En el inconsciente, Babel: Elucubraciones en torno a Leslangues
(…) le discours de Rome peut s’entendre disqu’ourdrome. Je tempère ça à remarquer qu’ourdrome est un ronron qu’admettraient d’autres lalangues, si j’agrée bien de l’oreille à telle de nos voisines géographiques (…)
Lacan, La Troisieme, 1974.
(…) el discurso de Roma puede sonar a disco-urdromo. Voy a temperar lo dicho observando que urdromo, pista originaria, es un ronroneo posible en otras lalenguas, si mi oído se presta bien a algunas de nuestros vecinos geográficos (…)
Lacan, “La Tercera”, 1974.
Profesor de francés. Master II en Ciencias del Lenguaje: Contactos de lenguas y culturas y políticas lingüísticas. Universidad de Rouen, Francia, 2010. Programador universitario de aplicaciones U.N.N.E.
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Le Double secret
1927, óleo sobre lienzo,
114 × 161.9 cm
Una escritura experimental
En el Seminario 23 El Sinthome Lacan refiere a la dificultad que implica leer a Joyce en su propia lengua, nos dice que el efecto sintáctico propio de la escritura experimental de Joyce tiene un efecto de corte y desconcierta al lector poco avezado.
Por su lado Joyce hace gala de un sorprendente hacer con lo real que sirve a Lacan para elaborar el concepto de sinthome, un saber hacer con la letra en tanto cosa, sin pasar por el sentido. Este “saber hacer” con la letra en tanto cosa, en tanto mero significante es algo que acontece en el aprendizaje de lenguas; al respecto podemos aportar que en dicha experiencia se trata de rodear el significante y se deja en suspenso el sentido: en términos sintagmáticos el efecto es aun más pronunciado, dada la duración de este suspenso al que queda sometido el sentido. La restitución del mismo solo es posible después de varios rodeos y momentos de espera; es por eso que la comprensión en lengua extranjera siempre es aproximativa, solo el uso posibilita la comprensión del sentido que aguarda en la oración. Esta suspensión del sentido es uno de los efectos de la escritura en Joyce y participa del savoir-faire tan alambicado (2) que hallamos a partir del Ulysses. Dicho dominio del lenguaje es abordado en la tercera clase del Seminario 23 por Jacques Aubert, invitado de Lacan.
Existe en Ulysses el eco lejano de Hamlet, el deseo trunco del personaje de Shakespeare encuentra la vía del hijo en Joyce. Hay una resolución del problema del padre como síntoma en Joyce que se salda con los nudos que engarzan su escritura (3). La vía hereditaria del mandato patrilineal encuentra su límite en la producción que da vuelta la ley del lenguaje (en este caso las leyes de la lengua inglesa). Joyce hace su arte anudando los registros en su obra monumental -el sinthome encadena lo que de otra manera estaría suelto y ejemplifica gracias a su dominio del lenguaje (savoir-faire dice Lacan) los anudamientos y torsiones que el propio lenguaje opera en su funcionamiento, alrededor de aquello que opera como carencia: el padre.
Savoir-faire y sinthome
La obra de James Joyce en tanto monumento de la lengua inglesa le permite a Jacques Lacan avanzar en su enseñanza y elucubrar en torno a lalengua. A medida que la obra de Joyce se va desplegando, la lengua inglesa cual cincel se afila. Los vericuetos del discurrir de la conciencia demandan a la lengua escrita una transposición de códigos retóricos, lingüísticos, narrativos y hasta onomatopéyicos. La diversidad de recursos que codifican la obra, encuentran en la escritura de Joyce el enjambre perfecto para urdir algo que interpela a Lacan.
André Martinet, lingüista francés de gran renombre, presenta en su libro De las Estepas a los océanos (3) innumerables ejemplos de los cambios fonológicos que se fueron produciendo durante milenios en aquellas lenguas -o más bien en aquellos hablantes- que tienen como origen una hipótesis: el indoeuropeo -y a los “indoeuropeos” como nos indica el subtítulo de la obra. Martinet describe los arcanos de los cambios silábicos de lenguas lejanas como próximas; describe las variaciones en la articulación motora (palatalización, fricación, etc.), conjeturando leyes, y fundamentando hipótesis que apuntan a aquellos referentes privilegiados que las culturas priorizan en su codificación lingüística. Existe un cambio articulatorio en un momento X de la diacronía que los lingüistas no pueden precisar. Martinet dice: “En algún momento, un cierto grupo humano en cierta zona geográfica ‘decidió’ pasar del fonema /x1/ al fonema /x2/ influenciado ciertamente por X razones.” Esta caricatura genérica de las elucubraciones en torno a las lenguas nos sugiere una analogía con la enseñanza de Lacan, además de permitirnos mirar de otra manera la obra de Joyce. Varias nociones referidas al ser cristaloide que es el significante para Lacan, vendrán a darse cita entre los escritos joycianos y las investigaciones sobre el supuesto indoeuropeo y su evolución.
