras, la pulsión no se extingue. En todo caso, si en las sociedades disciplinarias de la época freudiana se prohibía gozar, ahora gozar es una orden. Y hay otra cuestión a tener en cuenta: la escisión del yo es el antecedente del sujeto dividido, y por ende del síntoma. Será en la medida que ese goce se torne paradójico (es decir, que amalgame una satisfacción con el sufrimiento), que pueda dar lugar a un conflicto inconsciente.

Reforzamiento del yo

Hay ciertamente, tal como afirma Acuña citando a Lacan (9), predominancia de tecnologías del yo que promueven un “enchapado imaginario”, refiriéndose al refuerzo de los mecanismos defensivos del yo como respuesta a cualquier manifestación de angustia, que en esta época neoliberal es sentida como un atentado a los “ideales” de “optimización” y “rendimiento”. Para Chul Han la era digital refuerza el yo en la medida que lo protege de lo real, pero entendido este como realidad externa. Así, afirma que “en las ventanas digitales no está dado el peligro de irrupción de lo real, y sobre todo de lo otro. Como ventanas digitales, nos blindan frente a lo real”. Supone un imaginario universalizado e incluso propone que “lo digital somete a una reconstrucción radical la tríada lacaniana de lo real, lo imaginario y lo simbólico. Desmonta lo real y totaliza lo imaginario”. En otro lugar sostiene que “huimos hacia las imágenes, a la vista de una realidad que percibimos como imperfecta. Aquello con cuya ayuda nos contraponemos a la facticidad, ya sea la de los cuerpos, el tiempo, la muerte, etc., ya no son las religiones, sino las técnicas de optimación. El medio digital deshace la facticidad” (10). Esta afirmación se asemeja al planteo lacaniano del fantasma como máquina que responde al surgimiento de la angustia. El mismo Freud sostenía que las fantasías eran el refugio neurótico frente a realidad frustrante.

Dataísmo

Dice Chul Han que la época de la psicopolítica digital, “avanza desde una vigilancia pasiva hacia un control activo. Nos precipita a una crisis de la libertad con mayor alcance, pues ahora afecta a la misma voluntad libre. El Big Data es un instrumento psicopolítico muy eficiente que permite adquirir un conocimiento integral de la dinámica inherente a la sociedad de comunicación. Se trata de un conocimiento de dominación que permite intervenir en la psique y condicionarla a un nivel prerreflexivo, y “hacer pronósticos sobre el comportamiento humano”, convirtiendo al futuro en predecible y controlable. (11) Según esta idea, el mundo se convierte en un panóptico digital donde sus residentes participan de manera activa, intensa, desnudándose por su propia voluntad. La permanente entrega de información hace que todo se vuelva al exterior, en un imperativo de transparencia que no deja ninguna verdad a ser descubierta. Al ser todo convertido a información y datos, ya no hay interioridad ni privacidad. Todo es exterior, comunicable y transparente.

En su elogio al dataísmo, Chul Han llega tan lejos que atraviesa él mismo todos los límites, afirmando que “a partir del Big Data es posible construir no solo el psicoprograma individual, sino también el psicoprograma colectivo, quizás incluso el psicoprograma de lo inconsciente. De este modo, sería posible iluminar y explotar a la psique hasta el inconsciente.” (12) Así, según la doctrina del dataísmo –que no es otra cosa que la creencia en la mensurabilidad y cuantificabilidad de la vida-, todo se puede decir, todo se puede medir y todo se puede saber.

Si la época consiste en una mercantilización de la vida que todo se consume, tiene que ser por una operación analítica que el sujeto sea extraído en su experiencia singular. Es por el deseo del analista, y apelando a la estructura del lenguaje y la función de la palabra que una necesidad puede devenir en contingencia –empalmando lo inconsciente con lo real de la pulsión-. Solo por el recurso de la palabra se puede recuperar el valor de la experiencia –como valor de uso-, vehiculizado por el saber inconsciente extraído de un análisis, no tan fácil de colocar en el mercado.

A la coyuntura se responde con la estructura

La principal crítica que realiza Jorge Alemán en Horizontes neoliberales en la subjetividad, es que Chul Han confunde historicismo (coyuntura) con historicidad (estructura). En otras palabras, al reducir su visión a un tiempo histórico que es la actualidad, desconoce la dependencia estructural del sujeto respecto del lenguaje, hecho fundamental que se desprende de cualquier referencia a una época determinada.

Diferente es pensar el esquema de Chul Han a partir de la hipótesis que Acuña esbozó en su Curso Anual (13), aquella que consiste en la intersección de dos campos, uno social que determina la subjetividad de la época, que contemplaba el ascenso del objeto “a” al cenit mediante su materialización en mercancías, gadgets y objetos técnicos; mientras que el otro, el psicoanálisis, procuraba rescatar al sujeto del inconsciente, a partir de hacer consistir ese resto que no es absorbido completamente por los discursos, sino que se fabrica a partir de lo no asimilable al discurso capitalista -lo inapropiable para Jorge Alemán-. En la clase del 6 de diciembre, Enrique Acuña sostenía que cuando Lacan habla del ascenso al cenit del objeto se refiere a lo social. En efecto, la frase textual de Lacan dice lo siguiente: “Bastaría el ascenso al cenit social del objeto llamado por mí a minúscula, por el efecto de angustia que provoca el vaciamiento a partir del cual nuestro discurso lo produce, al fallar su producción”. Lacan parte de que el significante representa un sujeto para otro significante. Es decir, el significante no se rebaja al signo, que sí representa algo para alguien. Cuando el objeto asciende al cenit social, dice Lacan, el significante se reduce al signo, se compra cualquier cosa, un coche en particular, y se desemboca, no en la angustia, sino en el aburrimiento (deseo de Otra-cosa). Este balanceo entre la angustia y el aburrimiento es anulado por Chul Han, que afirma que el régimen neoliberal introduce el agotamiento, el síndrome de burnout y la depresión como los padecimientos de la época. No serían entonces dos campos en intersección, sino que el sujeto del inconsciente es absorbido por la dinámica capitalista inherente a esta época de psicopolítica digital.

