La ola conservadora sobre América Latina
¿Cuál es el excedente (plus) que se produce como efecto del nuevo, no novedoso, avance de las políticas conservadoras en el primer cuarto de siglo XXI?
Este texto que nos envía Carlos Eduardo Brañez Cortez indaga, no sin polémica, el panorama actual de las frágiles democracias en América Latina, desde los impasses internos de las izquierdas hasta la irrupción libertaria y su doctrina del shock, recibidas con euforia por los mercados financieros y su individuo consumidor, paradójicamente elegida en las últimas elecciones en Argentina.
Siguiendo el hilo de un texto anterior (Ver: Brañez Cortez, Carlos Eduardo: “Ontología crítica de la institucionalidad moderna”. Analytica Del Sur número 11, diciembre de 2021), esta vez la crítica ontológica apunta a localizar el hacia donde de estos movimientos a partir de sus antecedentes como condición de posibilidad. ¿Cómo explicar que estos brotes libertarios y neofascistas provengan de ideologías conservadoras?
La pista de lectura nos lleva a una respuesta que considera aquello que, con Lacan, y no sin Marx, llamamos plus de gozar.
Christian Gómez
Comunicador social con estudios en epistemología y metodologías de la investigación social. Ha escrito varios ensayos y artículos de análisis crítico, a partir de experiencias y vivencias con pueblos indígenas originarios campesinos en Bolivia. Actualmente se desempeña como gestor público del fortalecimiento de la democracia y la economía comunitaria en ese país.
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Camino a Loreto, Zygmunt Kowalski, IG: @centenariokowalski
La situación política de América Latina viene mostrando un importante resquebrajamiento del momento social, popular y libertario que irrumpió a finales y principios de los siglos (XX-XXI) prometiendo implementar grandes cambios estructurales (Tajám C;Cultelli, 2020)[1], con la reaparición histórica y estelar de las izquierdas y sus grandes políticas de transformación del estado; pero en especial, de lo que habría que analizarse en torno a sus propias y constitutivas contradicciones, lo cual solamente será señalado aquí de forma referencial.
Lo primero que nos preocupa, que nos preguntamos es si aquellas contradicciones serían reales (digamos decisivas y dichas principales), a la par de cuestionar la actitud asumida que, en parangón histórico dispone y recicla una resistencia conservadora incubada ya -quizás constitutivamente-en la actitud ambigua o engañosa de un discurso heredado de la socialdemocracia, cuya actitud ancla o culmina en posiciones de progresismo populista en los estados nacionales subsecuentes a un modo social y político representativo -visto en el análisis de Ludolfo Paramio, como modelo económico social y de sociedad capitalista en tanto expansión del bienestar (Duque D, 2012)[2]-.
Se trata de un movimiento excedentario, cuestión de plusvalía en su caso (Tajám C; Cultelli 2020, 2), forma aparente de superación relacionada a la postguerra en Europa (tanto al este y oeste) y que extiende fácilmente la nación aparente, según lo señala Marx en su crítica al discurso del derecho en Hegel (Marx 2010)[3], visualizando la agenda u horizonte nacional-estatal moderno en crisis hasta nuestros días, incluyendo (regulando) al socialismo real en otros continentes también: expansión de un modelo dicotómico reproductivo aparente (falaz) que resiste constitutivamente. Igual se pone en temprana duda la base mística del modelo por medio del mismo Marx(Marx 2018)[4] y, una vez cumplidos los años y quizá los ciclos en el mundo que tomaron regionalmente tales procesos y acontecimientos de pugna, América Latina y Caribe, por ejemplo (Baeza 2023)[5], asumir que lo que se manifiesta actualmente deviene de la propia entraña práctica entonces en contradicción aparente; secuestrada y escamoteada como socialismo, discurso que contradictoriamente han venido enarbolando esas izquierdas en crisis -y que asimismo, acaban cediendo camino franco a tales fuerzas conservadoras en hibernación (temporización), legitimando así una ética transversal decadente a toda práctica política (en relación a la corrupción, por ejemplo) degradando a la vez que mostrando así la crisis política que más bien es crisis de la política, suelo y espacialidad (libreto) de la reemergencia e irrupción de la fase sino más conservadora ya fascista del esquema nacional-estatal moderno a nivel mundial[6]; lo cual trae a cuenta la consciencia como institución pública donde la vulnerabilidad ética, como secuela de nación y nacionalismos, es expresión de identidad crítica sistemáticamente ampliada al individuo, al Yo en libertad, en soberanía y bienestar, sinónimo de revolución (Hobsbawn 1991; Kosellek2004; Duque D, 2012, 687)[7].
