Efectos de un encuentro
Miembro de la Red AAPP (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas). Docente del Instituto Sigmund Freud -Asociación de Psicoanálisis de Misiones-. Profesora de sordos.
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Quiero agradecer por la invitación a tomar la palabra hoy, en esta actividad especial, con afecto y con la oportunidad de seguir orientándonos con las enseñanzas de Enrique Acuña.
Antes de leer el párrafo elegido quiero mencionar que si bien como dice el título de nuestro encuentro: “el despertar de cada uno” para situarnos a partir de un detalle que nos toca uno por uno, me encuentro hablando desde un lugar que es parte de la Red, con la posibilidad de participar como miembro de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones, a la vez implicada y atravesada por el psicoanálisis en este tiempo.
El párrafo elegido es el siguiente:
“(…) El psicoanálisis sobrevive en la época de la alianza entre la ciencia y el mercado en su malentendido: siendo ya parte de la cultura, puede ser un extranjero de ella. Puede intervenir en la subversión del sentido masificante, creando un deseo inédito al indicar la máxima diferencia entre los ideales y las causas. Atravesando lo imposible, localizar la causa de cada uno para dignificar su vida y crear las condiciones de posibilidad de transmitirla. Esta sociedad, para Lacan, fue su enseñanza de escuela, “refugio ante el malestar” pero no parroquia. Un lugar de elaboración del saber nuevo, en lo público de sus pases, que daría la ocasión de vivificar sus “fracasos”. Para nosotros ahora lo que perdura es una sociedad de analistas, pero la sociedad del acto analítico no es sin otros discursos (…)”.
Este fragmento lo seleccioné del texto “El viejo mundo nuevo. La sociedad del acto analítico” en Resonancia y silencio. Psicoanálisis y otras poéticas, efecto de una intervención en el Primer encuentro de psicoanálisis organizado por el colegio de psicólogos de la ciudad de La Plata en octubre del 2004. Lo elegí en tanto dicha intervención es significativa y políticamente acorde en relación al tiempo, presentada en simultáneo a la fundación del MAM (Movimiento Analítico Misionero).
Decía que hablo desde la Asociación de Psicoanálisis de Misiones, que está cumpliendo en este mes 16 años. Pero antes que seamos asociación fuimos movimiento, el Movimiento Analítico Misionero-MAM-, conformado un año antes, noviembre del 2004. De ambas instancias Enrique fue fundador y asesor, acompañando y aceptando la propuesta de Christian Gómez cuando en el año 2003 decide venir a Misiones no sin el psicoanálisis y con su orientación. Luego siguieron las fundaciones del boletín Nombres –del psicoanálisis en movimiento, Revista Fri(x)iones –entre el psicoanálisis y la cultura y las Bibliotecas (Biblioteca Freudiana Oberá y Biblioteca Freudiana Iguazú), luego ya en el 2019 el Instituto Sigmund Freud y la Biblioteca Oscar Masotta con su sede en Posadas. Tiempos de fundaciones en las que el hecho de haber sido invitada a participar y ser parte de ellas, recorrido en el que se entremezclan lo colectivo y lo singular, en el que fue pieza importante el inicio de un análisis, todo este fragmento me permite referir acerca de que el ser parte de una asociación no remite a acciones burocráticas o a maneras de responder simplemente y de manera automática sino que hay algo del orden de la paradoja como significante que insiste en el psicoanálisis y que tiene que ver con los efectos sobre un sujeto cuya respuesta es singular, articulada al propio deseo.
Es decir, en palabras de Enrique, hay una certeza del inconsciente que olvida lo social pero que lo atraviesa al precio de transformar la significación de la realidad pero ese atravesamiento incide en los cuerpos ya sea como terapéutica o como hacer político con los otros. Y hay otra referencia de Enrique que grafica lo que quiero transmitir aquí, eso que en un grupo analítico se pone en juego más allá de ser parte de, y es ese detalle que permite entender la noción de acontecimiento para plantear que un hecho se transforma en acontecimiento solo si aparece algo que nunca fue dicho antes, algo que traduce lo que no se dice. De ese modo el acontecimiento toca una verdad y transforma al sujeto.
Para finalizar una cuestión más que se pone en juego en esta articulación, en una asociación, en la que somos parte de y a la vez soledades. En ella también está el acto en tanto respuesta que sin el deseo del analista no podría ser. Enrique dice que el acto de fundación de la Escuela Freudiana de Paris en 1964 o en la Proposición del 9 de octubre, Lacan señala la soledad de cada uno pero puesta en juego en un grupo de otras soledades que tiene en común una relación a la causa, que es freudiana, un agujero estructural dirá.
En ese contexto mencionado, en esa conjunción instituyente, se produjo mi encuentro con el psicoanálisis y con el tiempo iría entendiendo que un analista es efecto de su análisis, aunque ello no implica que haya definición acerca de qué es un analista. De entre los tantos efectos éste fue y es el decisivo.