La angustia contemporánea: políticas del yo
“…el éxito de Darwin parece consistir en que proyecta
las predaciones de la sociedad victoriana
y la euforia económica que sancionaba para ella
la devastación social que inauguraba a escala del planeta…”
Jacques Lacan
“La agresividad en psicoanálisis”
Psicólogo clínico (U.N.L.P.). Psicoanalista en Mar del Plata y Miramar. Miembro de la RED AAPP y corresponsal de la Revista Conceptual.-
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El gran vidrio
1915/1923. Óleo, barniz, hoja de plomo, hilo de plomo y polvo sobre dos placas de vidrio (quebrados) cada una montada entre dos paneles de vidrio, hoja de aluminio, marco de madera y acero. 272,5 x 175,8 cm. Museo de Arte de Filadelfia.
La angustia contemporánea y sus cambios de registro. De la política a la ciencia y retorno
El psicoanálisis no puede desentenderse del alcance que la política a secas tiene sobre su práctica, ni de la influencia que las condiciones sociales tienen sobre la clínica. No es de hoy que el registro de la política sea tributario de las vías por las que se expresa la angustia. Pero estos dos registros, que ostensiblemente se han mostrado separados, soportan argumentos del campo político (1) que alimentan la neurosis con fuerza renovada.
Cuando la guerra diluye sus contornos, la política la sigue. Dando razón a la definición de Von Clausewitz que Foucault puso de cabeza: “La política no es sino la continuación de la guerra por otros medios”. Habrá que reconocer entonces, que si la política es un síntoma como los otros, ya no hay opción, y por ello elegimos con Lacan entender por qué “el inconsciente es la política” (2), pues tan solo así abriremos la posibilidad de retomar lo que no hemos comprendido del todo en el camino abierto por Sigmund Freud.
Ahora bien, ¿qué idea de lo político se tiene cuando hablamos de la formación del analista? Jacques Lacan se sirve de la teoría de la ideología para pensar la formación del analista. Bastaría tan solo –como nos lo señaló Enrique Acuña en Iguazú- releer las páginas señaladas en el índice razonado de conceptos que elabora Jacques-Alain Miller al final de Escritos 2 para confirmarlo. Pero no es la única vía.
Política-síntoma:
La lectura rigurosa de La interpretación de los sueños que realiza Carl Schorske en su libro Viena, fin de siglo (3) que tanto nos recomendara Germán García, nos permite seguir al detalle lo comprometido que estaba el deseo de Sigmund Freud en las cuestiones políticas.
No sin esfuerzo, amplifica la neurosis que atravesó la mitad de la vida de Freud. Schorske se detiene en los nombres propios citados en el libro, y éstos se abren como flores de papel en el agua. Los apellidos que permanecían cifrados, una vez recontextualizados, despliegan los efectos de verdad de su época, y nos permiten extraer del libro de Freud conclusiones que no son solo teóricas. Desnudando al político que hay en el analizante que fuera Sigmund Freud, descubriendo en el mismo acto, cómo “la política sustituye al parricidio” (4).
Su argumento demuestra que hay una verdad histórica relegada por el reduccionismo marxista, que silenció la potencia del discurso historicista. Su análisis alcanza coherencia interna (y externa) cuando demuestra que la historia dirime su sentido en las relaciones con el padre. El sueño del gran hombre se confronta a sí mismo, y muestra la batalla entre padres e hijos del entramado político de aquella Viena, condensada en monumentos, diseños urbanos, música, pintura. Su genealogía del detalle dará impulso a una de las críticas más lúcidas que psicoanálisis haya recibido, mostrando a su vez cómo así se fortalece.
Es también el proyecto que efectuó a “la ciudad” como sujeto histórico, y que está bien representado en nuestro país cuando lo encarnan José Luis Romero y Luis Alberto Romero (padre e hijo) (5). Y que nuestro presente de sujetos-en-red mira de soslayo.
Los líderes que precedieron al surgimiento del nazismo -contemporáneos del autoanálisis de Sigmund Freud- confirman la fórmula de la política como síntoma del conflicto del hijo con el padre. Pero a diferencia de aquellos, el padre del psicoanálisis dará a luz una teoría del inconsciente en la que los conflictos sociales, económicos, ideológicos, religiosos, raciales, etc. se subordinan a la sexualidad infantil y al Edipo.
El principio fundamental de Schorske es que si todos nuestros dramas, productos de la culpa que mana del fracaso político, quedan sometidos al conflicto primigenio entre padre e hijo, la razón histórica fracasa. Y que en lugar de apelar a la historia “colectiva”, el genio freudiano fue leer en clave edípica la vida. Revelando sin saberlo que el fracaso parricida desviado en la conquista del Estado desplegará también los estragos que Freud conoció con la Gran Guerra y luego con el nazismo.
Si el parricidio toma el lugar mítico del regicidio que Sófocles inscribió en la historia, la denuncia recaerá entonces sobre Freud mismo, por soslayar que Edipo devino, también él, en rey político. Por lo que sugiere que el llamado mito de Edipo, que debió interpretar con astucia cierta realidad social antigua, por obra del psicoanálisis quedó relegado a drama privado -vale decir- a una historia mitificada bajo el yugo de la nueva ciencia.
Sin embargo, esta vía valida a su vez -validez de ciencia blanda- la tragedia que signa la política. Fue así como el psicoanálisis superó a la historia, nos dice Schorske; también, para entender por qué la historia ha llegado a su fin -confiesa irónico- se debe consultar al psicoanalista.
Cuando todos somos Edipo, la culpa política se neutraliza en una psicología anti-política, así de simple. Entonces, como resultado, el mundo conocerá junto con la creación freudiana de la terapia psicoanalítica, el surgimiento de un personaje paralelo al psicoanalista: el hombre psicológico.
La difusión del pensamiento freudiano en Norteamérica fue también el comienzo -menos previsto- de una verdadera política de la fantasía, lo que no quiere decir hacer política con fantasías y sueños incumplidos, sino hacer de lo político una fantasía. Lo que se llamó -y se sigue llamando- la Nueva Política. El diagnóstico del premio Pulitzer no estuvo tan errado, y es moneda corriente hoy, el desprecio de los mass-media por la actividad política partidaria. Muchos creen que esto efectivamente es “lo que pasa”, que la política terminó.
Considero que la seriedad del corte epistémico del ultimísimo Lacan, que impulsa J.-A. Miller (presente en sus explicaciones de las expresiones como parlêtre, sinthome, etc.) implica una respuesta a este avance, a este lento borramiento del sujeto sostenido en su propia experiencia de desciframiento del inconsciente. Por eso, los que no saben hacer nada con esta diferencia y quienes ni registran la diferencia o no la entienden, caen a ese lugar de nueva fantasía, que consiste en obviar lo político de la ultimísima (enseñanza-política).