Algunas conclusiones provisorias

Para el psicoanálisis, se trata de pensar qué estrategias y qué políticas implementar frente al avance del totalitarismo científico, capitalista y neoliberal.

Chul Han no hace más que describir un contexto de avance científico y tecnológico que modela una nueva subjetividad, esto es, una nueva presentación del hombre fortalecido en su yo por mayor disponibilidad de objetos técnicos, con más amplitud y formas de gozar, y sobre todo, de nombrar su goce.

Por mi parte, sospecho que no es del todo seguro que los recursos técnicos que la época pone a disposición del sujeto lo protejan del desamparo fundante. Al contrario, se podría plantear que están dadas las condiciones para sembrar más angustia. Enrique Acuña hablaba de “la máquina descompuesta con la angustia como efecto”. Claro está que no se refería a la rotura de una PC o al robo del celular con la consecuente pérdida de archivos, contactos, fotos, incluso la vida misma, en tanto todo está contenido allí. Más bien, se trata de reivindicar que el aparato del lenguaje está agujereado, y eso es condición de división subjetiva siempre y cuando un analista pueda introducir un equívoco significante. En otros términos, capturar la angustia por el síntoma.

Si tal como sostuvo Lacan, el porvenir de mercados comunes dará como resultado procesos de segregación, como analistas nuestra función es estar al acecho para captar ese objeto segregado, ponerlo en funciones de uso y valores de goce, y no reintroducirlo en el circuito de cambio y consumo, ni reducirlo a sentidos comunes.

——————————

Este texto fue presentado en el IV Coloquio de módulos “El porvenir de lo real”, en el Instituto PRAGMA, el 22 de diciembre de 2017.

Notas:

(1) Alemán, J.: Horizontes neoliberales en la subjetividad, Grama Ediciones, 2016. Pág. 15

(2) Byung-Chul H.: En el enjambre, Herder Editorial, 2014. Pág. 78-79

(3) Bernays, Edward: Propaganda, Editorial Melusina, 2008. Pág. 36-37

(4) Byung-Chul Han Op.Cit. Pág. 16

(5) Idem: Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas del poder, Herder Editorial, 2014. Pág. 7

(6) Idem, Pág. 9

(7) Idem, Pág. 7

(8) Alemán, J. Op. Cit. Pág. 29

(9) Acuña E.: “Y/O: el Sujeto no es el Yo” en: Revista Fri[x]iones-entre el psicoanálisis y la cultura- Nro. 7. Ediciones El Ruiseñor del Plata, 2017. Pág. 12

(10) Byung-Chul Han: En el enjambre. Herder Editorial. 2014. Pág. 36

(11) Idem: Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas del poder, Herder Editorial, 2014. Pág. 14

(12) Idem, Pág. 21

(13) Acuña E.: Curso anual dictado en el Instituto PRAGMA. Clases del 22/11/2017 y 06/12/2017

Bibliografía:

• Acuña, E. (2017). Curso anual 2017. Instituto PRAGMA. Clases del 18/10/17 y 08/11/17. Inéditas.

• Lacan, J. (2015) “La Tercera” en: Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nro. 18. EOL Bs.As.

• Alemán, J. (2016) “Entrevista”, realizada por Germán Schwindt en Conceptual. Estudios de Psicoanálisis Nro. 16

• Alemán, J. (2012) Soledad: Común. Políticas en Lacan, Editorial Capital Intelec, 2012

© Analytica del Sur -psicoanálisis y crítica- es una publicación de la RED AAPP  -Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas-.

email: anaclaudia54@gmail.com

web: analyticadelsur.com.ar

Acuerdo editorial con Revista Conceptual -Estudios de Psicoanálisis- y Revista Fri(x)iones.

Analytica del Sur Número 1. Aparición en web: julio 2014.

Inscripción de derecho de autor Nº5231589

ISSN: 2362-504X


Las opiniones vertidas en los trabajos son de exclusiva responsabilidad de los autores.

Los artículos publicados en el presente número no pueden ser reproducidos en todo ni en partes, por ningún procedimiento sin el permiso de la Asociación y/o del Equipo Editorial de Analytica del Sur.

Dirección:

Ana Claudia Gutiérrez

 


Consejo editorial:

• Leticia García

• Verónica Ortiz

• Christian Gómez

• Fátima Alemán

Corresponsales:

• Daniela Gaviot; Bahía Blanca
• Alejandro Sosa Dias, CABA
• Ricardo Gandolfo; Tucumán
• Claudia Espínola; Posadas
• Fernando Kluge; Oberá
• Celeste Cuadrado; Resistencia
• Leonardo Vera; Mar del Plata
• Martín Gómez; Corrientes
• 
Esteban Pikiewicz; Esquel
• Ivana Chillemi; La Pampa
• Luis Martínez; Neuquén


• Juan Pablo Lucchelli; París
• Kati Álvarez; Quito
• Pablo Sauce; Salvador de Bahia
• Laura Rizzo; Roma
• Héctor García Frutos; Barcelona
• Mara Vacchetta Boggino; Asunción
• Iván Buenader; México DF