Casos freudianos en la enseñanza de Lacan
Psicoanalista. Miembro de la Red AAPP (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas). Miembro de la Asociación de psicoanálisis de Misiones. Docente del Instituto Sigmund Freud. Responsable de la Biblioteca Freudiana de Overa. Responsable de la edición del Boletín Ring- el despertar de cada uno en red- (Boletín de la Red AAPP)
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Ilustración: Sara Bosoer, IG: @srbsr_aoe
En el marco del ciclo 2024 del Instituto Sigmund Freud (Asociación de Psicoanálisis de Misiones), en la Biblioteca Freudiana Iguazú se desarrolla el seminario “Actualidad de la clínica Freudiana”, cuyo programa se desprende del módulo de investigación “Lecturas de los casos de Sigmund Freud” *. El presente texto es un efecto tanto de dicho seminario como de las investigaciones del módulo.
Plantear una “actualidad” de los casos de Freud no implica una “actualización”, ya que caería en la suposición de algo superado que requiere cierto aggiornamento al horizonte de la época. Más bien se trata de que lo transmitido por Freud a partir de sus historiales clínicos -leídos desde la enseñanza de Lacan- nos llevan aún la delantera. Funcionan como brújulas para leer el síntoma hoy y orientan una práctica que busca tratar lo real desde lo simbólico.
En dicho marco interesa, a tono con el recorrido del seminario nombrado, situar algunas coordenadas que, si bien no agotan la lectura política, clínica y epistémica que Lacan realizó sobre algunos de esos casos (específicamente: Dora, el Hombre de las Ratas, Juanito y el Hombre de los Lobos), muestran un uso de los casos como retorno a la clínica freudiana para desde allí avanzar en su enseñanza.
Tres lecturas sobre Dora
Tomaré tres momentos en la enseñanza de Lacan que ilustran movimientos en su lectura de este caso.
En primera instancia, cuando considera al psicoanálisis como una experiencia dialéctica en el escrito “Intervención sobre la transferencia”. Allí señala que Freud evidenció que las enfermedades hablan haciendo decir una verdad y elige a Dora por ser el primer caso en el que Freud reconoce que el analista forma parte de la transferencia. El caso es mostrado por Lacan a partir de una serie de inversiones dialécticas que dan lugar a tres desarrollos de la verdad. Al primer desarrollo -con el relato del cambalache entre el padre, la señora K, ella y el señor K- responde Freud con la primera inversión en la forma de una rectificación subjetiva que da lugar un segundo desarrollo. Allí Dora es cómplice de aquello que denuncia y configura la cuadrilla con los cuatro personajes. A partir de la identificación al padre -que configura síntomas histéricos-, la cuestión de los súbitos celos hacia el romance de su padre con la señora K da lugar a una segunda inversión dialéctica, articulada a la observación de Freud que su verdadero interés era la señora K y allí el tercer desarrollo de verdad. La tercera inversión dialéctica se desprenderá del valor real de ese objeto que es la señora K: el del misterio de la feminidad retomado en el seminario III “Las psicosis”.
Hay allí, en dicho seminario, una reformulación de la clínica de la neurosis como una pregunta en las clases del 14 y el 21 de marzo de 1956, lo cual retoma luego en el escrito “El psicoanálisis y su enseñanza” (comunicación presentada en la Sociedad Francesa de Filosofía el 23 de febrero de 1957). En el Seminario sobre la psicosis, Dora es tomada como ejemplo, ya que, en tanto identificada al señor K, sus síntomas (por ejemplo, la afonía) se ordenan en paralelo al interés por la señora K, confluyendo en que Dora mediante su neurosis diga “¿qué es ser una mujer?”.
De esta manera, Lacan sitúa aquí un antecedente a su formulación de un Otro incompleto, ya que dicha pregunta se formula ante el deseo del Otro. Allí, a ese nivel de la falta en el Otro está “¿qué soy para el deseo del Otro?” y la histeria busca la respuesta al Otro sexo vía una mujer, pero identificada a un hombre, desde una medida fálica. A su vez, en Dora la fragmentación corporal, o sea el síntoma y el goce en dicho padecer, viene al lugar de la relación sexual que no hay. Entonces ella evidencia detrás del síntoma una fantasía articulada a un padre impotente, que apelaba al sexo oral con una mujer que representa a la Otra mujer.
Otra lectura del caso que me interesa destacar es la realizada en el Seminario XVII El reverso del Psicoanálisis, en el que elabora los cuatro discursos (del analista, del amo, de la histeria y el universitario) y aborda la cuestión del padre y su inconsistencia para la vigilancia del goce, por lo que retoma el padre de “Tótem y tabú”, el de “Moisés y el monoteísmo” y Edipo. Al respecto la clase 6, que se llama “El amo castrado” del 18 de febrero de 1970, está incluida en la segunda parte del Seminario, titulada “Más allá del complejo de Edipo”. Allí toma a Dora en un punto específico del caso: el segundo sueño. Lacan dice que en ese sueño la enciclopedia que encuentra en una casa vacía –de la que todos se fueron al velorio del padre- es el sustituto del padre. Por lo tanto, lo que le interesa de este padre a Dora es el saber que produce. Hay que recordar que Freud ubica en esa enciclopedia un saber sobre la sexualidad, un descubrimiento de esta índole. Entonces, llevado esto al discurso histérico se vislumbra que a partir de su síntoma la histeria se dirige al amo para obtener de él un saber, pero es un saber que demuestra ser impotente para dar cuenta del goce que está en ese síntoma. Dora va al amo, al padre que no está- por haber muerto-, y en lugar de ir a velarlo va a la enciclopedia, a insistir en la búsqueda de ese saber. Así la histeria coloca al padre en lugar de amo y a la vez lo designa como castrado. Señala Lacan en esta clase que Freud recogió todo el saber de sus pacientes histéricas para sustituirlo por el complejo de Edipo, como un saber con pretensión de verdad. Hay así en Freud un intento de sobre guardar al padre como figura de amor. Es una contradicción en él, ya que por un lado pensaba en un porvenir en el que la ciencia desbancara a la religión, pero a la vez buscaba sostener la posición religiosa del padre-amor.
