Ex-somatización cibernética: un nuevo pharmakon
Psicólogo clínico (U.N.L.P.). Psicoanalista en Mar del Plata y Miramar. Miembro de la RED AAPP y corresponsal de la Revista Conceptual.-
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Conversación con Javier Blanco sobre Bernard Stiegler, filósofo francés.
“La peste, dice Sócrates, son los sofistas que se apoderan de la técnica de la escritura para producir un discurso que no es verdad, pero que es eficaz.”
Bernard Stiegler
Presentación:
Javier Blanco es Doctor en Informática (Universidad de Eindhoven, Holanda). Profesor titular de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación de la Universidad Nacional de Córdoba. Investigador categoría I del Programa de Incentivos y Director del proyecto reflexiones sobre tecnología, artefactos e información. Es Director de la Maestría en Tecnología, Políticas y Culturas (U.N.C.). Especializado en las áreas de métodos formales, filosofía y computación, filosofía de la información y filosofía de la técnica, ha escrito numerosos libros y trabajos científicos en Ciencias de la Computación, Matemática, Educación y Filosofía. Entre ellos podemos mencionar algunas compilaciones recientes: Amar a las máquinas, cultura y técnica en Gilbert Simondon (Ed. Prometeo. C. A. Buenos Aires, 2015) y Tecnología, política y algoritmos en América Latina (Ed. Cenalte. Viña del Mar, 2020).
Leonardo Vera: En diciembre de 2019 fuiste invitado a participar en el XIX Congreso Nacional de Filosofía realizado en Mar del Plata. A la sazón, me serví de nuestra condición de coterráneos y conocidos de la infancia para proponerte que replicaras en Miramar tu conferencia “Cyborgs por naturaleza: inteligencia artificial y condición humana”. Actividad auspiciada por Analytica del Sur y la Red A.A.P.P. Entonces, desarrollaste una muy interesante historia de cómo evolucionaron las herramientas y máquinas hasta la cibernética de nuestros días, desde una perspectiva también filosófica que se puede escuchar en línea(1).
Además de repasar tu trayecto académico habría que destacar tu compromiso político como Secretario General de ADIUC, gremio de los docentes e investigadores universitarios de Córdoba, así como el encuentro con Jorge Alemán en un programa de T.V en Córdoba o con Horacio González como ejemplos de tu recorrido. Y presentarte, a los lectores del psicoanálisis, como analizante que conoce cómo funciona el diván. Entonces sí, demos inicio a la conversación sobre Bernard Stiegler.
Seguro te ha sorprendido su muerte. ¿Cómo pensar este final del filósofo?
Javier Blanco: -Hace casi un mes, agotado quizá por las manifestaciones hiperbólicas de la estupidez que han proliferado durante la pandemia y con varios problemas de salud, el filósofo francés Bernard Stiegler decidió terminar su intensa y multifacética existencia.
L.V.: -No sólo se elogia su lucidez. Leí por ahí que estuvo preso por robo a mano armada. En Pasar al acto(2) él habla de cierta “transgresión” por la que terminó en prisión.
J.B.: -Tratando de sostener su emprendimiento gastronómico “L’Écume de jours”, (La espuma de los días, bautizado seguramente así por el libro del también amante del jazz Boris Vian), y con sus condiciones financieras desmejorando, realizó varios robos a bancos, siendo arrestado en 1978. Luego de estudiar filosofía en la cárcel -donde permaneció cinco años- nunca abandonó su gusto por el peligro, pensando siempre desde el riesgo, allí donde nada es fácil.
Entre 1994 y 2001 escribió una trilogía monumental y renovadora, el primero de sus tomos fue su tesis doctoral bajo la dirección de Jacques Derrida: La técnica y el tiempo I: El pecado de Epimeteo(3). Entre las muchas virtudes de esta obra está el desarrollo de la idea de co-constitución de lo humano y lo técnico (es el “qué” quien da lugar al “quien” y no al revés), el origen técnico del tiempo como derivación de la velocidad, y la centralidad de las formas de exteriorización de la memoria, que le permiten postular una periodización novedosa de la modernidad.
