De la exigencia a la intrusión –la pulsión y su disfraz–
«Si, en efecto, el rey está desnudo,
sólo lo está bajo una cierta cantidad de vestimentas
–ficticias sin duda,
pero sin embargo esenciales a su desnudez» (1).
Lacan, Jacques. 1959-1960
Psicoanalista. Miembro del Instituto Sigmund Freud - Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Responsable Biblioteca Freudiana Iguazú. Miembro de la Red de Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas -AAPP-.
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Entre eucaliptus y paraísos, Zygmunt Kowalski, IG: @centenariokowalski
En la Biblioteca Freudiana Iguazú – Asociación de Psicoanálisis de Misiones, este año trabajamos bajo la modalidad de Seminario Continuo: «Neurosis y psicosis, hoy» cuya primera parte trató de «La intrusión del síntoma» y, por otro lado, con el módulo de investigación «Derivas -¿Cómo orienta el psicoanálisis?”. Ambas instancias enmarcan este trabajo y con ellas me propongo comentar el primer párrafo con el que Enrique Acuña inicia su artículo «Un traje a medida», cito: «El síntoma disfraza a la pulsión, le presta su vestimenta. Esta afirmación organiza el debate de Freud en Inhibición, síntoma y angustia (1926), texto cercano a la última enseñanza de Lacan que J.-A. Miller compara en el curso El partenaire- síntoma (1998) al privilegiar la función positiva del síntoma como una creencia, lógicamente necesaria.»
La pregunta que nos hacemos es acerca de las presentaciones iniciales del malestar de los sujetos contemporáneos que no llegan a la consulta con un síntoma sino con la mudez y acefalía de la pulsión, o con un yo que pretende alcanzar un ideal de dominio -desvergonzados dice Enrique Acuña (2). O por otro lado quienes llegan aquejados por un síntoma intrusivo, intruso, cuerpo extraño al yo, del cual quieren despojarse para ser restituidos en lo que suponen, por desconocimiento, una integridad que no es más que un espejismo.
Entonces un primer punto a señalar es el modo en que la pulsión (Trieb) tal como la explican Freud y Lacan, en su radical diferencia con el instinto (Instinkt) supone una ficción, se articula al lenguaje y por lo tanto también a los significantes amo de una época.
Las referencias gramaticales que utiliza Freud respecto a la pulsión son un soporte, artificio que permite captar el vaivén del movimiento de la misma en un tour. Así por ejemplo, las voces activa y pasiva, la vuelta en su contrario, la vuelta sobre sí.
En el seminario La ética del psicoanálisis, Lacan plantea que la verdad tiene estructura de ficción. De este lado a su vez, ubica la realidad psíquica (Vorstellung-representación) -a la que Freud dota de importancia- y este será el material con el que se disfraza, se viste, a modo de la «prôton pseudos» (primera mentira), la relación del sujeto con el das Ding.
En su seminario Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Lacan indica que la pulsión como montaje se presenta como “sin ton ni son”, pero que es a través de este montaje que la sexualidad participa de la vida psíquica, y en tanto tal es una ficción. «Las pulsiones son nuestros mitos» dice tomando a Freud.
Entiendo por este lado, que como ficción, y recordemos aquí a Jeremy Bentham, no se trata de algo ficticio o ilusorio sino que al decir de Lacan, se articulan al Otro del lenguaje. Es de este modo como la pulsión se enlaza a la demanda.
En 1964 ubica que en la experiencia analítica se propone el desmontaje a contrapelo del collage surrealista que es la pulsión. Indica entonces elementos y vicisitudes de la pulsión, entre los que el empuje (Drang) es solo uno de ellos, pero esa característica de constancia, que señala ya la distinción con respecto a la necesidad, no es sin embargo su imperativo, es decir la exigencia tomada por el superyó.
La pregunta ahora es ¿cómo una exigencia pasa a ser síntoma? En «Neurosis y psicosis» Freud explica la represión como proveniente del yo, por obediencia a los mandatos del superyó. Me interesó puntuar a este respecto que, en la Conferencia «La descomposición de la personalidad psíquica» Freud articula el superyó con el ello, «recibe sus influjos» dice (3), lo cual permite pensar con Lacan, la exigencia y severidad del mismo.
La época victoriana, que es la de Freud, apuntaba a reprimir, por lo que se trataba de una época que podría considerarse amigable a la formación de síntomas. Es decir que si bien Freud, en un momento, ubica al modo de dos polos yo y síntoma, encuentra una relación de confluencia en la transacción que supone el síntoma.
En lo contemporáneo encontramos, como decía al comienzo, otras presentaciones y requiere una maniobra del analista para introducir el síntoma, que haya ese pasaje por el Otro inconsciente.
La angustia tiene una función en este panorama, como señal en el yo del acercamiento de una emergencia pulsional -así lo explica Freud en «Inhibición, síntoma y angustia». Señal del deseo y signo de lo real -agrega Lacan-, que implica la irrupción de un elemento heterogéneo al significante, que no es palabra, y que sólo a condición de atravesarla, accedemos al sujeto.
En este texto Freud ubica la formación de síntomas en lugar de la angustia. Esta introduce la formación de síntomas, como «reemplazo del proceso pulsional» (4) al que aquí relaciona con la idea de «peligro» -interno- que la angustia señala. Asimismo explica las mociones pulsionales como condición del peligro exterior (en que podemos incluir el peligro de pérdida de una parte del cuerpo o pérdida del amor).