Un intercambio cíclico que caracteriza a la modernidad democrática de post guerra en occidente y de allí en el “mundo” entonces, queda por descifrar como responsabilidad precisa (urgente) ante su historia como mundo, para actuar en consecuencia y de manera diferenciada y crítica luego.
Con el tenor que señalamos, que dispone de un marco diverso de avance investigativo, el contexto pandémico y excepcional desencadenado por la pandemia viral SARS-CoV-2 (Covid-19) por ejemplo[8]; también señala el estado de excepción global desplegado como acto de seguridad que justifica brotes neofascistas, que recurrentemente se reproducen como brotes «libertarios» ligados a las guerras o en general como síntoma de ruptura de ordenamientos y paradigmas globales manifiestos como resistencia (conservadora) en nuestros países, unas veces como polaridad frontal al progresismo y otras como constitutivas al progresismo socialdemócrata dando paso a posibles situaciones críticas, relacionadas al discurso de libertad sucedáneo al espíritu de reconocimiento de derechos (Honneth2023)[9] durante el tiempo moderno que lleva distintas temporalidades y dramas entre la revolución liberal francesa y la constitución de diversos estados nacionales a lo largo del siglo XIX y XX en el mundo (Lefebvre 1988, 1-2)[10].
Hay un síntoma cataclísmico en el capitalismo, en el momento crítico constitutivo de sus gestos donde tal manifestación y espacialización se alinean con campos de mística y ética, si es que antes no de escritura, pues su energética vincula o desvincula huellas a las que accedemos elípticamente, para dar lugar al gesto de emerger como otra espacialidad, territorio y consciencia (Brañez 2023)[11]. Al parecer, es el modo de habitar la propia crisis del capital en devastación como se dimensionaría la contraposición de valor, su fuerza o necesidad de respuesta que, en su responsabilidad y asedio, el desciframiento no es suficiente sin un desencantamiento del aparecer del ser, con otro que en silencio interrumpe en contra gesto aquella ceguera esclarecida que hechiza, y así embarga, la espacialidad de la consciencia.
Sobre la reaparición del gen autoritario en la política, o a nombre de tal ironía, se alinean fuerzas conservadoras en torno a una recurrente imagen ética de libertad producto de una zaga que es preciso descifrar y descomponer, sobre su propia contraposición y de su simbología reflejando una violencia cualquiera a la que se reduce pero a la vez expande como diferencia energética donde se mezclan ya no la ontología sino la ética como condición crítica (mandato) de otra libertad, y con ella la consciencia en tanto realización trans-post-moderna de lo público, en tanto lugar decisivo del conflicto.
Así no extraña observar esta irrupción de radicalismos dados como medio representativo en crisis general, crisis que continúa constituyendo reformas a la razón de frontera, como clave y nombre de nación democrática y progresista. Lo que llama la atención es el régimen discursivo con que se invisten las reformas componiendo el momento energético, un drama que aunque ya representado desde el momento original y constitutivo, por eso mismo, aunque aparece como único espacio e irreductible presente, ese discurso forzado es excedido tarde o temprano, sin interesar aquí ya el tiempo, por el miedo conservador –propiedad- que no siempre está al frente sino al contrario, constituye lo mismo. Sin duda este movimiento puede ser gestionado y regulado entonces, puede aparentar justamente tiempo o una figura del mismo, que al comprometer espacio que son los cuerpos, se transfiere ya como sensación: de libertad, por ejemplo, como necesidad y tránsito aparente y engañoso. Ese rito involucra al otro sustrayéndolo (engulléndolo) cuando lo nombra (Brañez 2003)[12]. Irrumpe aquí un excedente de extrañamiento y destierro (Heidegger 2000, 53)[13], pues esta libertad no se la consigue sino en apariencia y sólo reconociéndola universalmente. Sólo la obtendríamos por mediación de todos en un pacto desigual de compensaciones energéticas articuladas a los derechos (promesas) que asimismo conforman aquel universo de reconocimiento y representación ficticia del capital general.
Quizás el no sobrepasar el desafío y responsabilidad que supone completar este lapso metafísico de la modernidad, condenó al progreso como simple ente de administración, al asedio de sus fuerzas internas contenidas o engullidas como nación en frontera permanente (estado de excepción, guerras) según condición del aparecer para reciclar el pacto y así el poder, rearticulando y reclamando las formas metafísicas y políticas para la conservación y resiliencia del capital, la modernidad política frente a toda crisis que reclame la bandera de libertad, toda forma radical emergente de la propia modernidad crítica.
