Literacidad vernácula, relación intergeneracional con la escritura y la construcción de saberes en los waorani del Ecuador
En este artículo la socióloga Kati Alvarez expone el resultado de una investigación realizada a la cultura waorani, desde el 2001 hasta la fecha, en relación con el impacto, los significados y las consecuencias de la introducción de la educación en dichos pueblos del Ecuador. Según el perspectivismo amazónico, la educación, destaca la autora “… es la única posibilidad de metamorfosearse en el otro ‘civilizado’…” y el desarrollo de su trabajo da cuenta de los puntos de resistencia al sometimiento a la lengua del Otro que se impone como nuevo significante amo. La serie de malestares que ello provoca, y que desde el psicoanálisis podemos nombrar como síntomas evidencian para cada uno esa distancia singular con un saber que se pretende totalizante. En “Análisis terminable e interminable” Freud señala a la educación como una de las tres profesiones imposibles junto a analizar y gobernar, en las que se puede anticipar la insuficiencia del resultado. También Lacan a la altura del Seminario XVII, El reverso del Psicoanálisis habla de estas tres operaciones imposibles que suponen el encuentro con un punto de real como imposible de articular, de dominar por el discurso pedagógico, en este caso. Límite a lo simbólico que en un psicoanálisis conduce a la invención de un nombre singular. En este texto la exploración del campo etnográfico de la particularidad de la cultura waorani nos enseña de ese límite y de los aspectos de invención que requieren de los dispositivos del lenguaje para atravesar ese imposible.
Daniela Gaviot
Socióloga. Tiene una maestría en Ciencias Sociales con mención en Antropología. Doctorado en Historia de Los Andes. Actualmente trabaja como Docente en el Instituto de Posgrado de la Universidad Central del Ecuador.
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Resumen
Algunos grupos waorani mantienen contactos sostenidos con la sociedad nacional desde 1958 cuando el Instituto Lingüístico de Verano contactó al grupo Guikita en Playa Palma. Primero el ILV, luego los misioneros católicos, las empresas petroleras y el Estado ecuatoriano fueron las instituciones, que de una u otra manera, introdujeron el mundo de la escritura y lectura en los waorani. En este artículo se revisa de manera sucinta este recorrido de los waorani junto a la literacidad, la relación intergeneracional con la escritura y la construcción de saberes vernáculos.
Palabras clave: literacidad vernácula, intergeneracionalidad, saberes y conocimientos, waorani.
Introducción
El interés por este tema parte de un inicial debate sobre la literacidad vernácula en los Andes promovida por el Dr. Frank Salomon, al cual acudí, dándose a partir del mismo mi interés por analizar esta temática, y su impacto en las culturas amazónicas del Ecuador. Si bien, y por lo general, la literacidad y sus impactos han sido limitados al campo de la educación formal, y de manera específica a ciertos aspectos de la lecto-escritura, me parece que el abordaje desde la antropología histórica y desde la socio lingüística es una propuesta bastante interesante. Es así que desde estas otras entradas, se mirará a “la literacidad vernácula como una práctica social cuyas señales significativas se observan en la interacción social y en los cambios dialógicos” (Salomon y Niño Murcia, 2011: 32). Por lo que me concentraré en el uso particular que las personas waorani hacen de la escritura; y ésta será analizada en relación con la edad de las personas. Ya que dentro de la cultura waorani, la construcción de los saberes y conocimientos van de la mano con los cambios de percepciones de su entorno socio ambiental, y estas percepciones dependen de sus transformaciones corporales, entre ellas, aquellas que tienen que ver con la maduración de sus cuerpos.
Sin duda varios son los autores a los que me referiré a continuación, pero los resultados de esta investigación son producto de un extenso trabajo etnográfico realizado con la nacionalidad waorani desde 2001 hasta la presente fecha. No quiero dejar de mencionar mi profundo agradecimiento a las personas waorani y además al Dr. Frank Salomon quien supo inspirar esta investigación, y quien además pacientemente la leyó e hizo importantes observaciones, las cuales se incluyen en este artículo.
El uso de las letras en los waorani será revisado en tres espacios: el primero en las instituciones educativas (escuelas y colegios); seguido, en el interior de los hogares y finalmente en sus organizaciones. En este sentido, primero se parte de un recorrido por los procesos de lecto escritura impartidos en las escuelas, y la relación de los niños y niñas con respecto a las letras. Por otra parte, y en el ámbito privado, se examina cómo los chicos y las chicas acceden en sus hogares a los documentos escritos.
Además, se busca relacionar la literacidad vernácula con un rango de edad común en los actuales líderes waorani, y el uso que ellos y ellas hacen del documento escrito en relación a la legitimación como personas fuertes al saber leer y escribir, y al establecer relaciones con la sociedad nacional.
Finalmente, se hace un análisis de la concepción de las personas completas y la literacidad con el objeto de determinar los nuevos componentes para considerar a los dirigentes waorani como personas fuertes legitimadas en su poder en tanto el uso y manejo de la letras. En los tres rangos de edad se ha procurado hacer una analogía con sus prácticas ancestrales de construcción del conocimiento y el aprendizaje.