Por el contrario, yendo hacia atrás (como quien quiere dar un salto) conseguimos leer en el estrago de la relación al padre, la clave de lo que signa a la política y que recubre a la manera de un síntoma más… Este síntoma en más, nos escupe una verdad que el estudio de la vida de los políticos confirma con la rigurosidad de lo patético. Véaselo por ejemplo en sus representantes contemporáneos más conspicuos: la relación al padre en George Bush, o en Mauricio Macri (hay más, solo hay que hacer la lista).
Ahora bien, Carl Schorske no se confunde: la ciencia de Freud triunfa allí donde la política fracasa. Pero este último no triunfa solo, hay algo lacaniano en nuestro autor. Según éste, el psicoanálisis hubiera desaparecido en la feroz asimilación vienesa si no fuera por la maquiavélica recepción que encontró en América. Aquellos que lo importaron no fueron inocentes al hacerlo, y con su masificación obtuvieron la finalidad que buscaban: despolitizar la cultura, reduciendo la ideología a una sexualidad sublimada, el trabajo a juego, etc. Desvío que conocimos bajo el nombre de culturalismo y que con Lacan no nos cansamos de combatir.
Un Jacques Lacan que experimentó la transformación de la práctica del psicoanálisis, que atravesó las dos guerras mundiales, que vivió sus variaciones -como nos lo recuerda J.-A. Miller- que supo decirlo donde había que decirlo, justamente en los Estados Unidos (año 1975): “El análisis en sí mismo es, actualmente, una peste: un síntoma social. La última forma de demencia social que haya sido concebida.” (6) Si para evitar estas consecuencias se debieron conformar unas bandas, aprender topología, ensamblar conceptos para la trasmisión de su enseñanza (en dispositivos, carteles, Escuela, pase a psicoanalista, etc.), fue a sabiendas de los efectos y del contexto en que, como saber, fracasa.
Deigma
Algunos ejemplos de los argumentos de Schorske que revelan cómo Freud estaba atravesado por la política: La cita de la Eneida de Virgilio, acápite de La interpretación de los sueños, la tan conocida “Flectere si nequeo superos, Acheronta novebo”, (Si no puedo torcer los poderes superiores, agitaré a los [dioses] Infernales (7)), Freud la extrae del libro del socialista Ferdinand Lassalle: La guerra italiana y la misión de Prusia (8). Quien lo descubre sabe leer entre líneas. Cuando en las cartas a Fliess (9) lo confiesa “sin conexión aparente” (Quien fue a leer sus lecturas descubre esa cita en el de Lassalle y lo deduce: la cita fue puesta después). El libro que lee Freud en su descanso dirá también: “los gobernantes [agregaríamos también los gobernados] aprenderán con sufrimiento, en qué estrato de la opinión pública reside de verdad el poder.” Por otra parte la cita, tenía ya toda una tradición en política, entre nosotros los “Infernales” ya habían designado a la patota de French y Beruti (10).
Pero la operación que realiza Freud en su texto no es de contraseñas, la naturaleza de su texto es dual: científico-personal. Esa suerte de artefacto que es Die Tramdeuntung. “Es -nos dice- como si San Agustín hubiese intercalado las Confesiones en La ciudad de Dios, o como si Rousseau hubiera insertado Las confesiones como trama subliminal del Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres” (11). Ejemplo: En “El sueño del tío de barba rubia”, el análisis revela sin disimulo su deseo realizado: “ponerse en los zapatos del Ministro”. Desde allí logra elevarse sobre sus rivales y acceder al cargo de Profesor, librándose de su condición de judío.
Luego, cuando tiene que explicar el mecanismo de deformación onírica, recurre a la metáfora del inconsciente escritor. Pero el dato no menor, es que el “escritor [es un] político que tiene que decir unas verdades desagradables a quienes detentan el poder.” Si el censor es fuerte -nos dice- el escritor debe: “ocultar sus censurables declaraciones bajo el disfraz de algo en apariencia inocente.” (…) “Una de esas fuerzas construye el deseo que se expresa en el sueño, mientras que la otra ejerce la censura en el sueño-deseo…”. El modelo social provee la analogía, y subvierte así las categorías haciendo del censor inconsciente el representante de la realidad social. De este modo el científico ilustra “la naturaleza fundamental de la consciencia.” (Por no saberlo hacer mejor, un Facundo Manes seguirá fatigando ministerios).
Otro ejemplo: Cuando consigue el cargo de profesor asociado, le escribe a W. Fliess con ácido humor, parodiando la jerga periodística. “El entusiasmo de la gente es enorme. No paran de llegar tarjetas de felicitaciones, como si de la noche a la mañana Su Majestad hubiera reconocido la importancia de la sexualidad, el Consejo de Ministros hubiera aprobado la interpretación de los sueños y el Parlamento hubiera sancionado por mayoría de dos tercios el tratamiento psicoanalítico de la histeria.” (12). Fragmento al que se le aplica la fórmula freudiana: “Con la broma aflora también la solución a un problema.” Efectivamente, es la imagen invertida de la realidad democrática de su época, cuando un Parlamento paralizado no alcanzaba ya ningún consenso. La broma expresa su deseo de poner de rodillas al poder político. ¡Eros prevalece!
Pero por fin reconocido su anhelado nombramiento de profesor, pasará de aquella jocosa fantasía parlamentaria a representar su triunfo político por un delito moral: “Entendí -reflexiona sabiamente- que el mundo antiguo está gobernado por la autoridad, así como el nuevo está gobernado por el dólar. Acabo de hacer mi primera genuflexión ante la autoridad.” Dado que lo gana cuando consigue para el nuevo museo de arte contemporáneo de Viena las pinturas que una adinerada paciente quería obsequiarle en agradecimiento. Elaborando una carambola de favores, cada una de las partes saldrían beneficiadas: La mujer enaltece la cultura, el político cumple su deseo y Freud el nombramiento (13).
Carl Schorske fantasea también cierta correspondencia entre la crisis sociopolítica de 1880 y la muerte de Jacobo Freud en 1896, en su afán de reducir al gran hombre a su tiempo… Lo que nosotros evitamos, mediante la lectura a la letra en el retorno por la vía del significante y no del sueño.
Justamente, el libro de los sueños comienza -figura exquisita- con el sueño de un libro. Lo que prefigura al libro soñándose a sí mismo: “El sueño realiza el libro y el libro realiza el sueño” (14), giro literario que hace del autor un médium. Será allí, al comienzo del compendio, en el sueño de la monografía de botánica, donde Freud comenzará a dejar mal parado al padre. Éste aparece entregándole al pequeño un libro para que lo destruya y luego, reprendiendo al adolescente por derrochar el dinero en libros.
La serie papá-anti-intelectual que abre el análisis llega (en el cap. 5) al recuerdo infantil del recordado vaticinio. Un poeta amigo del padre profetiza que el pequeño llegará a Ministro. También se sumarán otros datos con pretensiones argumentativas: El deseo de sus progenitores de que el niño fuera abogado, camino directo al Parlamento. Su secreta admiración por Napoleón, su desprecio por la realeza, su encanto por Oliver Cromwell (nombre de su segundo hijo), etc.