Tres hechos marcan para Stiegler los cambios de época asociados a formas particulares de las tecnologías mnemónicas. Primero, la aparición de las máquinas con la revolución industrial y la automatización del saber-hacer (know-how). El gesto del obrero es registrado en la máquina y se produce la proletarización, la pérdida de saberes y la cesión de estos al capital. Dice Stiegler que en esta etapa se proletariza la subsistencia. Luego, la automatización de la experiencia sensible, con la aparición de los dispositivos analógicos de registro: la fotografía, el fonógrafo y, sobre todo, el cine. Se produce una proletarización del saber-vivir (savoir-vivre), de las condiciones de existencia. Por último, con la reciente universalización de las tecnologías digitales, principalmente la aparición de Internet, se produce una auto-producción de trazas digitales que terminan automatizando el saber teórico, produciendo la proletarización de mentes y espíritus, de las facultades noéticas, o, como también lo llama, de la consistencia de la vida racional.
L.V.: -A mi entender existen varios puntos de contacto entre las ideas de Stiegler y el psicoanálisis de Jacques Lacan, a pesar de que éste le dirige importantes críticas. Pero la idea de exilio de la naturaleza de la condición humana, y la imposibilidad del sujeto en alcanzar la representación, son comunes. Pero a mí parecer su gesto intelectual, su operación retorno a Gilbert Simondon es estratégica y muy lacaniana.
J.B.: -Stiegler postulaba que lo que podemos llamar inteligencia noética, es siempre inteligencia artificial, distinguiendo ésta de las formas de inteligencia implicadas en toda forma de vida, inteligencia esta última “natural” y por lo tanto sin necesariamente un acceso reflexivo a la conciencia. Prefería llamar a esa última inteligencia orgánica, mientras reservaba el neologismo “organológico” para hablar de la primera. Ninguna de ellas requiere sin embargo una hipótesis representacional, y estarían relacionadas con la realización efectiva de objetivos dados.
La inteligencia noética y su forma específica actual como inteligencia artificial es para Stiegler entonces la continuación de un largo proceso de exosomatización del pensamiento, sobre todo de la memoria y la imaginación…
L.V.: -Me hacés pensar en una anécdota que tengo con mi hijo de 9, jugaba Roblox (un videojuego multijugador en línea, que comparten con su prima –ella en Neuquén. Los usuarios pueden crear sus propios mundos virtuales e interactuar, elegir su apariencia, elegir un cuerpo 3D. Son unas escondidas a la inversa, juegan a encontrarse en un mundo virtual donde corren, saltan, mueren y vuelven). Ríen a carcajadas, el otro día se lamentaba irónico: “Estoy cansado de morirme”. ¡No pude evitar detenerme en su expresión!
J.B.: -Me recuerda la frase de Mort Cinder, el comic de Alberto Breccia. Éste decía “Qué bueno es respirar… Sobre todo, después de haber muerto… Cansa tanto morirse… Y duele mucho…”.
L.V.: -Claro, es muy actual. A propósito de esto que decís, Germán García –y creo que viene a cuento- usaba ese personaje para figurar la reversibilidad del fantasma. Tomaba ese personaje Mort Cinder de Breccia, y a éste como pionero de esa figuración. Explicaba que es un ejemplo perfecto de la topología del fantasma, es la inversa del mito del héroe que analiza Sigmund Freud, con Edipo. El héroe trágico es rescatado de niño de la muerte, y muere de viejo tratando de entender por qué es salvado y condenado. El otro; vuelve de la muerte para vengarse de esas vidas que son su condena, y no logra morir. Hoy que las figuras de héroes que vuelven de la muerte y viajan en el tiempo están a la orden del día. Además, viene muy bien para ejemplificar al sujeto de las adicciones…
J.B.: -Bernard Stiegler, siguiendo a Norbert Wiener, señala que la artificialidad creciente de la inteligencia producida por la exosomatización cibernética, puede también generar una estupidez artificial a escala industrial, en tanto la humanidad abandona el conocimiento y su concomitante camino de lucha contra la entropía.
La inteligencia natural puede fallar, lo cual en general implica la muerte del organismo, pero no podría existir la estupidez natural, en cambio la inteligencia artificial abre la posibilidad, largamente actualizada en este tiempo, de formas industriales de la estupidez. El pensamiento noético se centra entonces ahora en la paradojal tarea de luchar contra los efectos entrópicos de la exosomatización, y da esa lucha generando otros procesos de exosomatización.