Pero antes se empieza con una breve contextualización de la cultura wao, especialmente al momento del contacto para así tener una idea del contexto del ingreso de la literacidad en los grupos waorani. Luego se revisa la introducción de la lecto escritura por parte de diversos actores, entre ellos: el Instituto Lingüístico de Verano, el Vicariato Apostólico del Aguarico, las empresas petroleras que trabajan en territorio waorani, y finalmente el Estado. También se hace una aproximación a los niveles de instrucción actual de los waorani, el analfabetismo y la profesionalización. Se examina algo de la reforma curricular y el modelo del sistema educativo intercultural bilingüe y programas pilotos implementados en algunas comunidades waorani.
Algunos elementos de la cultura waorani y su proceso de contacto
Existen presunciones de que los waorani aparecen en Ecuador de migraciones internas venidas de la amazonia brasileña (Rival y Cabodevilla en Narváez, 1996: 33 y Tagliani, 2004: 22). Su idioma es el wao tededo / wao tidido. El primero hablado por los waorani del alto río y el segundo por los del bajo río. Según algunos estudios lingüísticos esta es una lengua aislada, es decir que no se hallan hasta el momento afiliaciones lingüísticas con ninguna otra (Cabodevilla, 2007: 146-150).
En la actualidad, las personas menores de 50 años hablan también el español, sin embargo las personas mayores a este rango no lo hacen, o si lo hacen son muy pocas. El territorio waorani comprende 678.220 Km2., y la mayoría de las comunidades están dentro de los límites del Parque Nacional Yasuní; a lo largo de las cuencas de los ríos Tiputini, Yasuní, Cononaco y Nashiño; y algunos de sus afluentes (Rivas y Lara, 2001: 36). Algunas comunidades waorani están dentro del Parque Nacional Yasuní, (Rivas y Lara, 2001: 123).
A inicios de la era cauchera se tiene el ingreso a territorio waorani de colonos, principalmente de personas kichwa venidas del Tena y Archidona quienes ocupan las orillas del río Napo en sus márgenes derecho e izquierdo. Por los años 40 y debido a los conflictos territoriales con el Perú se frena el avance colonizador en las riberas del río Napo y en 1954 la Misión Capuchina asume la responsabilidad de administrar el área desde el río Suno hasta lo que hoy se conoce como Nuevo Rocafuerte. Poco antes ingresa a esta zona el Instituto Lingüístico de Verano ILV, esto es en 1952 pero hasta ese momento no existen intenciones de contacto con los waorani.
Años más tarde, en 1958 los misioneros del ILV ingresan a Pastaza, al sector conocido como Playa Palma y luego del lanzamiento de cinco misioneros se inicia un proceso sostenido que terminó con el contacto de uno de los grupos waorani. Raquel Saint, hermana de unos de los misioneros muertos por el grupo Guikita aprende la lengua waotededo, y a través de ella y de otras dos mujeres más, se estableció el contacto con algunos grupos waorani. Laura Rival, comenta que inmediatamente después de estos eventos en la comunidad de Tiweno se llegó a concentrar cinco sextos de la población waorani hasta el momento calculada, es decir, el 90,0 % de waorani llegaron a residir en este lugar (Rival, 1996: 15 y 40).
A causa de enfrentamientos intra grupales, escasez de recursos y enfermedades, algunas familias waorani decidieron desertar de la estación misionera del ILV ubicada en Tiweno, y sumada la sugerencia del antropólogo James Yost, la población waorani concentrada en Tiweno vuelve a dispersarse asentándose en la zona de protección misionera y fuera de ella (Albán, 2008: 34 y Narváez, 1996: 10).
Introducción a la lecto-escritura en el ámbito de la educación formal
Según un estudio de antropología médica realizado por las Universidades Carolina del Norte y Santa Cruz de California en el 2009, una de las principales preocupaciones en los waorani es la educación (Álvarez, 2013: 235 en Lu y Sorensen, 2003). Quizá una de las razones para aquello sea el que en concordancia con su cosmovisión, la educación es la única posibilidad de insertarse plenamente en los contextos sociales tanto locales como regionales. O dicho desde el perspectivismo amazónico, la educación es la única posibilidad de metamorfosearse en el otro “civilizado” y sobre todo en el otro que es fuerte y civilizado a la vez (Álvarez, 2011).
Sin embargo, varios factores determinaron que este interés por la educación formal no haya logrado una trayectoria deseable. Uno de estos factores fue la intervención de las misiones religiosas en este proceso. Aunque, es necesario reconocer que las misiones religiosas han sido las que han intervenido en diversas etapas históricas como factor que ha promovido la educación y la integración de las etnias amazónicas ecuatorianas. En el caso específico de los waorani, la acción de misioneros evangélicos del Instituto Lingüístico de Verano-WTB y de la orden de los Capuchinos creó ejes distintos no sólo en cuanto a lo educativo sino además en lo ideológico, cultural y también en lo político.
Dentro de un contexto bastante difícil de rivalidades entre los grupos waorani las dos misiones actuaron de manera regional. La misión Capuchina tuvo significativa presencia entre miembros de los grupos Enomenga; mientras que el ILV influyó en los grupos Iromenga. Esta influencia sin duda ha ocasionado tendencias, no en lo religioso, sino más bien en el desenvolvimiento político y educativo de los dos grandes grupos mencionados.