Pero las intrigas políticas juveniles sin embargo se resuelven, lo sabemos, “embriagado por la descripción erótica de Madre Naturaleza, de Goethe”. Dejando atrás la influencia su admirado amigo del secundario Heinrich Braun (15), creador y futuro secretario del partido socialdemócrata alemán. (Atención: no confundir con el otro Heinrich Braun (16), el destacado botánico).
Por la vía de los nombres dobles y los padres dobles (el soñado y el real), se llegará hasta el análisis integral de lo que Freud mismo llamó su “neurosis de Roma”, donde convergen el deber político y la agresividad de Edipo. La solución freudiana: superar al padre para acceder a la madre, se define según su elaboración de forma tal que por medio de ésta llegará a la puesta en práctica de la doctrina liberal verdadera: Wissen macht frei (“Saber nos hace libres”). Aquella que Jacobo Freud no supo sostener, y que cae como su sombrero arrojado a la calle por un antisemita.
Omite sin embargo a quien fuera tío de Martha Bernays, Jacob Bernays (17), rabino, director de la biblioteca de la Universidad de Bonn y reconocido filólogo. Valdría aclarar que los liberales freudianos eran “liberales de izquierda”, especie extinta hoy o casi inexistente, devorados en sus ideas por el marxismo y en la práctica por el comunismo capitalista.
Hay más. Aquella imago freudiana que el sueño proyecta en el rostro de su padre muerto:
“Mi padre ha desempeñado después de su muerte un papel político entre los magiares, los ha avenido políticamente. En relación con esto veo una pequeña imagen, no nítida: Una multitud como en el Parlamento, una persona de pie sobre una o dos sillas, y otras le hacen rueda. Me acuerdo de que en su lecho de muerte se lo veía tan parecido a Garibaldi, y me regocija que este augurio se haya hecho verdadero.” (18)
Análisis que sirve de vía para analizar tanto sus anhelos libertarios como su “ambición patológica” que el sueño cumple la función de disolver, tanto en lo que descubre como por lo que recubre, una “megalomanía absurda”. Pero que también revela cómo en el análisis hay que atravesar la realidad política de cada época y lugar, oculta detrás de la relación al padre, si se quiere alcanzar la verdad personal.
El texto corona con el análisis (del análisis) que, según dice, Freud llama “Sueño revolucionario”, y que se inscribe en la serie de sueños de los revolucionarios franceses. Luego, nosotros, mucho más pudorosos, acaso recordemos solo “el sueño del Conde Thun” (por ya no saber unir al sueño el resorte subversivo, que por la vía del análisis encuentra su determinación política). Es el punto más alto de su investigación y que reservo para el lector atento de la referencia y porque sabrá que no ganó nada con mi resumen.
El contexto político de entonces revela un parlamento paralizado por luchas en torno a los derechos lingüísticos de las minorías. Tema sensible también para nosotros. Con la salvedad que, a diferencia de aquellos, las constituciones latinoamericanas prefirieron hacer referencia a las comunidades indígenas –una de nuestras minorías- en términos de su existencia y protección, en lugar de referirse específicamente a su “estatus lingüístico”, al derecho según su lenguaje.
Nos dice Lacan: “El lenguaje es un orden constituido por leyes, de las cuales podríamos aprender por lo menos lo que excluyen. Por ejemplo que el lenguaje es diferente de la expresión natural y que tampoco es un código. Que no se confunde con la información, metan las narices en la cibernética para saberlo; y que es tan poco reducible a una superestructura que hemos visto al materialismo mismo alarmarse de esa herejía, bula de Stalin citable aquí.” (19)
Descubrir el verdadero sentido de un deseo político en Sigmund Freud es también despertar a la política de su deseo, en tanto no se deja anegar por ella.
Episteme y política
Si cuando hablamos de política lacaniana no nos referimos solo a los acontecimientos históricos en las sociedades psicoanalíticas –que hay que conocer, ordenar y repensar- será porque intentamos extraer de ella sus principios. No es difícil entender que nadie puede alegarse la representación total del psicoanálisis. Pero cuando J.-A. Miller denomina “principio de Horacio” (por Etchegoyen) a dicho axioma, se sitúa más allá de las querellas que licuan sus realidades en las catacresis de los nombres propios (jungiano, en lugar de racista (20); freudiano, por apolítico; lacaniano, por riguroso). “El primer sentido de la política en general no puede ser dejado de lado, en la medida que la evolución del psicoanálisis es sincrónica con el medio ambiente, y no se puede negligir en toda esta historia del psicoanálisis, tal como fue practicado en los EE.UU. e Inglaterra.”(…) “Estamos obligados a constatar que difícilmente se puede hablar de política en psicoanálisis sin tener en cuenta los datos exteriores al mundo del psicoanálisis.” (21).
Efectivamente el retorno a Freud operado por Jacques Lacan no se realiza sin denunciar el desvío ego psychology. ¿Seremos nosotros quienes desconozcamos la función que tuvo un Edwards Bernays -sobrino por partida doble de Sigmund Freud- en la nueva propaganda política norteamericana cuando despunta entre nosotros un Duran Barba?
Despertar el deseo o el odio pareciera no ser un secreto tan escondido en La ingeniería del consentimiento (22), ésta es ya de sentido común de las llamadas redes sociales. ¿Cómo desconocer entonces la historia de E. Bernays como promotor del tabaquismo femenino en 1929 y su épica campaña para la marca «Antorchas de la Libertad» o su informe mendaz -pago por United Fruit Company– alentando el derrocamiento del gobierno democrático de Jacobo Arbenz (Guatemala 1954), y otras desgracias relatadas como triunfos por él mismo? (Véase el documental The Century of the Self. (23)) Véaselo allí al asesor, con 26 años, sentado a la derecha del presidente Woodrow Wilson, en el momento de la firma del tratado de Versalles, que condenara a Alemania a la miseria.
Justamente junto aquel al que Sigmund Freud le dedicara su dubitativo y controvertido trabajo: “El Presidente Thomas Woodrow Wilson. Un estudio psicológico.” (24) Escrito con la colaboración de William Bullitt, quien por su actividad diplomática le aportó datos, documentos y entrevistas. Trabajaron juntos durante 10 años y Freud no terminó de establecer definitivamente el texto sino hasta 1938, un año antes de su muerte. El libro fue publicado recién en Londres en 1967. Dicen que no se publicó antes para evitar ofender a su viuda. Freud declara allí abiertamente su antipatía por Wilson, pero también que logró desarrollar cierta simpatía, “de un tipo especial, mezclada con lástima…” El texto acaso sea el que inaugura la vía que sirve de guía, siendo el paradigma, el caso extremo. Pero interesa a nuestro trabajo en lo que más importa.