Un libro escrito en 2012 indispensable para dar cuenta de los desafíos quizá insuperables del presente es États de Choc. Betise et savoir au XXIè siecle(4) (Puede traducirse como “Estados de shock, estupidez y conocimiento en el siglo XXI”. Aún no hay publicada una traducción al castellano por cuestiones editoriales). Allí, Stiegler muestra el panorama sombrío de la razón y la proliferación de formas de estupidez, de nuestra propia estupidez, y la aniquilación del deseo en una forma cada vez más desarrollada de capitalismo pulsional. En su pensamiento farmacológico dirá Stiegler que toda época signada por las formas específicas de exosomatización tiene dos momentos, que él llama doble redoblamiento épocal.
El primero lleva a experimentar la toxicidad del nuevo farmakon (en este caso, la tecnología digital), para dar lugar a una terapéutica derivada de la desautomatización del vínculo productivo en y con, el nuevo marco tecnológico. Sin embargo, no se muestra demasiado optimista acerca del momento o la forma de dicho redoblamiento en la actual era, reducido a ciertos indicios dados por vínculos tecnológicos como el del software libre que implican una incipiente reconstrucción de un deseo en la producción técnica que no se reduce a lo monetario, y la posibilidad de producir medios asociados donde se comparte el conocimiento, contrario a las formas de apropiación y concentración corporativa.
La reactivación de la economía libidinal parecía a Stiegler una de las condiciones indispensables y más difíciles de cumplir para encontrar las bifurcaciones correctas en la encrucijada presente. Por otro lado, la posibilidad de preservar las formas de atención profunda necesaria para el logos, era otro de los desafíos planteados sobre todo al sistema educativo, enfrentado a una industria creciente de dispositivos atencionales sustentados en la hiperatención (conceptos estos debidos a Katherine Hayles).
Uno de los problemas centrales entonces para Stiegler es que la forma que toma la irracionalidad en la actualidad es de explotación industrial de la pulsión.
L.V.: -Es un asunto bastante complejo. Pero efectivamente el tema de la pulsión aparece en forma recurrente, y en ese artículo: “La prueba de la impotencia: nanomutaciones, hypomnémata, gramatización” que está en la compilación de 2015 donde publican tu artículo, “Amar a las máquinas”(5) y Stiegler menciona “el mecanismo de aquella estupidez que Deleuze llamaba “trascendental”, prueba de la impotencia misma…”. Pero esta estupidez industrial no se explica sin la referencia al inconsciente y a la pulsión. Stiegler dice:
“Sin embargo, el inconsciente es incontrolable. Y ésta es la razón por la cual sostuve recientemente que la nueva fórmula que religa y desliga a la vez el poder, saber y querer gramatizándolos es la que, produciendo esencialmente una impotencia de lo racional, conduce hacia las sociedades incontrolables.
Un pensamiento de las nanomutaciones, pese a que designa un proceso que lleva hacia la convergencia de tecnologías de la materia, de la información y de lo viviente, como poder de gramatización, es el que pone a la técnica y a la tecnología en primer plano:”(6)
Gramatización quiere decir esa paulatina pérdida del saber hacer, por la escritura misma que vos explicabas. Ahí sigue la línea de Derrida, y enumera dos mutaciones. La primera: histórica, protohistórica, prehistórica. Y la segunda. Como un: “…repertorio de problemas profundamente inéditos y “nanomutantes”, introducidos por lo que llamamos, sin saber aún muy bien a qué hace referencia ese nombre, las nanotecnologías –y ese “no saber muy bien” es parte de estas cuestiones, y las sobredetermina a todas.”