Es así que los grupos familiares y aliados Enomenga que si bien tuvieron la influencia Capuchina, al margen de ella, fueron adquiriendo protagonismo las comunidades relacionadas con las empresas petroleras ubicadas hacia lo que actualmente comprende la provincia de Orellana. Se creó la comunidad de Dícaro que pasó en los últimos años a ser el eje referencial en cuanto al tema educativo principalmente. Mientras, los grupos familiares y aliados Iromenga han instituido a Toñampade como su eje referencial igualmente en el tema educativo.
Como se observa, el Estado ecuatoriano por muchos años se mantuvo al margen de estos procesos. Y por diversas razones, entre ellas económicas, el servicio educativo no pudo ser sostenido por las misiones y pasaron las escuelas existentes a manos de las comunidades. Y es quizá, por qué ésta sea una de las razones para que las comunidades waorani empezaran a gestionar por sus propios medios: escuelas, materiales didácticos y profesores. La gestión por lo general se la ha realizado con las empresas petroleras cercanas, con ciertas organizaciones no gubernamentales, con fundaciones, y en ciertos casos, con las mismas misiones. Es por esto que mucha de la infraestructura educativa creada y mantenida se debe a la mediación principalmente de las empresas privadas en los procesos educativos en el nor oriente ecuatoriano.
Hasta hace poco en las escuelas de las comunidades waorani se contaba con la presencia de Centros de Educación Intercultural Bilingüe, según el Sistema de indicadores de nacionalidades y pueblos del Ecuador SIDENPE hasta el 2011 en un 100%. Sin embargo, en muchas de ellas se impartía y actualmente se imparte la enseñanza en los idiomas kichwa o shuar y no en wao-tededo o wao-tidido. Una de las razones para aquello es probablemente el que las nacionalidades kichwa y shuar son las que mayor número de profesores y profesoras especializados tienen; mientras, el número de graduados como maestros en la nacionalidad waorani es mínimo.
Cabe mencionar que en la actualidad, en casi la totalidad de las escuelas y colegios waorani, el sistema educativo es compartido. Por un lado, interviene el Estado y por otro las empresas privadas. Actualmente, el Estado ecuatoriano participa en ellas a través de las instituciones estatales encargadas, y en ciertas comunidades aportan también las empresas petroleras.
Hasta antes de la eliminación de las escuelas uni docentes, cada comunidad waorani tenía su escuela. Actualmente, muchas de estas escuelas han cerrado dejando a niños y niñas sin acceso a la educación. La reciente reorganización y creación de la infraestructura educativa y las escuelas del milenio en territorio waorani no contemplaron las dinámicas espacio regionales de los grupos familiares y aliados, situación que ha excluido a muchos estudiantes de niveles primario y secundario de la enseñanza formal.
El simbolismo de las escuelas para los waorani señala Laura Rival es bastante profundo ya que estos lugares se constituyeron en los espacios de modernidad y de civilización, que más allá de procesos complejos cognitivos y pedagógicos reales, son un imaginario que en cierta medida apoya, y en otras interrumpe, el ciclo de reproducción del conocimiento y del saber tradicional (Rival, 1999). Situación muy similar a lo que describe Carlos Iván Degregori en el ensayo “Del mito de Inkarri al mito del progreso” donde en el caso de las culturas andinas, éstas dejan de mirar al pasado y ven en el futuro la posibilidad del desarrollo y el progreso de cara hacia lo que significa la identidad nacional (Degregori, 2012: 52 y 53).
Pero estos dos últimos temas serán tratados más adelante. Por ahora, es importante revisar la situación de la escritura y la lectura en la actualidad en los waorani, especialmente en aquellos que se encuentran dentro del sistema educativo primario. Como bien lo señalan Scribner y Michael Cole (2004) la escritura y la lectura son habilidades que la educación debe potenciar. En este sentido, se puede afirmar que en ciertos grupos waorani tanto la escritura como la lectura aparecen como actividades lejanas y extrañas debido principalmente a la baja calidad de educación que reciben.
De lo consultado con algunos sectores y organizaciones que trabajan en el tema educativo en los waorani, la mayor parte de ellos coincide en afirmar que la mayoría de estudiantes activos no sabe leer o escribir bien en español (Entrevista a Ciara Wirth, 2013). Esto quizá como resultado de la debilidad de la enseñanza que tiene la mayoría de escuelas waorani, situación que incluso incide en problemas relacionados con el cálculo matemático.
Pero por otro lado, y citando nuevamente a Scribner-Cole, el proceso de la escritura conlleva la producción de un discurso y de un texto (Scribner y Michael Cole (2004) y según las personas entrevistadas cuando los waorani escriben en español o producen un discurso en español lo hacen como si escribieran en waotededo.
Es decir, que la matriz socio-lingüística propia de su lengua se impone en este esfuerzo por redactar textos en español. Por ejemplo, se piensa en una frase larga en waotededo, que al ser traducida y escrita al español se transforma en unas cuantas palabras sueltas sin formar oraciones complejas. Pero, cuando se pide que primero escriban en waotededo, palabra por palabra es interpretada y analizada, para posterior ser escrita en español, y los resultados de este ejercicio son muy cercanos a una escritura más aceptable en la lengua española (Entrevista a Ciara Wirth, 2013).