Freud había entonces dejado de lado la creencia en la tajante demarcación entre lo normal y lo anormal de la vida psíquica, concluyendo que las inhibiciones y los síntomas neuróticos llegan a ser comunes a todos los seres humanos civilizados. Por lo que dice allí que, para juzgar ciertos acontecimientos psíquicos, la categoría normal-patológica (en continuum) es tan inadecuada como la antigua categoría bueno-malo que lo incluía todo. “’Normal’ significa ‘promedio’ o cercano al promedio, considerar patológico o no un rasgo de personalidad o una acción, y queda a menudo determinado no solo en la medida en que es dañino o no para él mismo, sino también en la medida en que lo es también para la comunidad de la que forme parte” (…) “es decir, a pesar de sus anormalidades; pero, por otro lado, son a menudo precisamente los rasgos patológicos de su personalidad, la unilateralidad de su desarrollo, el refuerzo anormal de ciertos deseos, la entrega a una sola meta sin sentido crítico y sin restricciones, lo que les da el poder para arrastrar a otros tras de sí y sobreponerse a la resistencia del mundo”.
Freud nos dice: «Cuando el hijo se identifica con su padre y a éste con Dios, y erige a ese padre como su Superyó, siente que tiene a Dios dentro de él, que él mismo se volverá Dios» (…). «Wilson resbaló muchas veces hacia la neurosis y hacia el fin de su carrera casi se hundió en la psicosis.» Los colapsos nerviosos fueron una de las características principales de su vida. Desde niño fue enfermizo, por lo que no concurrió a la escuela hasta los 13 años. El primer colapso lo sufre a los 16 años: nerviosidad, dispepsia y dolores de cabeza, síntomas que lo acompañan durante toda su vida. Todos estos síntomas aparecían siempre que se enfrentaba a situaciones difíciles. El último gran colapso lo sufre en abril de 1919, en los meses previos al firmado del Tratado de Versalles que culmina con una trombosis cerebral que le deja con el lado izquierdo paralizado en septiembre de ese mismo año. Muere cuatro años después.
Para Freud los colapsos son el resultado del conflicto que lo atormentó toda la vida: el conflicto entre la pasividad hacia el padre y su actividad agresiva contra él: «Parece que identificó a su padre con Dios a edad muy temprana y que estableció a este Padre-Dios como su Superyó y con esto se condenó a esperar de sí mismo lo imposible”.
La actualidad de lo clínico-político
Si retomamos el hilo de Schorske podremos reconocer que en las altas esferas del poder y la ciudad, la práctica del psicoanálisis también existe y cumple la misma función que la de aquella recepción norteamericana. Lo sabemos, ya no es un secreto que Mauricio Macri se psicoanaliza desde hace 26 años, dos veces por semana (25).
Dice Lacan: “El epicúreo nos conduce a la función de la verdad de los argumentos que él cree refutar. Pero estos tienen en sí mismos tal virtud de verdad que confirman en el oyente la convicción exactamente contraria a la que el epicúreo querría inspirar. Ustedes saben, por otra parte, hasta qué punto un discurso enmascarado, un discurso de la palabra perseguida -como dice alguien llamado Leo Strauss- en un régimen de opresión política, por ejemplo, puede hacer pasar ciertas cosas pretendiendo refutar los argumentos que constituyen su verdadero pensamiento.” (26)
Los “encuentros” epicúreos de nuestro psicoanalizado se continúan por Skype, aunque éste esté de vacaciones y así de frecuente, y su psicoanalista -acérrimo antilacaniano- lo consiente. Cuando Jorge Luis Ahumada -mediático y sin meditar- dice para una revista, que espera que su vida “cambie lo menos posible”, su respuesta no deja ningún lugar a lo cómico. Las tres cosas a las que alude permiten confirmar el peso del síntoma de la relación al padre (por no hablar del padre en el rescate del hijo), alimentando la hipótesis de la relación de la política con la angustia (la de nosotros).
Por otra parte, la historia de su paciente, el caso, no es menos preocupante que su gestión: Encerrado en un ataúd, la vida de Macri cambió para siempre (27). La historia del secuestro cuenta cómo se materializó el resorte del pedido de tratamiento.
Destaquemos algo de aquel hecho traumático: El presidente mide 1,78 pero el cajón donde lo metieron medía 1,70 por 0,80. “Tal vez quisieron hacerlo a medida y equivocaron las dimensiones, o las redujeron con alguna otra intención. O fue pura maldad. El cajón estaba revestido en fórmica y parecía de aquellos utilizados en zonas rurales postergadas. Mauricio nunca pudo sacarse de la cabeza que la tapa del cajón estaba a no más de diez centímetros de su nariz. En el camino a su cautiverio, se movió. Cuando sus carceleros levantaron la tapa, estaba quieto, en posición fetal, como perro muerto arrojado en la cuneta de una ruta.” (28) De allí seguramente emergió otro cuerpo, ¿que un psicoanálisis -conociendo las técnicas y las críticas de Ahumada (29)- ha tratado infructuosamente de humanizar?
“Encadenado al suelo, estableció contacto con uno de sus captores, quien estaba a cargo de vigilarlo: «Yo te voy a decir Mario», contó que le dijo el secuestrador, y él entonces respondió: «Entonces, yo también te voy a llamar Mario». (…) Macri confesó que nunca logró ver el rostro de su celador, pero sí que estableció con él cierto vínculo afectivo: «Mario se asomaba por el hueco por donde me pasaban la comida con un hilo y charlaba conmigo a las dos de la mañana, me contaba que era hincha de Boca… Yo le conté que mi sueño era ser Presidente de Boca… Cuando mi padre pagó el rescate, fue mi peor momento, no sabía si me iban a matar, porque debatían qué iban a hacer conmigo. Y Mario venía y me decía, tranquilo que yo te estoy defendiendo» (30).
La periodista habla del síndrome de Estocolmo de Macri: es decir, de aquel cuadro patológico que aparece en la persona víctima de un secuestro, que consiste en mostrarse comprensivo y hasta benevolente enamorado de sus victimarios. Lo que Daniel Filmus interpretará como la última verdad de su política de gobierno (31).
«Los secuestradores siempre se comunicaban con mi padre a través de un grabador con mi voz. Yo hablaba con el grabador, leía por ejemplo, los titulares de los diarios como prueba. Yo grababa las instrucciones que me pedían. Por ejemplo, decía: “Papá, dicen que tenés que cumplir. Que no vayas a la policía. Contestá ahora qué vas a hacer.” “Mi papá respondía y ellos escuchaban, pero nunca hablaron una palabra con él.» (…). «Me iban a liberar pasadas las elecciones. Aproveché la relación que había logrado con Mario y le pedí por favor que pensaran que mi padre iba a perder la esperanza y no sobreviviría hasta el martes. Y que así no tendría sentido salir. Que si yo salía de esto con semejante pérdida, el sentimiento iba a ser enorme y yo, como persona, iba a ser irrecuperable. Mario se fue y luego volvió para decirme “Lo hablé con los muchachos y decidimos que te vayas mañana (por el jueves anterior a las elecciones)'». (32)
Lo que Freud denominaba trauma es un acontecimiento, y un acontecimiento no es un hecho. Determina un origen, separa un antes y un después. El acontecimiento es trauma cuando no se asimila, y determina una fijación. Engendra dos órdenes de efectos, repetición y defensa. Defensa y fijación se amalgaman, como dos fuerzas de sentido contrario.
