Des-sentido. Argumento de la Jornada de Pragma
O poeta è um fingidor
Finge tao completamente
que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente.-
Fernando Pessoa
El psicoanálisis existe aún en el siglo del consumo del Discurso capitalista y la epidemia del sentido común que permiten creer religiosamente en un «sentimiento de la vida», eso que en el sentir del dolor del poeta puede mentir.
Oscar Masotta-Buenos Aires, 1966. © Cloe Masotta y Susana Lijtmaer
Existe gracias a sostener de manera inédita una experiencia del lenguaje que culmina al fabricar un significante nuevo. Al abordar lo que no funciona en una época que se podría caracterizar como de Todos adictos al sentido, nuestra experiencia apuesta a construir un des-sentido. «Soy, no un poeta, sino un poema», deseaba Jacques Lacan para sí mismo, desde su propio des-ser. El hecho de dar la palabra al Otro, aun si estuviera fuera de sentido, ya lo dignifica. Recuerdo un equívoco de un título de J.-A. Miller: «¡Des-sentido (decencia) para las psicosis!».
Seguiremos entonces una clínica de los consumos del sentido desde la lógica del significante con las operaciones de alienación/separación entre conjunción o disyunción de lo real y el sentido. Al considerar que cuando alguien habla surge una ganancia (metáfora) y luego una pérdida (el objeto «a»), podemos orientarnos hacia otra cosa. Si el lenguaje toca la palabra con nuevas significaciones compartidas en el lazo social, al mismo tiempo algo se escapa, se fuga y estalla en múltiples piezas. Entonces, se trata para nosotros del tratamiento de aquello que al principio retorna como un sin-sentido, el síntoma. Luego, al final logra menos la restitución de una falla que ese sentimiento de «entusiasmo» que Lewis Carroll encontró en la literatura del non-sense, o la «moneda de cambio» desgastada por el lenguaje que capta su buen uso, incluso su des-uso.
Desde Freud ese real es lo inconsciente como lo irrepresentable del trauma: la sexualidad y la muerte. La «cosa freudiana» se transforma en una causa, en tanto se trata de una verdad reprimida. Sobre eso manipula lo real de la ciencia con sus objetos técnicos y especulan los profetas en la ficción del sentido religioso. Así, los discursos del poder instituido producen una subjetividad como tapón a la hemorragia del sentido que se pierde en cada sujeto. Entonces se trata de extraer al individuo de la masa, del síntoma social, ahí donde “todos somos proletarios” (Jacques Lacan, La Tercera, 1970), es decir productores del más común de los sentidos. Todos trabajadores de un lenguaje de convención, comunicacional, e identitario; de ahí el poder colonizante de los mass-media y el auge de las redes sociales.
La buena pregunta sería si el consumo del lenguaje por el sentido común de nuestras sociedades llega a consumirse hasta la extinción de la poética y de la política tal como la problematiza el psicoanálisis. Si llega a consumirse hasta su consumación en un infinito, estéril de lo nuevo. Lo nuevo en la experiencia analítica conduce hacia otro nombre que no es goce sentido sino el Nombre Propio, ya no un «designador rígido» (Saúl Kripke, 1970) sino una ficción para otros mundos posibles en el lenguaje a partir de soportar una «referencia vacía». Es lo más cercano a una pulsación vivificante, ahí donde Lacan apeló (Lituraterra) a una escritura; o al arte sagrado de Oriente; para extraer la letra como desecho, tierra fértil de lalengua: un fonema que vibra en el cuerpo más allá del glosario de los lugares comunes.
Ahora bien: ¿De qué se sirve el sujeto que usa, por ejemplo, la palabra desgastada «droga»? ¿Es su plus-de-goce exigido por la época, es su «puente» para acceder al Otro sexo, o es un valor de uso para cierto goce autista? Es, en cada caso, una función que adquiere un uso diferencial.
Después del fracaso de la revuelta del año 68 Jacques Lacan pensó la época como apegada a los objetos técnicos -gadgets-, que se ubican en remplazo del lugar del Ideal del Otro. Es el «ascenso al cenit del objeto (a)»; un resto imposible de decir que toma formas realistas, consistentes e imperativas. Pero ese ascenso de los objetos «listos para llevar» según el valor del Mercado; también causa angustia porque fracasan en producir un saber sobre la verdad.
Para Todos (universal), para algunos (particular), pero hay Uno que firma un Nombre (singular) y ese sería su nombre-poema propio. El paradigma actual donde supuestamente «todo el mundo es adicto» (insistimos: ¡al sentido común!), obliga a estudiar las relaciones singulares entre ese sujeto y el objeto de consumo, pero en el plano del fantasma. Un axioma, un argumento fijo que borra el hecho que No-hay, ni proporción sexual, ni garantía del Otro. Esa fijeza debe vacilar para acceder a otro goce; ya que para cada cual el objeto encierra un «sentido gozado» según la acepción lacaniana del «gusto» kantiano: una elección determinada por el deseo inconsciente que oscila, como en el arte chino, entre lo pleno y lo vacío (François Cheng).
Entonces, es desde el sin-sentido que surge una «cifra» del destino, ya sea como fatídico o como elección forzada. El sufriente que demanda por su senti-miento como un sentir que miente, puede entonces captar el equívoco cuando el síntoma se desprenda de la repetición pulsional de ese «pececito cuya boca voraz solo se cierra si se le da de comer sentido». Por esa disyunción entre el sentido y lo real hay un buen encuentro con la contingencia que tuerce la cifra del destino de cada analizante.
Si se trata de estar a altura de la época, nosotros en el siglo del objeto técnico y el ascenso a los extremos de la política en las identificaciones, ¿apelaríamos al vaciamiento del goce en la poesía del des-sentido? Ejemplo: Así traduce Oscar Masotta el neologismo lacaniano del goce-sentido: Jouis-sens: Oigo, (si) gozo sentido. Decimos: escucho solo mi goce, pero implicado en el zigzag del lenguaje en un buen uso del des-sentido, como decencia de la palabra. Es el decir verdadero del poeta que finge que miente, en nuestro convidado Fernando Pessoa, o para cada quien su nombre-poema-propio.-
Bibliografía:
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3. Lacan, Jacques: “La tercera”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº 18.
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6. Ibídem 3: «Autocomentario», en Revista Freudiana Nº 22, Ed. Eolia.
7. Ibídem 3: Seminario XVII -El reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós.
8. Ibídem 3: Seminario XVIII -De un discurso que no fuera del semblante, Ed. Paidós.
9. Ogden y Richards: The meaning of meaning, (Ficha BFLP).
10. Miller, Jacques-Alain: Punto cenit. Política, religión y el psicoanálisis, Ed. Diva.
11. Ibídem 10: El sentido y lo real, Ed. Diva.
12. Alemán, Jorge: Horizontes neoliberales en la subjetividad, Ed. Grama.
13. Acuña, Enrique: «Psicosis en clave de adicción», en Resonancia y Silencio, EDULP.
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18. Ward, Daniela:»El hombre ebrio y el exilio del sujeto», en Revista Conceptual Nº17.
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http://analyticadelsur.com.ar/que-es-eso-que-odiamos-tanto-sobre-populismo-y-socialismo/
20. Lecoeur, Bernard: El hombre ebrio, Unsam.
21. Cheng, Francois: Plenitud y Vacío, Siruela.