Dicho de otro modo, la producción del discurso y del texto en los waorani primero debe pasar por un complejo proceso de abstracción de los signos y sonidos vernáculos, a una escritura del waotededo compuesto por letras españolas, para luego ser literalmente traducido a la lengua española y reflejar cierta cercanía a la literacidad aprendida.
Dentro de este tema me parece interesante mencionar brevemente sobre ciertas propiedades escriturales que pueden existir en las lanzas waorani, en las pinturas corporales, en ciertos usos que se da a la flora, y en los cuerpos de los ancianos y ancianas o pekenani. Si bien no existen estudios que relacionen a estos tipos escriturales con la escritura hispana, me parece que a futuro sería interesante realizar esta investigación.
Analfabetismo, niveles de instrucción y profesionalización
Como ya se lo ha mencionado, el contacto con la nación waorani es relativamente reciente, no va más allá de 55 años, y el ingreso a la educación formal se ha dado de manera desigual entre las familias, y en ciertos ámbitos de manera marginal.
No existen datos exactos de la población analfabeta, pero se intuye que las personas mayores a los 40 y más años de edad en un importante porcentaje no saben leer o escribir. De hecho, las personas adultas mayores conocidas como pekenani o ancianos-as casi en su totalidad no saben leer ni escribir, y hablan solamente en waotededo o waotidido.
Se tiene mientras tanto que un gran porcentaje de la población mayor a 10 años de edad lee y escribe en español aunque en muchos de los casos de manera incorrecta.
En lo que tiene que ver con los niveles de instrucción, sin duda el nivel primario pesa un poco más que el secundario. Hay muchas personas sin ningún nivel de instrucción formal, y otras que no han terminado la primaria. El acceso a las universidades es minoritario, y solo se registran dos casos en la Universidad Católica de Cuenca, y tres más en la Universidad San Francisco de Quito.
Con esto no se desconocen los importantes avances dados en el tema educativo dentro de la nacionalidad waorani, pero los casos como se ha dicho son pocos. En la actualidad ya se cuentan con profesores licenciados de la educación, un piloto y una persona que está cursando una maestría. Fuera del ámbito formal, se tiene el caso del entrenamiento a jóvenes técnicos en materia de delimitación territorial, manejo de finanzas, contabilidad,mapeos, entre otros.
Reforma Curricular y Modelo del Sistema Educativo Intercultural Bilingüe
La mayoría de las escuelas waorani carecen de material educativo y de profesores, aunque a partir de la reforma curricular se han incorporado textos educativos y material didáctico en waotededo. El acceso a profesores y a materiales e infraestructura educativa es distinto entre las comunidades waorani. Aquellas comunidades que están cerca de carreteras, o que cuenten con apoyo de empresas privadas u ONGs, cuentan con mejores condiciones; y las comunidades más lejanas son aquellas que mayores inconvenientes tienen en cuanto a la educación, y a la aplicación de la reforma curricular.
En el último año, el gobierno nacional ha construido una escuela del milenio en la comunidad de Toñampare, la misma contará con equipos de computación y se integrará a un sistema educativo integral. Lo mismo se evidencia en las instituciones educativas de Tiguino, donde ya existe wifi.
Dentro de este tema quisiera referirme al caso de la comunidad de Dicaro en donde en los últimos años se ha aplicado por parte de una empresa petrolera un modelo educativo que integra la reforma curricular, el sistema intercultural bilingüe y las particularidades culturales de los waorani. Para aplicar este modelo, los niños/as fueron reubicados de acuerdo a los niveles de estudio correspondientes, trabajo que se lo ejecutó en función de la Reforma Curricular y el Modelo del Sistema Educativo Intercultural Bilingüe.
Igualmente como un proyecto experimental impulsado por esta empresa petrolera, se realizó un programa de alfabetización de adultos en las comunidades de Guiyedo y Timpoka cuyos resultados son bastante alentadores. La idea central del programa fue que los padres, madres y jóvenes waorani considerados como analfabetos puros y funcionales puedan construir, interpretar y comunicar significados. A los participantes del programa de alfabetización se les visitaba todos los días en sus viviendas, y se brindaba asistencia pedagógica del proceso de lecto-escritura y cálculo. Se había elaborado un horario de capacitación que influía lo menos posible en las tareas cotidianas de los alfabetizados. El material didáctico, textos de apoyo, guías de aprendizaje autónomo y evaluativo, etc., fueron diseñados en las dos lenguas: waotededo y español, de esta manera los aprendizajes se hicieron mucho más significativos, prácticos y aplicables a su realidad.
El funcionamiento de este sistema, en lo que respecta a la educación primaria en los Centros Educativos Comunitarios se basó en el Modelo del Sistema Intercultural Bilingüe (MO.S.E.I.B.). Este programa comprende un compendio de temas y contenidos que forman las Unidades Integradas de Estudio, éstas a su vez y en un promedio de seis conforman un nivel de educación. Seis niveles corresponden a la terminación del programa de educación primaria, a esto se lo llama Recta Educativa.