El contexto actual –sin agregarle nada- resignifica éste texto de una manera extraordinaria. Y las referencias a Freud y a Lacan son fundamentales en este texto, por lo cual merecerían un análisis más profundo. En su última enseñanza, Lacan habla de un “inconsciente real” que si bien es cierto que puede figurarse como un inconsciente no antropomórfico (también ligado a la escritura), a la vez es lo más vivo del goce. Atado, anudando el cuerpo vivo hasta en su inquietante extrañeza, e inclusive mistificado como goce del Otro. Esa enseñanza es fundamental porque en las presentaciones clínicas actuales, los síntomas se presentan ya no como preguntas del ser sino como fenómenos del cuerpo sin respuesta. Esa desorientación cenestésica, ese auge de lo fenomenológico, esa dependencia de los aparatos como extensiones del cuerpo, nos debería llevar a Stiegler. Podría pensarse esos procesos de ex-somatización como efectos, que retornan en la extrañeza del cuerpo propio, aquello que la clínica actual da cuenta. Podría separarse esta estupidez, reducida al estupor (de donde deriva estupefaciente) solidaria de la adicción generalizada en la época de la economía neoliberal del consumo de todo, deimágenes, depornografía, de apps cognitivas y juegos diversos. De las variantes actuales de las tecnologías del yo, en tanto retorno material de los gadgets (artilugios, dispositivos) estupidez inmanente, que actúa sobre el cuerpo: juguetes sexuales, cirugías y sueños de implantes tecnológicos, cada vez más reales, etc.
Ahora; volviendo al tema de la pulsión (separando al sujeto capitalista de lo pulsional propiamente dicho) ya que Stiegler se detiene en el concepto mismo citando a Freud a la letra en una traducción, que hay que decirlo no tiene correlato en castellano, él dice:
“Ahora bien, la cuestión freudiana del “Más allá…” plantea otro tipo de meta estabilidad, con que se introduce la economía vital de las pulsiones, si es que es cierto que al describir la vida individual y colectiva de los protozoarios lo que se describe es una doble tendencia típica de la vida en general cuando busca un optimum vital [y entonces aparece esa traducción de S. Jankélévitch(7)]: “El proceso vital del individuo tiende, por razones internas, a la igualación de las tensiones químicas, es decir a la muerte, mientras que su unión con otra sustancia viviente, individualmente diferente, que aumentaría estas tensiones, introduciría, por decir así, nuevas diferencias vitales que para la vida se traducirían en una nueva duración. Naturalmente, ha de haber un optimum o muchos optima para las diferencias existentes entre los individuos que se unen, para que su unión llegue al resultado deseado, es decir al rejuvenecimiento, a la prolongación de la duración de la vida”.
Ahora bien, es aquí que en el pensamiento freudiano aparece la hipótesis de la pulsión de muerte como componente primordial de la individuación vital, pero en permanente composición con la pulsión de vida, lo que constituye, precisamente, la meta-estabilidad del viviente: “La vida nerviosa en general está dominada por la tendencia al rebajamiento, a hacer desaparecer la variación, a la supresión de la tensión interna provocada por las excitaciones ([está dominada] por el principio del nirvana, para servirnos de la expresión de Barbara Low)”.
La confusión, igualación entre Principio del Nirvana y Principio del Placer, es muy común porque no se captan que ambas, son dos vías diferentes por las que Freud aniquila la pulsión de vida (del mínimo y el máximo de tensión), que en el Más allá… finalizan en la inacabada y triunfante pulsión de muerte. Convengamos que de por sí, decir “pulsión de muerte” es ya un oxímoron (estas dos cuestiones las señala Germán García), por lo que viene bien retomar a Lacan. El problema es el esencialismo de lo real en los lacanianos actuales. Saber si la pulsión es “real” o “natural” y/o “antinatural” no lo sabemos, porque no hay saber en lo real (se dice). Y por allí hacemos agua. Freud sostiene que es un concepto límite, y que ni siquiera es una mediación para un uso técnico del lenguaje. Hay una tendencia en cada quién, hay formas típicas y algo que hace que eso se repita y pero la repetición –como dicen decía Masotta- no se repite.
Sin embargo, “entender la repetición como posibilidad de pasar de lo ordinario a lo extraordinario” como señala Stiegler, “como invención”, es fundamental. Él dice que Simondon, cree que poder llamar unidad mágica a eso: “constituye unos «puntos clave» gracias a los cuales se da un mundo marcado por lugares y momentos privilegiados (que son también el origen de lo que yo mismo he analizado como las bases cardinales y calendarias de todo proceso de individuación). Pero aquí, Simondon establece como la fuente misma de toda individuación la existencia de un deseo [destacado en el original] de escalar, es decir de elevarse, que estos puntos clave, y la red que forman, traman como la base misma del afecto.” Es original meter el afecto aquí.