El real inasimilable freudiano no es inerte, es motor de una Zwang, de una compulsión, de una coerción. Matar al padre para negociar un pase de salida, es una solución. Pero anteponerse a las elecciones, eligiéndose, para salvar al padre, es sin dudas mejorar la apuesta.
Escribe Miller: “Freud, que quería desacralizar el orden social, de hecho sacralizó la impotencia para gozar, y por ello mantuvo la ley como deseable. Esto da vida a la nostalgia de los psicoanalistas y los torna reaccionarios. El psicoanálisis lacaniano –es decir aquel que extrae las consecuencias de la estructura del discurso analítico- plantea por el contrario que la impotencia es imaginaria, y que lo real es lo imposible. Lacan lo demuestra si lo seguimos, resaltando en la teoría de Freud una discordancia entre el mito de Edipo y el de «Tótem y tabú». En el Edipo el padre obstaculiza el goce, y hay que matarlo para acceder al goce de la madre, mientras que en «Tótem y tabú», matarlo no resuelve nada ya que su prohibición, a la inversa, se eterniza.” […pero…] “El permiso para gozar no cambia nada la estructura del goce. Una vez que el psicoanálisis se quita el lastre del padre y de su prohibición, es posible establecer que lo que entraña una grieta [béance] es el goce mismo. Por lo tanto no hace falta barrera. Toda la construcción de Lacan mostrará que el goce encuentra sus límites de una manera natural, que es traumático y que inaugura el Zwang que no puede hallar redención alguna. (…) El goce mismo agujerea, entraña una parte excesiva que debe ser sustraída.” (…) “Esto está destinado a indicar el camino de un psicoanálisis propio de la época del permiso para gozar, de la época en que la prohibición ha perdido protagonismo –una época confrontada a un imposible que es la verdad de la prohibición, una época en la cual la grieta intrínseca del goce ya no se parapeta tras el padre.” (…) “Además significa que los analistas de mañana –y esperemos que los de hoy- no responderán a la norma de ninguna Iglesia, a ninguna voz canónica. No son los hijos del padre. Cada uno de ellos se particulariza por un camino propio que puede haberse abierto para actuar en la era postpaterna y que según una indicación de Lacan, es una vía de escape.” (33)
La vía del Sinthome
¿Por qué hablamos de síntomas en plural y de sinthome en singular? Porque cuando los diferenciamos nos moveremos en tres campos que están vinculados en la formación analítica: lo epistémico, la clínica y la política, anudados.
Nuestras reflexiones pretenden orientar a partir de diferenciar entre el síntoma y sinthome, por su pertinencia. Al respecto, sostiene María Cristina Giraldo, “no forzamos a los analizantes dentro de los textos ya que no nos servimos de la teoría al modo del lecho de Procusto de la clínica; la teoría responde a los problemas cruciales de la práctica analítica, y por ello las enseñanzas de Freud y de Lacan pasan por tiempos lógicos distintos en la investigación o, como diría Miller, en la elucubración de saber que, a su vez, orienta la clínica.” (34)
En El parlêtre político. El acontecimiento de cuerpo, reverso de la política, Eric Laurent explica: “La extensión de la perspectiva del inconsciente político al parlêtre nos conduce hasta los límites del cuestionamiento psicoanalítico sobre las relaciones del sujeto con el discurso. Centrándonos en el acontecimiento del cuerpo y no en una identificación, aceptamos seguir a Lacan en la zona en la que el sujeto se mantiene fuera de la garantía del “complejo de Edipo”. Necesitamos afrontar el riesgo de la identificación como delirante. En su “Proposición sobre el psicoanalista de la Escuela”, Lacan advertía: “Retiren el Edipo, y el psicoanálisis en extensión, diré, pasa enteramente a la jurisdicción del delirio del presidente Schreber”. Con el acontecimiento del cuerpo, se retira la identificación con el Padre y quedan al desnudo, como en el caso de Schreber, los acontecimientos del goce, más allá de la castración. J.-A. Miller lo formula como la elección que subsiste entre la debilidad de la creencia en el cuerpo –con lo imaginario agujereado que implica- y el delirio: “Los parlêtres [desbocados] están condenados a la debilidad mental por lo mental mismo, precisamente por lo imaginario como imaginario del cuerpo e imaginario de sentido. Lo simbólico imprime en el cuerpo imaginario representaciones semánticas con las que el cuerpo hablante teje y separa. Por eso su debilidad consagra al cuerpo hablante como tal al delirio. Uno se pregunta cómo alguien que fue analizado podría imaginarse todavía que es normal. En la economía del goce, un significante amo vale lo mismo que otro cualquiera”.
“Esta perspectiva clínica es al mismo tiempo altamente política. Limita las pretensiones del discurso del amo a autorrealizarse en un significante amo ideal, ya que uno vale tanto como otro cuando se trata de los modos de gozar. La propia democracia participativa recubre una participación de goce en un imaginario de cuerpos y de sentidos. Que también pueden conducir al delirio.”
Continúa Eric Laurent: “El discurso psicoanalítico es un instrumento poderoso para que este cuestionamiento de los discursos, los cuerpos y sus goces, así como [para que] sus potencialidades delirantes, puedan ser compartidas por el mayor número posible de sujetos del cuerpo […] político.” (35).
Retorno por la ciencia
La angustia introduce en el mundo la dimensión de la espera, y con ella aparece el tiempo en su dimensión humana. Luego, el primer aparato tecnológico para conjurar la angustia se llamará reloj. La compleja cosmovisión de los calendarios tejidos por los mitos y los ritos pasó a entrelazar materiales continuos y discretos que tradujeron el movimiento en segmentos espaciales mensurables, modificables, que luego de amplificarse se han ido reduciendo hasta configurar verdaderos autómatas en miniatura, condensadores de nuestro yo. Son los gadgets (36) -damas en miniatura que les han quitado su lugar a los ángeles- aplazando los deleites de la presencia y la ausencia del encuentro, mitigando así la angustia de la Soledad: común.(37).