El seguimiento que hizo la empresa impulsora del proceso lo sintetizó en una ficha técnica evaluativa en la que constaron tres aspectos generales: lo cognoscitivo (conocimiento o dominio del tema), lo afectivo (educación en valores) y la parte psicomotriz (desarrollo de las destrezas). Es necesario mencionar que este modelo no ha sido implementado en otras comunidades waorani, en éstas se mantiene el modelo establecido a nivel nacional por el Ministerio de Educación y que consiste en 7 años de educación básica.
La persona completa y la literacidad
Como menciona Maurice Bloch en su etnografía sobre los Zafimanry, los individuos de esta cultura no se consideran entidades fijas en cuanto al conocimiento y también en los waorani del Ecuador se pueden apreciar los distintos procesos de conocimiento que tienen que ver con la maduración de las personas (Rival, 2004). De hecho, esta forma de producción y reproducción de saberes y conocimientos son compartidos por otras culturas de la cuenca del Amazonas (Vilaça, 2000).
Retomando las reflexiones de Bloch, y comparando con la nacionalidad waorani, los tipos de saber en esta cultura están vinculados a las etapas de la vida y a las percepciones que cada waorani tiene. Las experiencias y los saberes son profundamente individuales, y en las primeras edades se asiste a transformaciones que van constituyendo con el paso de los años en la imagen del gran árbol fuerte y a la vez dócil (Rival, 2004). Estas dos características de las personas maduras son representaciones simbólicas de lo que es un waorani que al igual que un gran árbol protege y comparte sin pedir nada a cambio.
Sin embargo, si bien se reconoce que los ancianos y ancianas o pekenani cuentan con todos los conocimientos y saberes, no son tratados como entidades fijas como los Zafimanry, sino que precisamente esos conocimientos y saberes son elementos constitutivos de su fortaleza y sabiduría. Los conocimientos y saberes de los ancianos-as permiten en ellos la metamorfosis voluntaria de sus cuerpos en vida; es decir, los ancianos-as pekenani tienen la posibilidad de transformarse en jaguares y en madres de jaguares.
Desde la perspectiva waorani, la edad está atravesada por algunos factores socio culturales, y entre ellos por particularidades consideradas primordiales en la construcción de la persona completa y autónoma. Si bien los pekenani son los portadores de los conocimientos y saberes, y se han constituido en personas completas y autónomas, la proximidad de la muerte y la pérdida paulatina de la autonomía hace que los pekenani sean vistos como desgastados en sus funciones sociales y dejan de tener importancia en el grupo familiar. En este sentido se puede afirmar que a los pekenani no se los relacionan con la literacidad vernácula como parte de la construcción como persona completa, pero sí se relacionan sus cuerpos, territorio y signos con la resistencia en tanto lo mencionado constituyen textos y signos vivientes de la lucha por su territorio.
Si bien con la literacidad, los pekenani no se transforman en jaguares, dentro del lenguaje vernáculo, su sola presencia hace que se igualen a sus pares letrados en tanto en los pekenani se puede ver y escuchar la sabiduría y el conocimiento de toda una cultura.
De otro lado, y como ya se mencionó anteriormente, el proceso de incorporación de la literacidad como parte de la construcción de la persona completa en los waorani se da a partir del contacto definitivo con la sociedad nacional. Tanto los hijos como las hijas de los guerreros waorani que vivieron el momento del contacto fueron quienes asistieron a los centros educativos de los misioneros, y son ellos quienes cambiaron su cosmovisión de construcción de persona completa, insertando el español tanto escrito como hablado como elemento constitutivo de su ser; y como vía para insertarse en la sociedad nacional.
El idioma y especialmente la escritura hispana sirvieron para establecer alianzas y negociaciones con los actores externos, principalmente con las empresas petroleras. Y muchas son las cartas, los oficios, los acuerdos e incluso los contratos que elaboraron los waorani para obtener compensaciones, indemnizaciones, bienes y servicios.
Los niños y las niñas en la escuela
Según la percepción generacional de los waorani, el primer rango de edad está compuesto por los niños y niñas waorani quienes son seres socialmente incompletos, aún se mantienen dependientes de los adultos, no pueden tomar decisiones dentro de las comunidades ni tampoco al interior de las familias. Sin embargo, es una edad donde se pone relativo énfasis en la enseñanza por parte de los y las abuelos-as o pekenani ya que en estas edades el aprender está ligado a la experiencia (Onkiyenani Tededanipa, 2009).
Los niños y las niñas acompañan a los abuelos a recolectar plantas, a cargar animales pequeños, a traer agua. Y, en las noches con el canto de los abuelos y abuelas, los niños y las niñas waorani se ilustran en varios conocimientos. Por mencionar algo, la identificación de animales o el casamiento de alguna persona.
Debido a la imposición de ciertos roles occidentales (la escuela) y a evidentes cambios culturales dados con el contacto; en la actualidad los y las niños-as waorani conocen sobre la naturaleza y el mundo en las escuelas. Y en el espacio privado del hogar son los padres y madres los obligados a transmitir otro tipo de conocimientos: cacería, recolección, pesca, horticultura, uso del bosque, el idioma, los mitos y las leyendas. En los hogares donde los padres son jóvenes se procura practicar lo aprendido en la escuela, por ejemplo, se practican las matemáticas o el idioma español. Si la madre es kichwa, ella enseña a las niñas a cuidar de sus hermanos, a cocinar, a cuidar la chacra y alimentar a animales menores. Si la madre es wao, ella no enseña estas actividades consideradas sólo para niñas ya que el rol de los géneros en los waorani es mucho más relajado.
