Ernesto Laclau: Hegemonía e Identidades Populares
… es que no creo que toda tendencia,
que toda lógica hegemónica,
produzca una lógica emancipatoria.
Ernesto Laclau
Analista practicante. Integra del equipo de Pragma Clínica y Crítica -Instituto de Investigación y Enseñanza en Psicoanálisis- como docente e investigador. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Escuela de la Orientación Lacaniana, de la Asociación de Psicoanálisis de la Plata. Ha publicado en distintos libros y revistas.
Entusiasmo y generosidad
Fotografía digital, toma directa
63 x 83 cm
2007
Intervenciones con cúmulos de tierra, piedras y arena sobre imágenes de catálogos de decoración de interiores.
Conflicto: obstáculo y motor
La reflexión política del intelectual argentino Ernesto Laclau ha abrevado en múltiples referencias; algo de la originalidad de tal enfoque se apoya, en el uso en extenso de lecturas puntuales tanto de la obra de Sigmund Freud como de la enseñanza de Jacques Lacan. Recorrido de afinidades no sólo terminológicas, sino también de aproximación conceptual entre ciencia política y el psicoanálisis.
Es interesante este caso, ya que es posible decir que es el de un autor que aplica tanto a Freud como a Lacan, una operación de lectura y uso de las referencias similar a la que estos, de modos diversos, realizaron con sus propios campos referenciales, una extensibilidad de la aplicación de los conceptos en los pasajes de un discurso a otro.
En la ciudad de La Plata, en el año 1998 la revista Anamorfosis nro. 5 –dirigida por Enrique Acuña-, tuvo el gusto de publicar la conferencia que Laclau dictara en la entonces Escuela de Periodismo de la UNLP, bajo el título “La teoría de la emancipación –un enfoque deconstructivista”– de la que habemos de resaltar el valor de corte del instante emancipatorio; como instancia temporal y disruptiva, instauración de un elemento segregado, tiempo y acto que simultáneamente se realiza sin antecedente y con historia como fundamento racional.
Estas afirmaciones se hacen viables, en tanto no hay posibilidad alguna de un tiempo de reconciliación total en cualquier tipo de sociedad, convirtiendo así el conflicto de obstáculo en motor. Ya por entonces esas reflexiones, por la vía de la lingüística, llegan al psicoanálisis.
¿En qué términos y conceptos propios al corpus teórico más íntimo del psicoanálisis podrían ser aplicables en una prolongación –por momentos vertiginosa- al ámbito de las ciencias políticas? Y no sólo –aunque junto- a la reflexión de lo político, inmersa en el propio campo institucional, que realizan algunos psicoanalistas por momentos.
A la inversa, ocuparnos de estos temas desde el psicoanálisis no se trata de una sofisticación cultural, a quien le pudiera resultar una cuestión “no muy clínica”. Hay una política en cualquier clínica, también una clínica de la política.
Tres de los Cursos anuales dictados por Enrique Acuña en la APLP: “Psicoanálisis: una política antifilosófica del deseo” (2010), “Lo Tragicómico – Una política del psicoanálisis-” (2011) e “Inconsciente político -Una h(y)storia del psicoanálisis en la Argentina-” (2013) son algunos de los ámbitos donde ha tratado por diversos matices y autores, la discusión sobre lo político y sus diferencias con la política.
Distintas investigaciones de integrantes de módulos, escritorios clínicos, textos publicados, intervenciones públicas en la ciudad analítica, etc. también dan cuenta de esto.
Otros de los efectos ya más específicos, no de lo político como tema, sino de esa obra trunca de Laclau, puede hallarse en cómo atrajo a psicoanalistas de distintos puntos, no sólo a lectores del español, a prestarle particular atención. Así, una de las resonancias en los últimos años es lo que se dio en llamar a una serie de debates, conferencias y publicaciones que prosiguen hasta hoy.
