Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 12 • Diciembre de 2022 •

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Cuando la política hace síntoma:
¿Qué elección para el psicoanálisis?

Pablo Sauce

Psicólogo. Miembro de La Escola Brasileira de Psicanàlisis y de La Asociación Mundial de Psicoanálisis (EBP/AMP). Coordinador del Núcleo de Pesquisa del Instituto de Psicanálise da Bahia (IPB). Coordinador del Programa de Tratamiento de las Adicciones Generalizadas, Salvador de Bahia, Brasil. Miembro de la Red AAPP. Corresponsal de Analytica del sur -Psicoanálisis y Crítica-

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Brasil!
Mostra tua cara
Quero ver quem paga
Pra gente ficar assim
Brasil!
Qual é o teu negócio?
O nome do teu sócio?
Confia em mim [1] 

La escena

Estimado lector, mientras escribo estas líneas, imagino que el segundo turno de las elecciones gubernamentales en Brasil -que se realizará dentro de una semana- habrá sido un acontecimiento ya realizado, para cuanto usted las lea. Esto en el mejor de los casos, si el mismo no acaba siendo abortado por un golpe de Estado paradójicamente efectuado por el propio gobierno en vísperas de perder las elecciones. Hasta el momento, previo al resultado final, reina en todo Brasil una incertidumbre generalizada, provocada por la suspensión temporal de un estado de perplejidad, situado entre la emergencia de un empate técnico en el primer turno y la precipitación de un desempate por advenir en el segundo turno. Una vez la moneda lanzada al aire, no hay retorno, la suerte está echada. La expectativa por si dará cara o cruz, Lula o Bolsonaro, izquierda o derecha, moviliza intensas pasiones -de amor, odio e ignorancia- productoras de una segregación al mejor estilo del “tu o yo”; marca registrada de la lucha a muerte por puro prestigio en la dialéctica hegeliana entre el amo y el esclavo.

 

Fotografía: Carolina Sanguinetti; @hornero.urbano

 

Hoy, Brasil se encuentra dividido en dos; suspendido por el fiel de una balanza en delicado equilibrio de fuerzas electorales a punto de inclinarse tanto para la derecha como para la izquierda conforme soplen los vientos del momento, tan imprevisibles como las cartas del adversario en una mano de póker. En el film “Dos por el dinero”, Al Pacino le dice a su coprotagonista que ninguna droga es capaz de producir el placer que provocan los dados lanzados al aire, durante el lapso de tiempo que dura la indeterminación del desenlace final; en cuanto estos se mantienen suspendidos en el aire, en un movimiento aleatorio que finalizará con una parada y sentencia irreversible. Una vez determinado el veredicto, cara o cruz, no habrá lugar para apelación ni retroceso; la fortuna estará determinada. Al menos si se respetan las reglas del juego. Pero, salvo que la mayoría del pueblo brasilero se esté volviendo adicto al juego de azar; en este caso, el frisón del jugador es substituido por el afecto de angustia que invade un cuerpo en caída libre, sin saber a ciencia cierta lo que le espera en la próxima parada.

Visto por la perspectiva oficialista, más que de una disputa electoral, parece tratarse de una pulseada entre los salvadores de la patria versus lo que resta del rojo cáncer del comunismo. Visto por la perspectiva de la oposición, más bien se trata de una lucha entre el apostolado del amor y paz versus la permanencia del fascismo desenfrenado, en su versión neoliberal brasilera. A esta altura de los acontecimientos, de la boca de algunos cae la palabra guerra civil; de la de otros la amenaza de una tiranía. De cualquier modo, la sombra de la dictadura cae sobre la frágil democracia, en la medida en que esta no sigue el ritmo que le conviene al amo de turno. Bajo el verde paño de la disputa electoral, el clima reinante es el de un posible atentado a la democracia; por lo menos en el caso de que el actual presidente llegue a perder la elección. Cualquier semejanza de la realidad brasilera con el acontecimiento-Trump y la invasión del Capitolio en las últimas elecciones de Estados Unidos, no parece reducirse a mera coincidencia. El actual presidente de Brasil no está dispuesto a ceder su lugar tan dócilmente, y su sillón presidencial parece tener un respaldo más firme que el supuesto por la actual oposición. Pero, hablando de respaldo, surge la siguiente pregunta: ¿cómo se explica la masiva adhesión de los ciudadanos a los principios ideológicos que defiende el candidato a la reelección?