Los niños y niñas dentro de las escuelas waorani se aproximan a la escritura únicamente cuando el profesor lo determina, y como se mencionó, a veces los mismos profesores, que suelen ser de origen kichwa y shuar no manejan correctamente el idioma español, y mucho menos la gramática, la ortografía y la redacción. En ciertos casos, los profesores kichwa terminan enseñando el runa shimi.
De otro lado, y en lo que tiene que ver con el manejo de los cuadernos y libros, los niños y las niñas los trasladan todos los días a la casa. En ciertos casos, en la escuela los cuadernos y textos se mantienen en pequeños muebles de madera o en repisas, en otros casos, se puede encontrar a los textos y cuadernos en el piso. En los hogares, los niños suelen jugar con los papeles, y cuando deben estudiar o realizar las tareas lo realizan en cualquier lugar de la casa, pero de preferencia en las cocinas, junto a los fogones.
Esta práctica llama mucho la atención, ya que cuando los niños y las niñas suelen recibir la enseñanza de los padres o abuelos, el espacio de socialización y compartimiento de saberes también es la cocina y el fogón.
Si los cuadernos y textos se rompen o pierden, o si las tareas no son realizadas por los niños y niñas waorani, los padres de familia no castigan a sus hijos e hijas, ya que consideran que es necesario respetar la autonomía y las decisiones de los pequeños. Además, de que se considera que están en proceso de crecimiento y que con la experiencia aprenderán de a poco.
La primera juventud waorani y el abandono de la escuela
El segundo rango corresponde a aquella generación de finales del siglo XX, es decir chicos y chicas entre los 12 a 16 años; y que son muy apegados a los abuelos-as. Por lo general, este grupo de jóvenes aprenden junto al fogón y su aprendizaje gira entorno a lo que significa ser waorani y sobre la defensa de su territorio. Esta enseñanza es relativa ya que depende de la existencia de pekenani en la familia y la comunidad. Los jóvenes son seres que hacen la vida de otra manera, al aprender a ser waorani, aprenden a ser autónomos y autosuficientes. Tienen la posibilidad de tomar decisiones dentro de la familia y dentro de la comunidad. Por lo general, es en esta edad donde los jóvenes inician sus recorridos en el territorio waorani, por la selva y visitan a sus parientes (Onkiyenani Tededanipa, 2009).
Esto último concuerda con el proceso de enseñanza de defensa del territorio mencionado anteriormente. Los y las jóvenes waorani al caminar por su territorio construyen su identidad waorani, conocen cada rincón, cada planta, cada río. Los olores, los sabores, los sonidos y los peligros de la selva. Recorren por lugares de la memoria donde se inscribieron las grandes batallas, donde se sembraron los hitos que los conectan con sus ancestros. Además, al caminar por su territorio establecen alianzas con otros grupos, y construyen los caminos que conducen hacia los aliados y hacia los enemigos.
Además, al caminar por la selva van sembrando y apropiándose de su biodiversidad, reconocen los saladeros y los bosques bioculturales. En definitiva van inscribiendo y señalando en el territorio y en sus cuerpos el ser una persona fuerte, es decir, ser un caminante jaguar.
Es posible que por estos factores se perciba mayor deserción escolar en los colegios ya que muchos de los jóvenes waorani prefieren asistir a las enseñanzas de sus abuelos y abuelas; y abandonan el colegio. Esto ocurre principalmente entre los hombres y en las mujeres se mira mayor estabilidad.
Como se ha visto, el aprendizaje de estos jóvenes gira alrededor del tema de cacería, de la elaboración de las lanzas, del reconocimiento de ruidos, huellas y olores. También en la concepción de trabajar, que dentro de la cosmovisión waorani tiene que ver con saber tomar, usar, hacer, y es por esto que a esta edad los jóvenes empiezan a tomar las cosas o los recursos de manera independiente. Para los wao esta es una acción de aprendizaje en tanto el joven recolecta cosas bajo las concepciones de trabajo tradicionales.
Como bien lo dice Maurice Bloch con respecto al grupo Zafimanry, el conocimiento enciclopédico y la experimentación científica en esta forma de conocer son visibles. Los jóvenes waorani experimentan con los animales, con los lanzamientos a los troncos de banano, con la ubicación geográfica de su territorio, con el relacionamiento entre familias waorani.
Es por esto que pocos son los jóvenes que se encuentran dentro de los colegios waorani, en este período los jóvenes se alejan de la literacidad dentro de la escuela y se aproximan al conocimiento epistemológico práctico en la selva. Este es el momento y no otro para construir y formar personas waorani ya que se encuentran en pleno crecimiento (Rival, 2004) y esto implica una serie de señales, de afectos y de saberes que deben ser aprendidos.