Entre ellos se inscribe el debate que realizaran Ernesto Laclau y Jorge Alemán, en el año 2003 en la EOL “Por qué los significantes vacíos son importantes para la política” publicada en el libro de este último, Para una izquierda lacaniana… -intervenciones y textos-, donde retomaran temas planteados en el libro Emancipación y diferencia de 1996.
Entonces, tanto por su temática como por su método y uso de referencias, ingresa en el múltiple interés del psicoanálisis esta obra multívoca en sus debates y prolongada en su reflexión, en la cual hay una constante: los movimientos sociales son tales en un sistema de conflicto y tensión de fuerzas. Para su fundamentación recurre tanto a la retórica, a las superposiciones y desfasajes entre las categorías de universal y particular, en pro de intentar captar cómo algo incompleto –en el lenguaje- puede ocupar una función sistemática y aunque fallida totalizante de orden social.
De la multitud al público y más allá
Un problema que se nos presenta cada vez que entramos en otro discurso o sistema de autor es cómo no dar por supuestos, según la propia semántica, los términos utilizados en el mismo, sobre todo cuanto más común parecen las palabras utilizadas para nombrar los mismos. Pido al lector suspenda en la medida de lo posible su prejuicio, para seguir las próximas líneas, e invito a la lectura de la bibliografía consignada.
Adentrándonos ya en esa obra, hay una inteligencia en ese uso de la referencia freudiana y lacaniana al no desviarse, en esa tendencia tan común de suponer acríticamente que habría una continuidad entre un autor y otro, ni una noción de avance, ni siquiera una correlación cronológica interna a cada uno, en la cual los términos de un tiempo fueran los superadores de una anterioridad caduca, en una selección particular de elementos.
Un pasaje de lo irracional a la razón como contrapunto, se halla en los intentos de explicación de los denominados psicólogos de masas de fines del siglo XIX.
Con su libro The Revolution, H.A. Taine instala lo que por tiempo serviría de sintagma: al individuo le correspondería una racionalidad que pierde cuando participa de la multitud, un retorno a lo natural instintivo, que en clave darwinista como “mecanismo de disolución” Jackson y Ribot incluían en una especie de retroceso biológico.
Consideraciones que parecieran tan distantes, como la de hipnotismo y criminología, resultaron estar en el centro de estas caracterizaciones, de la multitud como expansión y reducto de lo desviado, violento y destructivo.
En el primer caso, el del hipnotismo, la masa pasa a ser leída –en Francia- en el marco de una patología. Por ello, la descripción y explicación de la hipnosis para las escuelas psiquiátricas con preponderancia en el déficit anatómico-fisiológico de la histeria de Charcot en la Salpetrière y el psicologismo de Liebéault-Bernheim en Nancy, ocupan un lugar preponderante como trasfondo y sustento para aquellos. En términos criminológicos, el clásico L´Uomo Delinquente de Lombroso en Italia también ocupa ese lugar, afiliado a lo deficitario anatomopatológico.
Es con Tarde y Mac Dougall que ingresa otro eje de análisis que no prosigue lo estratégicamente peyorativo de la analogía y modelo de la enfermedad; será el binomio imitación-invención, hechos corresponder entre los integrantes de la multitud y el líder respectivamente, que con el abandono de lo psicopatológico como fundamento se hace sensible a las acciones a distancia.
Tres sucesos en lo técnico: la imprenta, el ferrocarril y el telégrafo sucedáneos a la emergencia de otro tipo de masa, ya no la basada en la proximidad de los cuerpos, sino en la comunidad “espiritual” cuya influencia, operación, incidencia, etc. puede tender hacia cierta “cohesión mental”.
Interesante subrayar también que con este aspecto de mutación de algunas masas, de la multitud, aglomeración revoltosa disgregativa que puede tornarse en público, al dar otra injerencia al rol de algunas publicaciones, según Tarde, “los intereses son expresados [por la prensa] de otra manera que unidos o sublimados en teorías y pasiones: los espiritualiza e idealiza-“.