 

El escenario

El nexo o la semejanza entre las figuras de Bolsonaro y Trump, reproducidas con diferentes matices en otros territorios geopolíticos -como Argentina, por ejemplo- nos orienta a buscar articulaciones más allá de las coordenadas locales. Los disfraces bufonescos, bastamente ridiculizados y hasta estigmatizados en el universo “psi” como casos “psicóticos”, de ambos personajes -coloridos por el odio, el racismo, la misoginia, etc.- no encubren totalmente el discurso al que responden y que se sirve de estos como marionetas útiles; cosa de la que, por otra parte, ambos están lo suficientemente advertidos. Encarnan el producto de un discurso que opera en una lógica de subjetivación financiera, donde las personas, como las cosas, se reducen a su valor de mercancía y cuyo mandato funciona bajo el universal para todos. Vale citar como ejemplo el “Presupuesto Secreto”, usado por el actual presidente como recurso financiero para negociar su reelección con parlamentarios y afines. En este contexto, la democracia en cuestión, así como el propio Estado de derecho no son factores estrictamente necesarios, sino piezas útiles al servicio de un amo llamado mercado financiero, que, como tal, no tiene fronteras y que se reproduce valiéndose de estos elementos como de cualquier otra variable descartable. Como consecuencia de esta operación discursiva, la dimensión colectiva o comunidad, pierde su estatuto “político” y el llamado Estado de derecho tiende a quedar reducido al Ideal de una sociedad de derecho privado, donde el mayor deber como ciudadano pasa a ser velar por la protección de la esfera privada en detrimento de lo público.

Para responder a la pregunta por la adhesión masiva, en Brasil, al “bolso-nazismo” es preciso destacar una particularidad fundamental del discurso actual: la característica subjetiva del individuo-mercancía no es impuesta desde el exterior, sino que es intrínseca a su dinámica. Y, por otra parte, esta operación implica una aspiración a la integración de todas las dimensiones de la existencia bajo la suposición de un único mundo posible. La primacía de la lógica de mercado produce individuos cada vez más “interesados” en el modelo empresarial y cada vez más reducidos a un ente a ser evaluado en su interminable proceso de auto-elevación hacia la cima de la pirámide del homo-economicus. En este movimiento sin escansión se produce una nueva subjetividad regida por las performances de la superación y del rendimiento, bajo la imposición del principio de la competencia generalizada; pero no sin el derecho a la “libre elección” de cada uno. Posición “objetiva” que obtura la subjetividad, constituyendo una armadura de sí mismo. En el decir de Bolsonaro: se produce el verdadero homo imbrochável (alguien que nunca pierde la potencia sexual). En otros términos, alguien capaz de decir pública e impúdicamente lo primero que le viene a la cabeza y de ejercer su plena libertad de acción, sin considerar principios éticos y sin importarse en lo más mínimo por las consecuencias para el prójimo. Para ejemplificar, una vez más, ilustro este “personaje” con Bolsonaro y su “gripecita”, como llamó a la pandemia de Covid que mató más de seiscientas mil personas en Brasil.