Sin duda el culto al caudillo es una forma derivada de exaltar al individualismo libre y soberano, pilar de una mística aparición y legitimación autoritaria colectiva y autónoma –tiempo del rey– (Brañez 2023, 12), que nunca es afectada sino cultivada y re-añadida en los populismos progresistas o conservadores, de uno u otro a quienes los distingue solamente el estilo. El no haber afectado de manera radical al espíritu de la modernidad o el haber pactado antes mismo de una agenda pública, retardamiento que dejó así las cosas, a pesar pero a través de los discursos de cambio, solamente hubo entonces relevos deficitarios asediados por libertarios de toda laya, especialmente los que asedian como partes del pacto mismo, quienes vigilan que los discursos sean solamente eso: la confirmación del reciclamiento de las posiciones e intereses y la conjuración de viejos fantasmas nuevamente vencidos en el mismo drama de la oposición falsa de la guerra.
30 de noviembre, 2023
Notas:
[1] Tajám C, Cultelli: América Latina: progresismo y después. América Latina: progresismo y después (sld.cu) Pp. 16.
[2] Duquedaza, Javier. 2012: Ludolfo Paramio. La socialdemocracia (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2010), 88 pp. v74n4a7.pdf (scielo.org.mx)Revista Mexicana de Sociología 74, núm. 4 (octubre-diciembre, 2012). Pp. 684-687.
Montagut, Eduardo: Nueva Revolución Historia | Sobre el origen de la Socialdemocracia – El Salto – Edición General (elsaltodiario.com)
[3] Marx, Karl. 2010: Crítica de la Filosofía del Estado de Hegel. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, Pp. 217.
[4] Marx, Karl. 2018: Sobre la religión. Editorial Trotta, S.A. Colección Torre del Aire. Madrid. Pp. 346.
[5] Baeza, Joaquín: Gabriela Águila. Historia de la última dictadura militar. Argentina, 1976-1983. Siglo Veintiuno Editores, 2023: ISHIR-UNR/CONICET. Rosario, Argentina Universidad de Santiago de Chile. Facultad de Humanidades. Departamento de Historia. ISSN 0719-4749. Revista de Historia Social y de las Mentalidades. Volumen 27, N°2, 2023: 443-446.
[6] Academia Lab: Historia de la socialdemocracia. Enciclopedia. Revisado el 27 de noviembre del 2023. https://academia-lab.com/enciclopedia/historia-de-la-socialdemocracia/ Pp. s/n.
[7] Hobsbawm, Eric: Naciones y nacionalismos desde 1780. CRÍTICA. Grijalbo Mondadorí Barcelona. 1991. Pp. 212.
Kosellek, Reinhart: Historia. Editorial Trotta. S.A. Madrid. 2004. Pp. 153.
Duquedaza, Javier. 2012: Op.Cit. “… La socialdemocracia aporta fundamentos para comprender un modelo de sociedad que se encuentra en su encrucijada más crítica y corre el riesgo de perder lo alcanzado durante más de un siglo en la construcción de un proyecto que, pese a sus dificultades, ha tenido indudables logros en el bienestar de los ciudadanos.”. (p. 687. Yo subrayo).
[8] Brañez C. Carlos E: “Desviación catastrófica. Destronando el virus” (8) DESVIACIÓN CATASTRÓFICA | Carlos Brañez – Academia.edu Pp. 16.
[9] Honneth, Axel: El reconocimiento como ideología. Autodeterminación. La Paz. Noviembre 2023. Pp. 99
[10] Lefevre, Herni: Hegel, Marx, Nietzsche (o el reino de las sombras). Siglo XXI Editores S.A. Primera Edición en español. 1976. Octava Edición en español, Pp. 291.
[11] Brañez C. Carlos E: “Deconstrucción y consciencia. Espacialidad energética ‘interior’”. CIDES-UMSA. Encuentro de teoría crítica.16,17, 23, 24 de noviembre de 2023. Ponente Mesa N° 1 – 16.11.2023. Pp. 34.
[12] Brañez C. Carlos E: Cuerpo… territorio e historia. Para una arqueología de la discriminación. (26) Cuerpo, historia y territorio | Carlos Brañez – Academia.edu
[13] Heidegger, Martin: Carta sobre el humanismo. Versión de Helena Cortesy Arturo Leyte. Alianza Editorial. S.A. Madrid. 2000. Pp. 93.