¿Pero qué será de la angustia cuando ya no sea efecto de discurso, sino afecto correlativo de la caída del nuevo objeto, en la multiplicación infinita de más y más desechos de la ciencia? La transformación tecnológica actual es el gran acontecimiento, la gran situación social, la gran experiencia planetaria, el trauma colectivo verdadero y lugar de un cambio de registro. Entonces lo que pretende explicarlo todo acaso sea el afecto correlativo a este shock psicológico universal, y lo que implica para Mark Milla (38) de sentimiento nostálgico, efecto rebote del rebrote reaccionario en el mundo.
En La mente náufraga: sobre reacción y política (39) el avance de la cibernética, este acontecimiento múltiple e incalculable es tal porque conlleva una conmoción del saber. Es el fracaso del saber a cielo abierto, en tanto reducido a información y como información, capital inútil, una cifra más para Nuestra era ilegible (40). Para el inventario estadístico de horizonte programable del ciberespacio, porque las propias categorías que seleccionan los contenidos, no logran distinguir el continente del contenido y viceversa.
Luego el viejo correlato ficcional de la política, el hombre psicológico se ve superado por el hombre tecnológico. Es el sujeto subvertido en la composición de la trama, aquel que producirá las acciones [hé tón pragmatón sýstasis] (41) se irrealiza como citynet, y su vida virtual alimenta el “dataismo” de un Yuval Noah Harari (42). Así se configurará nuestro mundo del futuro, según la religión de Silicon Valley.
Su sujeto es aun más inefable. Por eso la responsabilidad caerá, como siempre, sobre la tumba del hombre de izquierda, y agujereado por la carencia de discurso profético. Solo nos quedarán los efectos nostálgicos de la revolución perdida, y la lenta utopía naturalista del Degrowth (43). Mientras que los otros, los liberales conservadores del cambio al infinito, pagan su angustia ante lo nuevo sin precedentes experimentando en vivo la crisis de sus referentes. Su miedo -temerario- siembra el terreno que cosechan los liberales neo. Ellos sí saben cómo realizar la antipolítica a escala planetaria…
¿Quién puede creer en la prosperidad sin crecimiento económico? ¿Quién va a reconvertir el valor de la moneda (o bitcoin) calculando en proteínas? La tensión es irreductible y desatará su lucha entre la llamada angustia social (algunos dirán masoquismo social) y lo que nosotros llamamos angustia neurótica. En tanto tenemos presente, que de lo que se trata es de extraerle a la angustia real la verdad que la irrealiza, algo que solo se obtiene en un psicoanálisis llegado a su fin.
Finalmente, la dimensión política del psicoanálisis se hace sentir de nuevo y les recuerda a los clínicos de la indiferencia metódica, del uno por uno de la neutralidad benevolente, flotantes e hiperconectados, la enseñanza de Oscar Masotta: que si bien la clínica es soberana, la razón es dialéctica.
Que frente a la impotencia del saber y de los discursos, el nombre de Lacan aun sostiene al psicoanalista, y sitúa la diferencia que hace posible repensar una política del deseo.
Entre tanto el factor político se desplaza segregando sentido, y el psicoanálisis-síntoma le opone resistencia. ¿Será el psicoanalista con su acto quien logre abrir la experiencia siempre distinta y no programable de un fuera de sentido que la angustia reconoce como causa común en la emergencia del único afecto que no engaña? ¿O habrá que seguir leyendo en los cambios de registro de la angustia los efectos del goce desencadenado, que elevaron hace tiempo el objeto a al cenit de lo social?
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El presente texto fue elaborado para las XII Jornadas Asociación de Psicoanálisis de Misiones-APM. 18 de marzo- Hospital S.A.M.I.C. «Dra. Marta T. Schwarz», Puerto Iguazú, Misiones. Argentina. La angustia contemporánea. Psicoanálisis frente a las Tecnologías de Yo. Para el capítulo: “Imposibles discursivos: Educar, gobernar, psicoanalizar”.
Notas:
(1) La angustia de Macri: «Yo voy a ser sincera: Mi hija tiene una interpretación que dice que ser colonia también puede ser un deseo político. Si se me permite una interpretación psicologista, creo que él estaba reflejando un estado de ánimo personal acerca de lo que puede sentir una persona que se sentía protegida, cubierta, criada por una familia muy pudiente y por un padre muy dominante, cuando le tocó independizarse a sí mismo quizás de una figura paterna muy fuerte y demás. Por ahí no y tiene razón mi hija y es el deseo de ser colonia que es también un deseo político pero bueno, permitime esa interpretación. La angustia no es un sentimiento político, patriótico, histórico. La angustia hace mención más a una situación de carácter personal que a una interpretación política, histórica, sobre todo en una persona que no ha hecho de la política y de la historia un leitmotiv«. Cristina Kirchner sobre los dichos de Mauricio Macri en el bicentenario del 9 de Julio de 2016. Cuando ante la presencia del rey (emérito) de España, dijera: «Deberían tener angustia de tomar la decisión, mi querido rey, de separarse de España». Diario Página 12, domingo 24 de julio de 2016.
(2) Lacan, J.: “La lógica del fantasma” (inédito). Clase del 10 de mayo de 1967. Lacan discute a Edmund Bergler, “alguien a quien no le falta talento ni penetración”. En “Nerveuse de base”, citado por Deleuze en “Masoquismo: frialdad y crueldad”. (Le Froid et le Cruel, Les Éditions de Minuit, 1967). Bergler propone que un modo de la regresión oral consiste en procurarse el deseo de ser rechazado como medio de satisfacción masoquista. Lacan dice que el deseo de ser rechazado podría corresponder a una defensa contra la voracidad del Otro materno, un modo de evitar, con el rechazo, ser devorado por el Otro. Estamos en mayo de 1967, en el contexto de la guerra de Vietnam: “…para señalar que tal cosa puede pasar en el mundo, como en un pequeño distrito del sudoeste Asiático. ¿De qué se trata? Se trata de convencer a cierta gente que está bien errada de no querer ser admitida en los beneficios del capitalismo, prefiere ser rechazada”. Mencionará aquella conocida sentencia freudiana: “La anatomía es el destino” (que sabemos bajo el eco de aquella otra que Napoleón le dirigiera a Goethe, en su reproche por el destino trágico del héroe en Werther: “La política, ¡he ahí el Destino!”). Entonces dice Lacan: “Lo que liga y opone a los hombres es precisamente un costado de lo que intentamos articular por ahora, la lógica.”
J.-A. Miller aclara: «El inconsciente es la política» es una variante de «el inconsciente es el discurso del Otro». Este vínculo con el Otro, intrínseco al inconsciente, es lo que impulsa desde la salida de la enseñanza de Lacan. Es lo mismo cuando nos dijo que el Otro está dividido y no existe como Uno. «El inconsciente es la política», radicalizada definición del Witz, la broma como proceso social, encuentra su reconocimiento y apreciación en el Otro, como una comunidad unida en el momento de la risa.» Fragmento de J.-A. Miller en: “Una variante como discurso del Otro”. Publicado en L`Hebdo‑blog el 21 de mayo de 2017. Traducción corregida, revisada por José Manuel Ramírez. Texto completo: https://www.pagina12.com.ar/39790-una-variante-como-discurso-del-otro
(3) Schorske, C.: La Viena de fin de siglo [1961], Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2011.