En La razón populista el uso del texto freudiano, escrito entre guerras, Psicología de las masas y análisis del yo es destacado como el que fuera de crucial incidencia de ahí en más en un vasto arco de estudios sobre el tema, por lejos más allá de los propiamente psicoanalíticos. Texto en el que Freud desprende un orden de razones en la lógica de la masa, de las explicaciones tanto por la vía de la sugestión, como del instinto natural, como de un reduccionismo psicopatológico. Notará el lector sensible, lo desacertado de considerarlo un texto sin clínica
Reenvía para esto tanto al valor del interés libidinal como la identificación en la conformación de agrupamientos organizados –metodológicamente seleccionados en los grupos con líderes tales como el ejército, intermedios como la iglesia, como así también los agrupados en torno a una tendencia que ocupara ese lugar-.
Pueden rastrearse algunos paralelismos en el texto de Eric Laurent Racismo 2.0 (2014), tanto en los temas como en los ejes de análisis, acerca de la función positiva de lo segregado, lógica colectiva en la constitución a la vez externa e íntima de un campo de fuerzas y sus límites.
Investidura, pulsión y no sólo identificación, serán así la trama de lectura de las relaciones que en esta se establecen en las funciones de lo que en el extremo equiparará Laclau con las nociones gramscianas de cohesión y coerción, antecedentes a la noción de hegemonía.
En esta línea, invitado en la UNLP, en el año 2013 dictó una conferencia, cuyo comentario extenso y pormenorizado realizó Fátima Alemán con el título “Psicoanálisis y política: la ontología discursiva de Ernesto Laclau”, se encuentra publicado en el Loro de AVA número 15 http://issuu.com/aplp/docs/el_loro_de_ava_n___15-_oct13pdf#embed, donde puntúa los modos en que el conferencista se explayó sobre el vínculo hegemónico a partir de tres enfoques teóricos: el Abgrund en Heidegger, el objeto a en Lacan y la clase hegemónica en Gramsci. Enfoques que intentan situar el pasaje epistémicamente problemático y políticamente imposible de la representación, como salto entre una totalidad inabarcable –la suma permutativa de requerimientos sociales diferentes-, por medios distorsionados y fallidos para la realización absoluta de cada pedido particular.
La construcción discursiva del antagonismo
En el año 2001, Ernesto Laclau dictó una conferencia en la sede de la APLP, publicada en la revista Conceptual –estudios de psicoanálisis- Año 1 número 2 intitulada “La construcción discursiva de los antagonismos sociales”. Lecturas de textos posteriores vuelven a temas presentados en esta.
La referencia al lenguaje en sentido amplio en la teoría política de Laclau sobre la noción de hegemonía, no se subsume a un modo de uso de algunos términos lacanianos –significante, objeto a, punto de capitón, goce-; de hecho reconduce tanto a la prerrogativa de algunas figuras de la retórica –catacresis-, como a las teorías de la nominación –principalmente el debate entre descriptivismo y antidescriptivismo en la cual toma partido por esta última en las afirmaciones de Saul A. Kripcke-.
Los agrupamientos no son explicados como totalidades cerradas y armónicas, sino que la tensión, el uso de la fuerza, el disenso, forman parte vital y activa de su configuración. Así, no son comunidades de sentidos estabilizados sino hay un esfuerzo por argumentar por medio de teorías del lenguaje -desarticulado de una reducción comunicacional-, en torno a cómo un mundo de diferencias puede por momentos hacer conjunto político.
Lo que denomina lógica de las equivalencias y lógica de las diferencias es un flujo de permutativo que depende de la creación de un límite discursivo para constituirse, ya que hay que entender una serie de inversiones en las que, por ejemplo, para que la equivalencia se produzca hay un tiempo de suma de diferencias que no podrán ser representadas de modo alguno como totalidad.
El significante saussureano intervenido por Lacan, aunque restringido en su faz de sonoridad desarticulada del sentido, es nombrado por Laclau significante vacío en tanto desprendido de una sola significación, y apropiado por ende para la representación de lo que llama lógica equivalencial; por medio de un elemento heterogéneo es representada una serie de demandas particulares diferentes.