J.B.: En los últimos días, Stiegler dejó publicados sus últimos trabajos, y en particular trazó una hoja de ruta que implica una revisión profunda de la individuación vital propuesta por Simondon para adecuarla al programa organológico, proponiendo procesos de individuación en tres dimensiones: psíquica, colectiva y tecnológica. Por otro lado, implica también una relectura y actualización de las propuestas de Derrida de ver a la escritura como un farmakon, extendiéndolo a otras formas de lo que llama, siguiendo a Husserl, retenciones y protenciones (memoria e imaginación, si se quiere). Los procesos de digitalización conllevan el peligro de la automatización de retenciones y protenciones. La terapéutica necesaria para este nuevo estadio es cada vez más urgente, y el camino que deja trazado es quizá una de las mejores apuestas para desarrollarla.
L.V.: El psicoanalista se detiene antes de precipitarse en el furor terapéutico, pero es cierto que tampoco podríamos psicoanalizar un programa organológico. Sin embargo, insisto hay cuestiones comunes. Encontré una entrevista maravillosa(8) donde dice esto que vos nos explicas: “Pensar el pharmakon es hacer de esta condición trágica un asunto de terapéuticas” (¡Ese plural es fundamental!). Por lo que le preguntan: ¿De dónde viene su interés por la tragedia de Sófocles, Edipo rey?.
Entonces responde: “También por Sófocles en general. El “milagro griego” es, en el siglo VII a.C., [un interés] sobre las pisadas de la invención de la escritura alfabética, una nueva psyche y una nueva polis. Esta constituye un profundo cambio noético, a través del cual es posible individualizarse en tanto que ciudadano. Ahora bien, en el siglo V, este ideal se pudre en su árbol: es el contexto de Edipo rey. Edipo cura la peste, pero la peste regresará, por ejemplo con Creonte. La peste, dice Sócrates, son los sofistas que se apoderan de la técnica de la escritura para producir un discurso que no es verdad, pero que es eficaz. La filosofía, con la Academia de Platón, nace de esta crisis de la ciudad ateniense. Bajo este aspecto, ella siempre es política: es un pensamiento crítico sobre las condiciones de vida de los ciudadanos en la polis. Es este escenario lo que debemos revisitar suscitando farmacologías positivas a partir de las técnicas digitales, que hoy están exclusivamente al servicio de los imperativos económicos consumistas que han devenidos, ellos mismos, tóxicos”(9).
Fíjate dónde reencontramos ese significante enigmático de la “peste”, que retorna en esta coyuntura. Como si no hubiera ya aludido a ese efecto de sugestión. Es mi estupidez personal, esa por la que todavía no incauto, me dejo engañar…
Agradezco tu amable diálogo, modulado por estas condiciones de vida críticas que nos han tocado, y que como leemos son las que animan siempre el pensamiento y la política.-
Entrevista escrita entre Córdoba y Miramar, septiembre/2020
Notas:
(1) https://www.youtube.com/watch?v=7dmFVhMdd80&t=439s
(2) Stiegler, Bernard: Pasar al acto, Ed. Hiru. Plaza de edición: Hondarriba 2005. Texto pronunciado en el marco de una conferencia dada en el Centro Georges Pompidou a pedido de Marianne Alphant, el 23 de abril de 2003.
(3) Stiegler, Bernard: La técnica y el tiempo I, II y III. Ed. Hiru Plaza de edición: Hondarriba 2003.
(4) Mille et une nuits, Paris, 2012
(5) Pablo Rodríguez, Javier Blanco, Diego Parente Y Andrés Vaccari (Coord): Amar a las máquinas, cultura y técnica en Gilbert Simondon. Prometeo. C. A. Buenos Aires, 2015
(6) Stiegler, Bernard: “La prueba de la impotencia: nanomutaciones, hypomnémata, gramatización” en Amar a las máquinas, cultura y técnica en Gilbert Simondon. Pablo Rodríguez, Javier Blanco, Diego Parente Y Andrés Vaccari (Coord), Prometeo. C. A., Buenos Aires, 2015, pág: 142.
(7) Freud, Sigmund: Essais de psychanalyse, París, Payot, 1979, p. 47.( Traductor: Samuel Jankélévitch)
(8) https://www.filosofia-afilada.org/post/stiegler-entrevista2012
(9) Ídem