El sujeto falta, nos sugiere en este punto el trabajo del lingüista, ya que en ese impasse conjetural en el que se produce el cambio en la lengua, el sujeto sería el elemento sobre el que reposa la X de la indeterminación diacrónica. Aquí -tomando como ejemplo lo que tanto Lacan como Joyce ejercen- tenemos como punto de inflexión la presencia ejemplar del sujeto que opera un cambio en su relación de goce con lalengua y genera una nueva perspectiva en el horizonte.
La imposibilidad de identificar a un sujeto junto a las modificaciones que irrumpen en distintos momentos en las diversas lenguas, nos permite pensar en cada lalengua y en las infinitas relaciones de goce que se dan en el aprendizaje lingüístico como dato diferencial que escapa a la formalización. Lo real de lalengua se impone como la X imposible de simbolizar ni de citar en la diacronía de los estudios lingüísticos: hay un hecho de goce propio de lalengua que escapa a la simbolización. Joyce por otro lado expone en su escritura esa roca de lo real del goce de lalengua: ahí donde él goza hay una efracción, que si bien se codifica en la obra literaria, tiene efectos de real en lo simbólico (4).
Al respecto, referimos el ejemplo que da Jacques Aubert en su intervención de la quinta clase sobre el tratamiento que le da Joyce al significante /mʌd/. Para dicho caso observamos que en la escritura (savoir-faire) el autor anuda los registros a los que están asociados los significantes que colonizan el sentido de mother: en el lodo (mud: mʌd) -lugar atribuido a la madre-, en el sonido del apócope de mother /mʌd/ en otro lugar de la obra (en el Retrato más precisamente). Este saber hacer con el significante es lo que le permite a Joyce anudar su relación a las cosas del mundo y en particular a aquellos significantes amos que atraviesan su existencia.
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Leer los juegos al nivel de la letra y al nivel fonológico que el mismo Lacan propone desde su posición de enunciador en su seminario es un testimonio directo del punto de encuentro entre una enseñanza y una obra literaria. También es el momento en el que una enseñanza se singulariza en acto: Lacan creando infinidad de neologismos (5) y retorciendo la frase francesa, mezclando registros y agotando las aliteraciones nos enseña que lo que está en juego es la condición del lenguaje como posibilidad del inconsciente. En este sentido Lacan escucha a los poetas tanto como lo ha hecho Freud, ya que son ellos -junto a las madres que hacen del balbuceo infantil el instrumento de goces lingüísticos insospechados- los que dan vida a lalengua testimoniando las inscripciones del goce en el significante. Es el caso de Joyce.
Joyce en el Finnegans emula una etapa babélica en la que las lenguas están en estado de continuum transfinito (recordemos a Martinet), esperando ser descubiertas, aguardando los azares de la articulación que junto a los avatares de los grupos humanos irán separando y aglutinando su argamasa; así los desplazamientos que se suscitan entre las lenguas que elige Joyce hacen surgir nuevas significaciones calculadas: nuevos efectos de sentido. El proceso creativo que pone a funcionar la máquina literaria del artista irlandés se compone de procedimientos estéticos minuciosos: creación de palabras compuestas, juegos de aliteración poética involucrando unidades lexicales de distintos idiomas, anacronismos sintagmáticos, boutades de todo tipo van velando, cual capas de óleo, el incesante discurrir de los significantes. Así, se condensan nociones y se hacen estallar las partes significantes de un instante de pensamiento y sentir; todo acude de manera atropellada a la cita sin que se generen atolladeros o amasijos disonantes (6).
Si estas dosis de goce que la letra puede plasmar se acomodan a un orden significante es porque en la obra literaria -el dominio del propio Joyce sobre su objeto de trabajo- es la cita pautada entre un saber pulsional y las derivas que el goce inscribe en lo que el autor nos quiere enseñar: una síntesis. Dicha síntesis consiste en una solución de compromiso no contingente (no es el choix forcé al que estamos sujetos en la determinación simbólica), que el autor nos presenta como posible para hacer el recorrido inverso desde el desorden del goce de la lalación erudita y políglota pasando por las diversas “veladuras” retóricas que evidencian una vez más el dominio que el artista posee respecto de su herramienta. El artista inscribe el goce en sus derivas y evidencias imaginables saltando entre lenguas, cultivando equívocos y detonando resonancias significantes; todo esto sin perder de vista un cierto orden discursivo propio: es James Joyce y el resto de la literatura, James Joyce y la cultura.
