Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 12 • Diciembre de 2022 •

dominancias
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Creer – crear: el síntoma

Daniela Ward

Psicoanalista. Miembro del Instituto Pragma -APLP-. Miembro de la Red AAPP (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas). Docente del Seminario anual de Pragma: “El decir del analista: interpretación, acto y resonancia”. Responsable del grupo de investigación “Consumos y discurso capitalista”.

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Introducción

Dice E. Acuña en “Que se diga. Hacia un nuevo silencio” de su libro Resonancia y Silencio, citando a Lacan en La Obertura de los escritos: “El discurso analítico está cercano a la parodia, no como imitación burlesca sino como decir que nos obliga a crear nuestros propios  precursores”. Y sigue así: “A qué política del deseo debe atender quien bordea ese saber? Esa política depende de la carencia que se logra por atravesar una experiencia inédita que va desde un inicio, donde hay un sujeto que supone saber, hasta un final, donde hay un cuerpo dicente en el lugar de un inconsciente intérprete. En sus pliegues se escucha ese silenciososonidosolitario”. Agrego algo que también Enrique dice en el mismo texto: “pero para unirse al Otro del psicoanálisis para hacer resonancia del silencio”. Es decir “no es sin otros” en un dispositivo que Lacan llamó “Escuela” y que tenemos que interrogar en el corazón mismo de la invención como punto de conexión que contempla la experiencia analítica y el final que ella misma compone en la transferencia y sus transformaciones.

 

Fotografía: Carolina Sanguinetti; @hornero.urbano

 

En esta cita queda explicitado un camino, el de la experiencia analítica,  donde la creación  tiene lugar. Hacemos de “creación/invención” un par, como lo expresa la propuesta de estas Jornadas, siguiendo la enseñanza de J. Lacan. El acento está puesto en la creación por el sujeto de algo nuevo haciendo  con palabras un soporte para la soledad.

Entonces me interesó recorrer la idea de creación en los inicios de la enseñanza de Lacan, repasar como resurge en los años 70 y si esa definición conserva algo de lo presentado en La instancia en la letra; Función y campo de la palabra y el lenguaje como también en el seminario 5, Las formaciones del inconsciente, tomando como eje para ello, el síntoma.

 

La brújula del síntoma

Pensaba en el síntoma como brújula en la experiencia en tanto señala tempranamente lo real en juego en ella. El principio mismo del psicoanálisis es esta creencia en el síntoma, que hace de él una experiencia única e inédita en un mercado de propuestas terapéuticas diverso, con la marca de lo que definimos con Lacan como  “el ascenso al cenit de lo social del objeto por él llamado petit a, en la producción en masa de significantes amos (S1), que formatean abordajes como el coaching ontológico, la bio-decodificación, las constelaciones familiares o la programación neurolingüística, entre otros, que  respaldan la idea de un inconsciente sin síntoma o de un síntoma sin inconsciente, como dice Laurent. Creación delirante, por cierto, al pensar la posibilidad de que ambos términos –inconsciente y síntoma- podrían jugar separados y la consecuencia directa de intento de anulación del sujeto a la que asistimos actualmente. El psicoanálisis por su parte denuncia los ídolos falsos del universal del “para todos” como la existencia de un lazo social singular con “normas enunciables” que dirían cerca de donde está el Bien a realizar. La respuesta que contraponemos es lo real del síntoma que precisamosmás bien en el fracaso que, en diferentes momentos de la enseñanza, Freud y Lacan señalaron. Por ejemplo, en los límites al desciframiento de un inconsciente como cadena significante; en la resistencia a la clasificaciones que excluye el efecto de creencia, entre otros, nombrando cada vez, el imposible que insiste a pesar de los esfuerzos de la ciencia por reducirnos al funcionamiento de  una máquina. Más bien podemos decir que “hay modos de hablar”, “hay discursos”, donde se tratará que cada uno pueda sostener un diálogo con su propio síntoma como respuesta particularde una experiencia como la analítica, apuntando a la transformación –versus la reducción del síntoma de las demás propuestas psicoterapéuticas-.