Los jóvenes y la literacidad
En lo que se refiere al tercer rango de edad, esta es una generación de hermanos y primos menores, y se espera de ellos que terminen la secundaria y la universidad. Sin embargo, en la actualidad este rango de edad es bastante problemático, ya que los y las jóvenes optan por casarse, tener inmediatamente hijos, consumir alcohol, y en ciertos casos drogas, y definitivamente su modo de vida es distinto del ser waorani (Onkiyenani Tededanipa, 2009).
Los jóvenes que optan por terminar sus estudios tienen un manejo especial de los textos y documentos escritos. Dentro de sus hogares son ellos quienes construyen repisas en sitios altos para guardar los textos y alejarlos de los niños y niñas que los destruyen. Estos jóvenes quieren hacer sus propios libros, e interpelan a sus padres y abuelos por el registro escrito de los mitos, historias y recuperación de saberes ancestrales.
Lo contrario ocurre en cuanto a los datos de secundaria incompleta; como ya se mencionó anteriormente, son los hombres quienes han desertado en comparación de las mujeres. Quizá esto se deba a que a esta edad preferentemente los hombres se dedican a visitar a familiares en otras comunidades como parte del aprendizaje impartido por abuelos y padres y con la finalidad de establecer alianzas, en el futuro de tipo matrimonial. Este tipo de conocimientos no escolares son muy importantes para los jóvenes y aquellos que no asisten a este proceso se encuentran desubicados o excluidos dentro de la cultura waorani.
Poco a poco al llegar a la madurez como resultado del conocimiento práctico y cuando los jóvenes aprendieron a que la escritura puede proveer de recursos procuran utilizar el internet o pedir ayuda para elaborar sus cartas con pedidos de empleo, de financiamiento, procuran crear medios de subsistencia como pequeñas empresas o exigen el reconocimiento por daños e impactos de la actividad extractiva. Su discurso aún no refleja la intención de proteger su territorio y cultura, sino más bien que desean garantizarse su seguridad material y simbólica, éste es claramente un efecto tipo Scribner-Cole.
Los protagonistas de la resistencia y la rendición
De su lado, las personas entre los 30 y los 42 años aproximadamente son los hijos de la generación del contacto definitivo con la sociedad nacional, pero con abuelos y abuelas vivos, y es por esto que conocieron lo que son como waorani a la vez que accedieron a las escuelas, a la tecnología, las ciudades, el conocimiento del dinero y del liderazgo de la nacionalidad, son los protagonistas tanto de la resistencia como de la rendición ante occidente (Onkiyenani Tededanipa, 2009). Entre ellos se encuentran líderes muy reconocidos en la sociedad nacional e internacional.
Esta generación ha consolidado alianzas con personas externas, y estas alianzas han servido para obtener fondos y contactos de importancia. Unos líderes waorani han culminado sus estudios secundarios, otros incluso universitarios. Todos hablan y escriben en español, y aquellos que se encuentran en las organizaciones cuentan con secretarias de habla hispana. Las cartas, oficios, contratos o acuerdos que usualmente elaboran tienen que ver con el pedido de recursos, y estos documentos son dirigidos de la misma manera a petroleras, gobiernos, organizaciones no gubernamentales.
Se puede afirmar que el grupo dirigencial está más próximo a talleres y capacitación, y por lo tanto a la escritura y al idioma español, y por eso son los que tienen mayor relación con occidente. Entre las habilidades percibidas en este rango de edad está el de manejar un discurso que toma la idea de los derechos humanos y territoriales, y que a su vez reclama por recursos económicos a manera de exigencia a los actores que están trabajando dentro de sus territorios, o que de alguna manera se encuentren vinculados a los waorani.
Quizá estas formas escriturales y discursivas de los y las dirigentes tengan que ver con la forma de relacionarse con las empresas petroleras, y a su vez, estas formas escriturales y discursivas quizá tengan que ver con la manera tradicional de obtener recursos. Por ejemplo, cuando se revisan las solicitudes por alimentación, los waorani son bastante explícitos en las cantidades, y se detallan en ciertos casos hasta las marcas de los bienes que desean obtener.
Esto último tiene que ver con la consideración de que la palabra es acción en los waorani, de hecho casi siempre que se habla en waotededo se utiliza el presente progresivo, y la palabra al ser dicha se convierte en acción, y es un hecho dado. Por eso el incumplimiento a este pacto escritura –palabra–acción es causa de serios conflictos. En este sentido, Maurice Bloch también nota la rápida implementación de una hegemonía escrita en los Zafimanry y aun entre personas que no hacen uso práctico de las letras.
Otro elemento a considerar es que la escritura o el discurso elaborado en español es visto como prestigio dentro de estas personas waorani. El presentarse con libros o lentes a un acto político denota una sólida posición simbólica dentro de la nación waorani. Lo mismo se percibe al ingresar a las oficinas de las organizaciones waorani, este grupo de dirigentes siempre muestra sus computadoras, y aunque no lea o escriba nada, suelen en muchos de los casos permanecer frente a las pantallas mientras otros waorani o personas mestizas permanecen en las organizaciones.
Para los waorani, estos factores son una clara muestra de civilización y prestigio, donde la educación en cualquiera de sus expresiones juega un papel clave y diferenciador.
Solamente resaltar en este punto que este grupo generacional donde están varios dirigentes hace uso del español y de la escritura como una dualidad donde expresa a veces de manera confusa su situación de resistencia y rendición, es decir, primero se recurren a palabras o mensajes escritos de amenaza para luego confluir en cualquier negociación.