Cada lector de Joyce -como Lacan- puede ser testigo de los efectos del significante en su resonancia pulsional; aquél que lee anticipa, en su articulación silenciosa o en voz alta, las conexiones que el juego entre leslangues decanta como efecto de sentido-sonido. Decimos leslangues pensando en el cruce entre lenguas y goces y lenguas y efectos de sentido (volvemos a recordar la tesis de Martinet). Así, para esos juegos de aliteraciones que involucran palabras extranjeras a lalangua del locutor [ej: quintéité: fünfheit (alemán), hommelle: she-man (inglés), couinée: Koinè (griego)], les corresponde un lugar en la diacronía babélica que anteriormente citamos; y por qué no en el trabajo hiperbóreo del escritor irlandés más famoso.
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Lacan ya tenía varios años amasando estos arcanos que habitaban como seres insospechados en la obra joyceana y se encargó de fraguar neologismos que dieran cuenta de esta apuesta.
En un extenso estudio sobre el neologismo en la obra lacaniana (Ramos Reuillard, 2007) la autora disecciona los procedimientos lingüísticos que el propio Lacan pone en juego en su enseñanza. El psicoanalista y su accionar creativo se ve parangonado con el mismo Joyce; su creación es objeto de estudio más allá de los lindes de su disciplina. Esta exploración exhaustiva permite descubrir el tratamiento que Lacan le da al significante desde su lugar de enunciación. El sujeto del enunciado hace mímesis y es efecto del sujeto de la enunciación, el efecto estilístico deviene parte de su estrategia retórica. En cada procedimiento explorado, según sean estos: derivaciones, mot-valises, composiciones, creaciones por asociación, préstamos, calcos semánticos, lexicalizaciones de nombre propio o formaciones análogas.
El valor ejemplar de estos procedimientos -de esta lingüistería pautada y de su correspondencia con la obra de Joyce- tienen como punto común el quehacer con el lenguaje en clave disruptiva y singular; una forma de saber-hacer con la letra que no pierde de vista la dimensión inconsciente.
Notas:
(1) Maeso, G.: Lacan con Joyce, Grama, Bs. As., 2008.
(2) El síntoma que es el padre fantasmático para Hamlet, es la posibilidad del síntoma que permite la creatividad del artista en Joyce. Como anticipamos en el texto las áreas (aires) vacías que habilitan los nombres del padre (cf. intervención de Jacques Aubert, Seminario XXIII) en la escritura del Ulysses son el topos en el que se anudan los registros a través del savoir-faire del autor.
(3) Martinet, A.: Des steppes aux océans. L’indo-européen et les “Indo-Européens”, Editions Payot & Rivages, Paris, 1994.
(4) Joyce escribe con su síntoma ahí donde el goce del sentido deja un trazo en su escritura. Desde esta perspectiva podemos considerar el texto joyceano como el despliegue voluntario de un inconsciente que deja a la vista el entrelazamiento -a través del lenguaje- de los registros RSI. Como aclara Maeso (op. cit. p.33) el goce fálico habilita una escritura en torno a la carencia paterna (cf. supra) -significante amo- que en términos de discursos le permite, -profanando la lengua inglesa- un cierto plus-de-goce ligado a la profanación de los significantes culturales -que tritura- y los vuelve a hacer coincidir con los de su elección. Esta serie entendida como tal le permite a Lacan decir que Joyce es un desabonado del inconsciente.
(5) Respecto de este tema consultamos la tesis doctoral de Patricia Rittoni Ramos Reuillard “Neologismos Lacanianos e equivalências tradutórias” (2007). Este estudio explora la creación neológica en la obra de Lacan, identificando los procedimientos lingüísticos y sus efectos en un corpus que abarca la casi totalidad de la obra oral y escrita del psicoanalista francés.
(6) La escucha de la oralidad de Lacan es un acto de descubrimiento que revela en su propio acto la importancia que el mismo Lacan le concede. Las pausas y los tics de la enunciación, el uso calculado del elemento prosódico, son algunos de los recursos que permiten reconocer un acto de habla que se hace uno con su intencionalidad. Cf. (Audio de La Troisième, Roma (1974) dsiponible en <http://www.valas.fr/Jacques-Lacan-La-Troisieme-en-francais-en-espagnol-en-allemand,011>).
Bibliografía:
• Joyce, J.: A Portrait of the artist as a young man, Penguin Modern Classics, Victoria, Australia, 1996.
• Ibídem: Ulysses – Annotated student edition, Penguin Classics, England, 2011.
• Ibídem: Ulyses, traducción al español de Salas Subirat, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999.
• Lacan, J.: Séminaire livre XXIII: Le Sinthome, (1975-1976) versión disponible en <http://www.valas.fr/Jacques-Lacan-Le-Sinthome-1975-1976,289>
• Meso, G.: Lacan con Joyce, Grama ediciones, Buenos Aires, 2008.
• Martinet, A.: Des steppes aux océans. L’indo-européen et les “Indo-Européens”, Editions Payot & Rivages, Paris, 1994.
• Ramos Reuillard, P.: “Neologismos Lacanianos e equivalências tradutórias”, Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, 2007.