Sin embargo, como lo vuelve a recordar Lacan avanzado en la enseñanza, en 1975 (RSI) en el medio de la clínica de los nudos, la clínica borronea: el principio del psicoanálisis es “creer que el síntoma es capaz de decir algo”.  Entonces de la mano de suponer un sujeto, el psicoanálisis hace de la transferencia como saber –también supuesto-, el instrumento prínceps para entrar en la dimensión de la palabra que expresará  el texto inconsciente dando lugar al desciframiento.

Como comentador de Freud, Lacan se apoya en la idea que el efecto de significado es deducible de la articulación significante. Se engendra de dos maneras por relaciones internas del significante: una sustitución significante respecto de un contexto significante, donde emerge el significado de manera metafórica y también hablará de la metonimia como otro tipo de efecto significado, un efecto retenido. De muchas maneras en escritos y seminarios, Lacan destaca el efecto de la relación entre los significantes como una “función creadora en sí misma”, donde el desciframiento cuenta como revelación de un sentido. Recordarán el Famillionario del Seminario 5, donde exhibe la “función significante propia de la agudeza en cuanto significante que escapa al código (…) potenciando lo nuevo, resaltando en el mecanismo de sustitución la función creadora de la metáfora en el surgimiento de sentidos siempre nuevos” (1).Y allí define al síntoma analítico como siendo de la misma clase por la creación significante. Hay que decir que el sujeto  mismo es aquí efecto significante porque no se interpreta  sino en el orden significante, que tiene sentido solo en relación con otro significante y es en esta articulación donde reside la verdad de síntoma. “Una palabra por otra”, es la fórmula de la metáfora con sus efectos de verdad (2), donde el síntoma como sustitución significante encarna la chispa de la metáfora como una significación inaccesible para la conciencia. Son los efectos de verdad que Freud descubrió bajo la forma del lapsus y el chiste, donde la verdad está a merced de un significante ulterior. Aquí lo esencial pasa por la palabra.

El sujeto en cuestión entonces es pura articulación significante y el síntoma como brújula le hizo saber a los psicoanalistas de los límites del significante respecto de la fijeza que hace de él  -del síntoma-, algo diferente a las demás formaciones del inconsciente: Freud mismo habló de esta diferencia en el “epílogo escénico prolongado” del síntoma en “Inhibición, síntoma y angustia”, subrayando  una manera de gozar en tanto esa envoltura significante encierra un núcleo de goce, que como también lo ha señalado Enrique Acuña “cuestiona el universal del Bien y del placer”, que no es poco en este actual modo de vivir la pulsión lanzados a diferentes formas de exhibición,  donde el sujeto se ausenta de su propia causa y donde la diferencia del discurso analítico se revela en la potencia de la instauración, a partir del enigma, de la promesa de un nuevo sentido en una significación por venir que  se oponga a los ideales de época.

 

Creencia y creación

En el psicoanálisis lacaniano el peso que va tomando la economía del goce, donde más allá del plano significante, lo esencial se juega con el objeto “a” -como invención lacaniana que compromete un real que nos concierne y que es el hueso de síntoma-, produce los desplazamientos que conocemos respecto de las definiciones del síntoma:  donde el goce o los goces podemos decir –considerando el goce fálico y el suplementario-,  se van ordenando, de algún modo todo se va desplazando a la idea que el sujeto se relaciona con el goce a través del síntoma y así queda definido el síntoma y su “función de goce”: el goce es sintomático.