Esta herramienta sirve para consignar cómo cualquier, subrayo cualquier, expresión en el lenguaje más o menos encarnada puede venir a ocupar contingentemente un lugar representativo por excelencia, aquel en que varios se agrupan en un procedimiento que siempre es asimétrico y fallido.
En otros términos, hay una masa crítica de demandas particulares que se produce en todo movimiento social, como razón y sin razón, en la cual un elemento empezará a funcionar, estructuralmente, como representante “vacío”, no por su correspondencia a una entidad particular, sin dejar de ser particular y sin que siquiera tenga un sentido predeterminado que lo haga más o menos legítimo per se –léase ideología, anhelo, progreso, avance, etc- .
Un acto por el cual un plebs, a partir de ciertas condiciones, se concibe como populus.
La hegemonía justamente será definida como la “operación por la cual una particularidad asume una significación universal inconmensurable consigo misma”. No hay así en el proceso hegemónico, según Laclau, la idea de un avance de la historia en esos movimientos.
Ahora, como “no hay un contenido óntico predeterminado” –el autor apela para ello a formas del ser tales como la identidad- se produce lo siguiente. Los agentes del interés libidinal que en un momento de variación de sus formas de representación –preferencias-, cambian su lugar, según conexiones y articulaciones -que agrego no niegan la decisión-, sin que esto implique per se un acceso siquiera a una instante de emancipación.
En ello otro tipo de significantes vienen a resultar elementos ad-hoc, los llamados significantes flotantes, que juegan también su partida en tanto ocupan el lugar de cadenas de equivalencias confluyentes, hacia el lugar de representación hegemónica construido.
La construcción discursiva de un antagonismo cumple con su función, ya que sólo a partir de establecer un elemento excluido es que se hace posible en el mismo movimiento una frontera externa. Es aquí cuando el autor justamente recurre a la teoría de la nominación, el nombre como la función que hace a nombrar el límite, a partir de establecer un elemento diferencial radical que no puede ser reintroducido dentro de la suma de demandas particulares.
Aunque la movilidad de estos procesos es incoercible, la representación hegemónica, al dar en su implantación identidades populares, de un modo u otro trastabilla –eso sí es parte de su historia- ya que en su misma dinámica incompleta, fluctúa; tanto en la frontera con lo segregado –impostura de lo adverso- como en las cadenas diferenciales internas –afectio societatis– coyunturalmente equivalentes.
La importancia de los tiempos en el terreno de lo político es aquí relevante.
Hay puntos problemáticos a nivel epistémico, posiblemente algunos de diferencias insalvables: la fijeza de la identidad en consonancia con el recurso a una óntica y una ontológica; una teoría del sujeto que incluye síntoma y decisión no se explica en las inversiones entre lo universal y lo particular; no parece que se pudiera establecer una relación tan idéntica entre el invento lacaniano del objeto a y su uso particular en el sistema creado por Laclau, así también dar con una acepción del goce común. Corresponde para afirmar una u otra cosa, otras investigaciones más extensas y detalladas.
Notas:
Una sucinta bibliografía de su obra para el lector interesado, se extiende en un arco de treinta años desde:
• Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo, Siglo XXI, México, 1978;
• Ernesto Laclau (entre otros) Tres ensayos sobre América Latina, FCE, Buenos Aires, 1980;
• Emancipación y diferencia, Buenos Aires, Ariel, 1996;
• «Deconstrucción, Pragmatismo y Hegemonía», en Deconstrucción y Pragamatismo, Chantal Mouffe (comp.), Buenos Aires, Paidós, 1998;
• Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo [1990], Nueva Visión, Buenos Aires, 2000;
• Misticismo, retórica y política, FCE, México, 2002;
• Ernesto Laclau (entre otros), Contingencia, hegemonía, universalidad –diálogos contemporáneos en la izquierda-, FCE, Buenos Aires, 2003;
• con Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista [1985], FCE, Buenos Aires, 2004;
• La razón populista, FCE, 2005;
• Debates y Combates –Por un nuevo horizonte de la política, FCE, Buenos Aires, 2008.