El archivo de los documentos en esta generación es estrictamente individual, unos líderes los guardan en repisas, otros en maletas, pero la gran mayoría no archiva los documentos. En este punto, cabe señalar que en gran parte de la inmensa literatura sobre el tema letre y salvajes, se afirma que el carácter de la letra como lenguaje perdurable impresiona mucho (Salomon, 2004), y al parecer, esta impresión en los waorani depende mucho de su percepción y relación individual con la literacidad.
Este grupo de líderes waorani se mantiene en el poder de las organizaciones a pesar de los intentos de los más jóvenes por ascender a la dirigencia. Se puede afirmar entonces que a más de la literacidad, en este rango de edad, importa su maduración como personas e importa el poder de sus grupos familiares. De hecho, durante las reuniones o asambleas se permite que los más jóvenes y letrados hablen, pero al momento de ejercer el poder son solamente este grupo quienes pueden hacerlo.
Es importante señalar que con estos factores se pone límites a este elemento de la escritura como constitutivo de ser personas completas, y se evidencia, que la edad y sus conocimientos vernáculos resultantes de esto cuentan.
La generación de los cambios profundos
Entre los 43 y 56 años están las madres, hermanos-as, los padres y es la generación del contacto y por ende de los cambios profundos. Ellos conocen la escuela y saben vivir en comunidades, dejaron las lanzas y las fiestas pero como en su momento supieron defender el territorio, los waorani los consideran pekenani (Onkiyenani Tededanipa, 2009). Pocos aprendieron a leer y a escribir, y se mantienen alejados de los grupos de poder sin que ello implique su silencio. Son un grupo de personas que valora la oralidad en el establecimiento de códigos de conducta, que sanciona a sus líderes en waotededo pero que al mismo tiempo reconoce la autonomía de las decisiones.
La producción oral en este rango prefiere la prosa, la descripción de escenas, la utilización de registros dialectales. Lamentablemente, no he podido hurgar aún en los géneros, estilos o retórica en la oralidad waorani.
Los pekenani
Finalmente están las personas desde los 57 años de edad en adelante y que saben de la vida de los wao. Recuerdan las historias de sus abuelos, saben cantar, saben de plantas medicinales, se convierten en tigres, hacen lanzas, se conocen todo el territorio waorani y en su momento supieron matar a los enemigos y defenderse (Onkiyenani Tededanipa, 2009). El idioma que hablan los abuelos es el waotededo y en algunos casos el waotidido; ambas lenguas al parecer bastante antiguas, a tal punto que muchos jóvenes dicen no entender a los pekenani cuando hablan.
Casi la totalidad de los pekenani no hablan español, unos afirman que es una actitud de resistencia ante la sociedad nacional, otros los consideran analfabetos naturales. Pero su función dentro del compartimiento de saberes ancestrales es clave en tanto ellos y ellas son responsables de educar a sus nietos y nietas.
Otra característica en los pekenani es que transmiten los sucesos pasados y presentes a través de los cantos. Y se puede afirmar que a través de los cantos los abuelos registran los recursos de la naturaleza y los acontecimientos. Por ejemplo, un canto puede referirse a una caminata por la selva donde se miró a una mona embarazada, a una fruta madura, o a unas huellas. Este registro es permanente y se lo comparte con toda la comunidad principalmente en las noches. También se narran nacimientos, se aconseja a través del canto, se determinan los tiempos de producción y sobre todo de consumo. Sin duda otra característica de los cantos es el compartimiento de los conocimientos y de los saberes ancestrales.
Conclusiones
La escritura y la lectura como bien lo afirma Scribner son habilidades que la educación debe potenciar, pero y como se ha visto en este artículo, debido a muchos factores ocurridos en el tema educativo en los waorani desde el contacto con la sociedad nacional, la mayor parte de la población no sabe leer o escribir bien en español. A pesar de ello, se reconoce que los tipos de conocimientos e incluso los niveles de literacidad vernácula tienen que ver con las concepciones de persona completa que se visualiza por las edades, y dentro de esto, las nuevas generaciones incluyen a la literacidad como elemento constitutivo de persona completa y de fortaleza.
Sin embargo, las personas que se nutrieron en la educación formal con el contacto están conscientes que si bien la literacidad les ha abierto puertas en el establecimiento de relaciones con el mundo externo lo que legitima su poder en las organizaciones es su maduración como personas y su descendencia grupal.
Cabe señalar que este artículo es tan sólo el inicio de reflexiones sobre la relación de esta nacionalidad amazónica con las letras. A futuro, la idea es ampliar esta investigación y además hurgar en otras formas escriturales. Algo ya se ha mencionado en estas páginas, mi interés es explorar en otras textualidades, otras narrativas y otras formas de expresión de los grupos y personas de la cuenca baja del Amazonas.
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Otros documentos
• Diagnóstico de situación de las comunidades Waorani y Kichwa del área de influencia de Repsol-YPF, 2008.
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Entrevistas
• Ciara Wirth. Universidad de Stanford, actualmente sostiene un proyecto de educación y conservación en la comunidad waorani Keweriono.