En los  años 70, Lacan presenta la creación en el síntoma con la novedad – si bien esto no es de un golpe, estoy siendo muy sintética-, pero dice que en él no sólo se trata de una operación de sustitución significante –creación en sí misma vía la metáfora-, sino que comporta una satisfacción paradojal opaca al sentido, como resto irreductible de la experiencia analítica orientada a ese real del que Lacan hace su propio síntoma, teniendo como objetivo “operar en lo real de esa causa con un sentido”, es decir:  inventar algo nuevo que (la)transforme. (3)

De modo que, por la lógica modal, Lacan permitió pensar el síntoma como necesario y que, a partir de él, la experiencia analítica se presta a lo nuevo en el “no cesa de escribirse” que hace del síntoma una forma de gozar del inconsciente particular (imposible), en la repetición (de los Unos fálicos) que conduce a la otra vertiente de síntoma que señala el destino de soledad del sinthome, como sonido de las palabras y no ya sentido. Es la “H” en soledad evocada por Enrique Acuña en su libro (4), también marcada por los puntos suspensivos del sinthoma que dicen sobre un Otro (A) en falta, incompleto, instalando la creencia ahí donde “no hay relación sexual”. Podemos decir que “exige la creencia” en el sínthoma como condición necesaria y singular del hablante-ser (parlêtre). Por eso Lacan en el Seminario 20 Aún, escribe respecto de la mujer síntoma del hombre: “el hombre cree crear, cree-cree-cree, crea-crea-crea. Crea-crea-crea a la mujer”. Donde, hay que agregar: “Loreal es el misterio de un cuerpo que habla –y goza-, es el misterio del inconsciente” (5). Un inconsciente que se acompaña del hablante ser y ya no del sujeto, donde el significante es sustituido por la letra –superando lo efímero de la cadena significante para instalar la letra situada por fuera de esa cadena y en identidad consigo misma-, mientras que hablares sustituido por escribir.

Ahora el parlêtre (ser hablante) puede hacer uso de la creación en tanto pueda inventarse un uso de ella de cara a la no existencia de la relación sexual. Se trataría entonces de un final que comprometa lo imposible de articular algo en el lenguaje por fuera de la castración y a la vez, el punto final de los puntos suspensivos del síntoma, el silencio mencionado, respecto de dejar de esperar que asista allí un complemento que funcione como soldadura.

Para terminar, Germán García, marcaba este camino con los versos de “Naranjo en Flor”, el tango de Homero y Virgilio Expósito: “Primero hay que saber sufrir, después amar,  después partir y al fin andar sin pensamiento”.

 

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Trabajo presentado en la VI Jornada anual de la Red A.A.P.P (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas), “Creaciones del sujeto, invenciones del parlêtre”, el sábado 1 de octubre del 2022 en el Centro Cultural Sánchez Viamonte. CABA.

Notas:

(1) Lacan, J.: Seminario 5 Las formaciones del inconsciente. Pág. 45- Ed. Paidós. 1999

(2) Lacan J.: “La instancia en la letra…” Escritos I. Pág. 476. Siglo veintiuno. 2015

(3) Acuña, E.: «Lo real miente en el síntoma» de Resonancia y silencio, Pág. 22. Ed. Edulp. 2009

(4) Acuña, E.: “H, soledad del sinthoma”. Resonancia y silencio, Ed. Edulp.2009

(5) Lacan, J.: Seminario 20, Aún, Pág. 158. Ed. Paidós. 1992

Bibliografía:

– Acuña, Enrique:

. “Lo real miente en el síntoma” de Resonancia y silencio. Edulp. 2009

. “Que se diga. Hacia un nuevo silencio” de Resonancia y silencio. Edulp.2009

.”H, la soledad del síntoma” de Resonancia y silencio. Edulp. 2009

– Lacan, Jacques:

. “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”. Escritos I. Ed. Siglo Veintiuno. 2015

. “Instancia en la letra o la razón después Freud”. Escritos I. Ed. Siglo Veintiuno. 2015

. Seminario 5 Las formaciones del inconsciente, Paidós. 1999

. Seminario 20 Aún, Ed. Paidós.1992

. Seminario RSI, Inédito. Clase de 21/01/1975

– Laurent, Eric: El sentimiento delirante de la vida. Colección Diva. 2011

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Analytica del Sur Número 1. Aparición en web: julio 2014.

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