El síntoma como intrusivo está en la letra de Freud. Así en «Neurosis y psicosis» pone al yo y al síntoma en oposición aunque en otros momentos se desplaza hacia la idea de que el yo podría acoger el síntoma siendo así ego sintónico, y con el usufructo que supone una ganancia secundaria del mismo.
En este texto plantea que el síntoma altera la supuesta unidad del yo y este lucha contra aquel. El yo se defiende de la pulsión vía el mecanismo de la represión. Y lo reprimido se procura una satisfacción sustitutiva por caminos sobre los cuales el yo no ejerce poder alguno. Así el síntoma es el resultado de una transacción y queda constituido como andamiaje significante. Describe Freud, «el yo ve amenazada su unidad por tal intrusión y continúa luchando contra el síntoma como antes contra la tendencia pulsional reprimida». El síntoma, en este sentido, es el representante intrusivo de Otra satisfacción. Se trata de una satisfacción paradójica donde encontramos una relación del sujeto y el Otro que es para él mismo, es decir allí una división.
En la conferencia de Enrique Acuña “Y/O el sujeto no es el yo” (5) ubica al «sujeto del inconsciente como estructura ligada a un Otro como presencia de código para el mensaje de la palabra, a la vez se trata de Otro escenario (Freud) y en Otro lugar.» Allí dice «el sujeto no es el yo y la defensa de la máquina deja lugar a considerar la pulsión ligada al inconsciente como el verdadero aparato del lenguaje».
Por otro lado, en la relación pulsión – síntoma, la ficción tiene su enlace con la «fixión» (6), con “x” que también nos lleva a la Fixierbarkeit, fijación de la libido. Así lo explica Freud en su Conferencia «Los caminos de formación de síntomas» y Lacan, lo expresa en «El Atolondradicho» donde utiliza la palabra «fixión» refiriéndose vía la topología, a la superficie de cross-cap, cuyo agujero evoca la «función «pulsional» o, a decir mejor, lo que ella deriva (Trieb)«, de esta manera la hace matema.
A modo de conclusión, quiero precisar que el síntoma no sólo recubre una satisfacción sino que también involucra una ganancia. Freud lo aclara con la idea de beneficio secundario como respuesta del yo a este «cuerpo extraño» que es el síntoma, y dice: «el yo se comporta como guiado por la idea de que el síntoma persistirá en lo sucesivo y no podrá ser eliminado: no queda otro remedio que transigir con esta situación y obtener de ella la mayor ventaja posible».
El beneficio secundario de la enfermedad constituye una incorporación del síntoma al yo.
Volviendo al Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Lacan puntúa que los síntomas satisfacen en el sentido de que cumplen con lo que «ese algo exige» y dice «nos referimos a la pulsión justamente porque el estado de satisfacción se ha de rectificar a nivel de la pulsión.” La satisfacción paradójica involucra la categoría de lo imposible (real). Quiere decir que la rectificación en el análisis apuntaría a tocar algo de la satisfacción en juego.
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Texto presentado en las VII Jornadas anuales de la Red de Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas -AAPP- «La experiencia analítica -un traje a medida». 15 y 16 de septiembre de 2023, Posadas-Misiones.
Notas:
1- Lacan, Jacques: El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2005, pág. 24.
2- Por este lado, es posible articular con lo que Enrique Acuña ubica como «ontología de la desvergüenza» con presentaciones del lado del yo y sus estilos de vida. (Acuña, Enrique: «El objeto (a) salta lo social» en Vidas pulsionales).
3- «(…) el superyó reúne en sí influencias del ello y otras del mundo exterior» (Freud, Sigmund: “Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis”, 1933, la 31° conferencia: «La descomposición de la personalidad psíquica», Amorrortu editores, pág 70).
4- Freud, Sigmund: Obras completas, «Inhibición, síntoma y angustia», Amorrortu editores, pág. 137.
5- Conferencia de Enrique Acuña «Y/O el sujeto no es el yo» pronunciada en la XII Jornada anual de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Publicada en Fri(x)iones -entre el psicoanálisis y la cultura – N° 7.
6- «Lo no enseñable, lo hice matema al asegurarlo con la fixión de la opinión verdadera, fixión escrita con x, pero no sin recurso al equívoco». (Lacan, Jacques: «El Atolondradicho«, en Otros escritos, pág. 507).
Bibliografía:
– Acuña, Enrique: «Un traje a medida». Disponible en https://seminarioenriqueacuna.wordpress.com/2020/09/07/un-traje-a-medida/
– Acuña, Enrique: Vidas pulsionales, «El objeto (a) salta lo social», La Plata, El Ruiseñor del Plata, 2018.
– Freud, Sigmund: Obras completas, tomo VII, (1905) «Tres ensayos de teoría sexual», Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
– Freud, Sigmund: (1923 [1924]) Obras completas, «Neurosis y psicosis», 1ª ed.- Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2013. Traducido por: Luis López-Ballesteros y de Torres.
– Freud, Sigmund: Obras completas, tomo XX, (1926 [1925]) «Inhibición, síntoma y angustia», Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
– Lacan, Jacques: (1959-1960). El seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2007.
– Lacan, Jacques: Escritos II, (1964) «Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista», Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2005.
– Lacan, Jacques: (1964) El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1992.
– Lacan, Jacques: Otros escritos, “El atolondradicho”, 1a edición, Ed. Paidós, Bs. As., Argentina, 2012.