(4) Ibídem: Nota 3, pág.202.
(5) Es de hecho el hijo de José Luis Romero, Luis Alberto Romero, quien reedita este libro en Argentina en 2011. (ver también: La ciudad occidental. Culturas urbanas en Europa y América, de Luis Alberto Romero, Ed. Siglo XXI, Bs. As., 2009).
(6) Miller, J.-A.: Un esfuerzo de poesía, Paidós, Bs. As., 2016, pág. 15.
(7) La cita de la Eneida de Virgilio, acápite de La interpretación de los sueños: “Flectere si nequeo superos, Acheronta novebo” [Quod si mea numina non sunt / Magna satis, dubitem haud equidem / inplorare quod usquam est. / Flectere si nequeo Superos, Acheronta movebo./ Non dabitur regnis, esto, prohibere Latinis, / Atque immota manet fatis Lavinia coniunx: / At trahere, atque moras tantis licet addere rebus; / At licet amborum populos excindere regum.” (vii.310-16) Traducción: “Mas si mi poderío ya no basta, / auxilio irá a buscar donde lo encuentre: / si no hay dios celestial a quien incline, / pondré en moción al Aqueronte. ¡Sea! / No he de privarme del latino reino; / suya será la esposa que los Hados / de juro prometiéronle, Lavinia… / mas puedo dilatarlo, armar estorbos, / puedo arruinar los pueblos de ambos reyes: / ¡que a esta costa se alíen suegro y yerno!”, Aurelio Espinoza. Virgilio en verso castellano. Ed. Jus S.A., México, 1962.
(8) Ibídem Nota 3, pág. 203. Ver nota 300: El hallazgo es de Ernst Simon, “Sigmund Freud, The Jew”, Leo Baeck Institute, Year Book II, 1957, pág. 301.
(9) Freud, S.: Obras completas, “Cartas a Wilhelm Fliess”, Manuscritos y notas de los años 1887 a 1902. CCV Los orígenes del psicoanálisis. [111. Viena, 17-07-1899]
(10) 21 de mayo de 1810: “Este grupo de revolucionarios, encabezados por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se agrupaban bajo el nombre de la «Legión Infernal» y pedía a los gritos que se concrete la convocatoria al Cabildo Abierto. Los cabildantes acceden al pedido de la multitud. El síndico Leiva sale al balcón y anuncia formalmente el ansiado Cabildo Abierto para el día siguiente. Pero los «infernales» no se calman, piden a gritos que el virrey sea suspendido. Debe intervenir el Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra quien logra calmarlos garantizándoles el apoyo militar a sus reclamos”. Pigna,F.:http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/independencia/semana_de_mayo.php
(11) Ibídem Nota 3, pág.187.
(12) Freud, S.: Obras completas, “Cartas a Wilhelm Fliess”, Manuscritos y notas de los años 1887 a 1902. CCV Los orígenes del psicoanálisis. [152 Viena, 11-3-02].
(13) Ibídem Nota 3. Ver págs. 241-242.
(14) Elegante y poética figura que supimos escuchar de Germán García.
(15) Henrich Braun es un periodista, escritor y político alemán, nacido en 1854 en Leipzig y muerto en 1927, Berlín. Activista Social Demócrata, ha publicado sobre temas sociales. Era un ministro en el gobierno Hirsch en 1919. Ver: https://fr.wikipedia.org/wiki/Heinrich_Braun
(16) Alexander Karl (o Carl) Heinrich Braun es un botánico alemán, nacido el 10 de mayo de 1805 en Ratisbona y muerto en 1877, en Berlín. Ver: https://fr.wikipedia.org/wiki/Alexander_Braun
(17) “Jacob Bernays, hijo de un rabino, un judío comprometido, fue el primer judío en ser nombrado en un puesto estrictamente académico en la Alemania del siglo XIX». Filólogo en el campo de los estudios clásicos, que obtiene el derecho (por su tesis “Filología”) a ser miembro de la universidad alemana de Bonn. Debido a su origen judío, no puede acceder a una cátedra, pero fue nombrado director de la biblioteca y «profesor extraordinario». Ver: https://fr.wikipedia.org/wiki/Jacob_Bernays
(18) Freud, S.: Obras completas. La interpretación de los sueños. “ Cuentas y dichos en el sueño”, Apartado II, Tomo V, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1986, pág. 427.
(19) Lacan, J.: Escritos I, “La cosa freudiana, o el sentido del retorno a Freud en psicoanálisis”, Ed. Siglo XXI, Bs. As., 2009, pág. 390.
(20) Grtof Stanislav y Grtof Christina: “Estos arquetipos (…) llevó a la conclusión de que existe además de un inconsciente individual, un inconsciente racial o colectivo que es compartido por toda la humanidad” en Emergencia Espiritual. La crisis de transformación personal, Planeta. Nueva consciencia, 1992.
(21) Miller J.-A.: Ibídem 6, pág.12.
(22) Ver: https://es.scribd.com/doc/156949843/Edward-L-Bernays-La-ingenieria-del-consentimiento y también: http://edwardbernays.es/
(23) “El Siglo del individualismo” (en inglés The Century of the Self) es un documental británico realizado en 2002 por Adam Curtis que se centra en cómo el trabajo de Sigmund Freud, Anna Freud y Edward Bernays han influido en las corporaciones y gobiernos para poder analizar y controlar a las personas a través de la psicología de masas y la creación de la sociedad de consumo. Fue producido por BBC Four y RDF Media. Ver: https://www.youtube.com/watch?v=DotBVZ26asI
(24) Freud, S., Bullitt, W. C.: El Presidente Thomas Woodrow Wilson. Un estudio psicológico, Acme, Agalma editorial, 1997.
(25) Revista Noticias. “Cómo piensa el psicólogo presidencial”, por Juan Luis González. Sección política del 9 de Agosto de 2016.
(26) Lacan, J.: El Seminario I. Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Bs. As., pág. 256.
(27) Ver:https://www.clarin.com/suplementos/zona/encerrado-ataud-macri-cambio-siempre_0_HykTvSb_.html
(28) Niebieskikwiat, Natasha: El secuestro, Editorial Planeta, Bs. As., 2016.