 

Lo obsceno

Escuchar al “Mesías” Bolsonaro, particularmente durante la campaña electoral, transmite la idea de alguien que desconsidera totalmente el pasado; que remite todo a un presente absoluto y se limita a una promesa de futuro para todos… los “elegidos”, por supuesto; ya que los que están del otro lado habrán sido lo suficientemente excluidos, como cualquier manzana podrida que represente una amenaza para el resto de ellas. O sea, un discurso que se alimenta y obtiene su eficacia de la promoción del odio y la segregación. ¿De qué? De las políticas “populares” o de las “minorías”, de todo lo que no “me” representa; sea la pobreza, la vulnerabilidad social, la impotencia o la incapacidad; las mujeres en el poder, los negros, los homosexuales, etc.; y en última instancia, la promoción del odio por las “políticas públicas” en general. Vale destacar que, por un lado, odio y segregación, son elementos intrínsecos a la constitución de todo y cualquier sistema simbólico; dado que la segregación -de lo diferente- es un efecto estructural de la constitución del lazo colectivo como tal. Sin embargo, por otro lado, desde la particular perspectiva enunciativa de este discurso segregativo, causado por la insoportabilidad del goce del otro, sus voces claman por que sean extirpados del cuerpo social todas aquellas hierbas dañinas que las privan de lo que por naturaleza les pertenece; en una operación de rechazo de todo lo que pueda encarnar una oposición a lo que está llamado a funcionar por sí mismo. Operación que implica la existencia posible de un individuo sin Ideal, un auténtico autómata; lo que, extremando las cosas, podría ser un efecto de la tendencia actual al “cinismo de lo simbólico”.

Según Enrique Acuña [2], el ciudadano del siglo XX abdica su participación en la lucha de lo público para convertirse en la metáfora del consumidor del siglo XXI, definido a partir de sus objetos de satisfacción, donde las identificaciones particulares se reducen a identidades sociales.  Siguiendo esta línea, afirmo con Lacan, que lo colectivo puede advenir como “el sujeto de lo individual”, evidenciando una función eminentemente política; y levanto la hipótesis de que el aplanamiento discursivo en la actual coyuntura electoral brasilera, que se manifiesta como polarización radical en dos posiciones antagónicas, se debe a la tendencia a la reducción de la distancia entre el lugar reservado al yo-individual como identificación y el lugar del otro como prójimo; con el concomitante aumento de la tensión entre el objeto de la satisfacción esperada y el lugar del sujeto como efecto del estrechamiento de la distancia entre la imagen virtual y la imagen real que tiene de sí mismo. Dicho de otro modo, entre lo individual y lo colectivo, cuanto más “privación” del fantasma como mediador de la identificación con la realidad, más ideología para sumergirse en la escena “pública” del mundo como identidad.

A partir de esta coyuntura dramática de la realidad brasilera y bajo el axioma “el inconsciente es la política, en un acto de resistencia y suspensión de la neutralidad analítica e inspirada en el movimiento generado por Jacques Alain Miller contra el avance de la extrema derecha en Francia y la amenaza al Estado de derecho -condición necesaria para el ejercicio del psicoanálisis- la Escola Brasileira de Psicanálise acabó por redactar un comunicado público en favor de la democracia y contra el avance del fascismo en Brasil, manifestando su apoyo al candidato de la oposición al gobierno actual.

En tiempos de promoción de un goce único y universal, sin condición de posibilidad para el ejercicio de una función en oposición dialéctica, no hay lugar para el síntoma, al menos en su envoltura formal analítica. En contrapunto con este universal Lacan propone que el deseo del analista, en tanto trata con lo rechazado por el discurso, tiende a hacer aparecer ese goce como diferencia con los ideales que orientan cada época. Hora de jugar la partida, que se den las cartas…

Notas:

[1] La canción «Brasil» fue compuesta por Cazuza, George Israel y Nilo Romero en 1988. Es la sexta faja del CD ideología, lanzado en 1988.

[2] Acuña, E.: «Políticas: del híbrido al capitalista y retornos». Resonancia y silencio: psicoanálisis y otras poéticas, 1ª ed, La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2009. Pág. 83.

Bibliografía:

– Acuña, Enrique: «Políticas: del híbrido al capitalista y retornos». Resonancia y silencio: psicoanálisis y otras poéticas, 1ª ed, La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2009.

– Leserre, Aníbal: La hidra neoliberal, 1ª ed. Olivos: Grama Ediciones, 2019

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Analytica del Sur Número 1. Aparición en web: julio 2014.

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