(29) Ahumada, Jorge: «La rupture avec le paradigme freudien survient donc dès le début, lorsque Lacan introduit avec sa triade ISR le langage comme «scansion», comme rupture ontologique, entre l’homme et sa nature animale. Cette scansion est à mon avis un pont jeté pour rétablir le narcissismehumain: pour expliquer mon point de vue il faut revenir à Freud, à ses idées sur la continuité mentale entre l’homme et les animaux et sur la méthode scientifique de la psychanalyse.» “La ruptura con el paradigma freudiano se produce por tanto desde el principio, cuando Lacan introduce con su lenguaje tríada ISR como «escansión», como ruptura ontológica, entre el hombre y su naturaleza animal. Esta exploración es en mi opinión un puente tendido para restaurar el narcisismo humano: para explicar mi punto de vista debe volver a Freud, a sus ideas sobre la continuidad mental entre los seres humanos y los animales y el método científico del psicoanálisis”, pág. 246, (la traducción es nuestra). En: De l’angedéchu et du sujet: une critique des bases de la pensée de Jacques Lacan et de satechnique. Revue française de psychanalyse. Devenir psychanalyste? II Avril-juin 1992 Tome LVI. Presse Universitaires de France 108, Boulebardo Saint-Germain Paris. (Une versión préliminaire de ce travail a étélueau Xe Symposiumde l’Associationpsychanalytique de Buenos-Aires (octobre 1988)). Ver: https://www.cairn.info/resume.php?ID_ARTICLE=RFP_G1992_56N2_0425 / Ver también: Jorge L. Ahumada, Descubrimientos y refutaciones: el psicoanálisis clínico como lógica de la indagación. Psicoanálisis APdeBA – Vol. XXI – Nº 3 – 1999. Publicado en el Int. J. Psycho-Anal. 78: 1105-1118. http://www.apdeba.org/wp-content/uploads/Ahumada.pdf Allí puede leerse: «Tal lo sucedido cuando ayudé a mi paciente a visualizar la manera en que había preservado a su familia durante su primera crisis de pánico y del mismo modo a mí en la entrevista. Es también un truismo, donde todos los autores coinciden, que en última instancia toda ciencia expande las inducciones cotidianas. Lo cual, desde ya, no significa que la lógica práctica del analista se ate al sentido común: al contrario, se centra en lo que el analizado desconoce, en lo que Freud llamó las resistencias y Bion el vínculo – K. Valga, para terminar, la salvedad de que mi postura no implica subestimar el peso de nuestras teorías, facilitando u obstruyendo el acceso a los hechos. Pero embarcarse en el complejo tema de los diversos niveles, desde el clínico hasta el metapsicológico, que el término teoría adopta en nuestro campo va mucho más allá de lo que intenté aquí.» (1997).
(30) Ibídem. Nota 26.
(31) Escribe Daniel Filmus en Página 12: «La actitud del gobierno encabezado por Mauricio Macri se asemeja al comportamiento de quienes sufren el Síndrome de Estocolmo”. https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-292571-2016-02-16.html
(32) Ibídem Nota 26.
(33) Miller, J.-A.: Ibídem 6, pág. 289.
(34) Giraldo, María Cristina: “¿Por qué hablamos de síntomas en plural y de sinthome en singular?”, NEL Medellín. Publicado en julio 22, 2013. http://nel-medellin.org/sintomas-sinthome/
(35) Laurent, E.: El reverso de la biopolítica. Una escritura para el goce, Ed. Grama, Bs. As., 2016, pág. 256.
(36) El neologismo gadget proviene del nombre de la empresa Gadget Gauthier &Cia, encargada de la fundición de la Estatua de la Libertad que, al acercarse la fecha de la inauguración, como quería algo de publicidad, comenzó a vender reproducciones de la famosa señora a pequeña escala.
(37) Alemán, J.: Soledad: común. Políticas en Lacan, Editorial Capital Intelectual, 2012. Ver: http://analyticadelsur.com.ar/piezas-que-no-encajan-entrevista-a-jorge-aleman/ y https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-195791-2012-06-07.html
(38) Mark Lilla (Detroit, Estados Unidos, 1956) es un renombrado ensayista e historiador de las ideas y un reconocido experto en el campo del pensamiento político. Es profesor de humanidades en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York, y un habitual colaborador en revistas y prensa escrita, como el New York Review of Books, el New Republic, y el New York Times. Ha publicado varios libros de ensayo sobre historia de la política, de los cuales se han traducido al español: Pensadores temerarios: los intelectuales en la política (The Reckless Mind: Intellectuals in Politics, 2001) y El Dios que no nació: religión, política y el Occidente moderno (The Stillborn God: Religion, Politics, and the Modern West, 2007).
(39) Lilia, Mark: La mente naufragada. Reacción política y nostalgia moderna, Ed. Debate, 2017. Versión E-Book EPUB.
(40) Dice Mark Lillia: “Nunca, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el pensamiento político había sido tan superficial e incapaz de explicar su época. Perder el vocabulario de las ideologías y quedarnos con la simple fe en los “valores democráticos” ha empobrecido el debate. (…) No a todo el mundo le gusta esto. La izquierda, sobre todo en Europa y en América Latina, quiere limitar la autonomía económica por el bien público. Sin embargo, de entrada rechaza los límites legales de la autonomía individual en otras esferas, como la vigilancia y la censura en internet, que también podrían servir al bien público. Esa izquierda quiere un ciberespacio sin controles en una economía controlada: una imposibilidad tecnológica y sociológica. En China, Estados Unidos o en cualquier otro lado, a la derecha le gustaría lo contrario: una economía permisiva con una cultura restrictiva, lo que, a la larga, también constituye una imposibilidad. Estamos como el hombre a bordo de un tren que avanza a gran velocidad y quiere detenerlo tirando del asiento de enfrente”. Ver: http://www.letraslibres.com/mexico-espana/nuestra-era-ilegible
(41) Aristóteles afirma que la unidad de una tragedia no remite al hecho de que la mímesis se refiera siempre a las acciones de un mismo personaje, sino que solo se alcanza a través de su estructuración en la composición o entramado de las acciones [hé tón pragmatón sýstasis] (Poética, 1450 a), que de este modo sería el aspecto fundamental de toda tragedia, y por extensión de toda mímesis o representación sensible. En la poética hay dos conceptos claves en la construcción de la trama (mythos) y actividad mimética (mímesis). Al referirse a la tragedia, que para él es la poiesis por excelencia… “Es notable que Aristóteles, para designar el tipo de composición verbal que constituye la ficción narrativa, haya utilizado el término mythos. Este término puede ser sustituido por “fábula” o bien como acto de constituir una trama. Mythos en tanto composición verbal (uno de sus significados más antiguos es “decir”), como fábula (una obra surgida de la fantasía); sin embargo, su significación predominante alude al acto de componer una trama, de “poner en intriga”. (Jorge Peña Vial en Poética del tiempo: ética y estética de la narración, Editorial Universitaria S. A., Chile, 2002). De allí que un esfuerzo de poesía, sea una salida posible, en el reverso de la vida contemporánea.
(42) Harari Yuval Noah es autor de Sapiens, De animales a dioses, Homo Deus. Ver: http://www.elperiodico.com/es/noticias/ocio-y-cultura/entrevista-yval-noah-harari-homo-deus-5482036