Esto hace que en el Seminario se despliegue la cuestión del padre como un operador: el padre de la horda primitiva, el que gozaba de todas las mujeres, hace creer que hay una mujer-toda. Si hay alguien que goza de todas puede haber el conjunto de “todas”. Y es esto lo que Lacan cuestiona en el horizonte de su enseñanza en relación al goce que se despliega en el Seminario XX.
Dora así pasa de inscribirse como ejemplo de la dialéctica en la trasferencia a ser paradigma de la neurosis histérica en tanto pregunta por la otra mujer para luego dar cuenta que no hay todo saber respecto al goce.
Hombre de las ratas: del mito neurótico y el Otro en la obsesión
Respecto a Dora y al Hombre de las Ratas, en el escrito “La dirección de la cura y los principios de su poder”, Lacan remarca que Freud en eso casos hace una intromisión del sujeto, lugar vacío y de las enunciaciones como posición ante lo que se dice y el deseo puesto en juego. Lugar del sujeto del inconsciente y a la vez el de la responsabilidad. Por ello Eric Laurent, en “Los dichos de Freud en los cinco psicoanálisis según Lacan”, plantea cómo se da la rectificación subjetiva en este caso de neurosis obsesiva a diferencia de Dora. Porque el Hombre de las Ratas, por el contrario, se apresura a decir cuál es su parte en el desorden de la realidad, se presenta como aquel que tiene una deuda. Sin embargo, Laurent retomando los apuntes originales del caso que había tomado Freud, dice que él implica igualmente a este analizante preguntándole continuamente “¿y usted?” o “¿de qué va a hablar hoy?” Entonces hay rectificación en tanto Freud busca la “ubicación de su posición en lo real”, lo cual implicaría ubicar un sujeto. Laurent señala que hay un llamado al sujeto (del inconsciente y la enunciación) pero considerando que en ambos casos hay un goce diferente: el goce del peso en el Hombre de las Ratas y el de la queja en Dora.
Otra cuestión que enfatiza Lacan en este escrito y en relación con el caso en cuestión, es que un retorno a Freud implica un retorno a su clínica, allí en la que en la dirección de la cura se trata del principio del poder de las palabras. Así en el apartado “¿Cuál es el lugar de la interpretación?” recupera la intervención de Freud que ubica al padre como quien prohíbe la legitimación del amor sublime al que su hijo se había abocado, intervención que está desmentida por la realidad: era su madre la que había prohibido aquello. Sin embargo, Freud da de lleno en la función del Otro en la neurosis obsesiva, un Otro que está ocupado por un padre muerto, un padre absoluto. Se trata entonces de Otro no barrado, “absoluto” y es eso lo que enfatiza con la muerte: un Otro sin deseo, colmado y transformado en un demandante a quien presentificarle el goce: como la escena en la que el Hombre de las Ratas contempla su pene erecto ante los golpes del padre en la puerta.
Es en relación a ese padre como el caso se despliega a partir de las manifestaciones míticas como intento de transmisión de una verdad, tal y como que Lacan lo trabaja en el artículo justamente titulado “El mito individual del neurótico”. Mito que en el caso tiene dos vertientes anudadas al padre: la elección entre una mujer pobre o rica y la deuda de éste con un amigo. Así hay una estructura con cuatro personajes (Padre, mujer pobre, mujer rica y el amigo al que se le debe). Y de allí será de donde Freud extraerá que ese significante “Ratte” -presente en el relato de la tortura por parte del capitán cruel- es el que enlaza “tasa o deuda de juego” (Sipelratte) con “casarse” (Heiraten).
Lacan recupera brevemente este desarrollo hecho en la conferencia dictada en 1953 en el Colegio Filosófico Jean Wahl en el escrito de 1958 para señalar que la dirección de la cura no se trata del yo ni del hit et nunc de una relación dual, puesto que este caso freudiano todo lo que antecedió al nacimiento del sujeto fue a parar al libreto compulsivo que lo empuja a la consulta con Freud. El hombre de las ratas enseña así la inserción del mito en la constitución del síntoma neurótico como de la función del Otro en la neurosis obsesiva.
Juanito: la eclosión de la neurosis y la captación de la angustia
Juanito es ampliamente retomado por Lacan en el Seminario IV “La relación de objeto” donde apunta a mostrar que los objetos (fobia, fetiche) están puestos en función significante. Respecto a Juanito ubica el surgimiento de la angustia en relación con dos aspectos cruciales. Primero: el niño tenía una relativa estabilidad, muy apegado a la madre, era su punto fijo de referencia y jugaba con ella hasta la irrupción de la intumescencia del pene (que Lacan agrega que el padre insiste que por jugar con él teme que se lo quieren cortar, pene real que es mal recibido por la madre, que lo sanciona). En segundo lugar, el nacimiento de la hermanita que complica las relaciones, porque se establece como un más allá de la madre en tanto deseante. Eso angustia a Juanito por una doble causalidad: pérdida del Otro materno y la pérdida en el cuerpo propio, del pene, vivido como extraño en tanto un goce hetero. En el texto “Freud y la captación de la angustia por el síntoma” Enrique Acuña dice que se verifica una pérdida y un vacío de la significación posible a estos dos hechos como momento de surgimiento de la angustia. Años más tarde Lacan habla de la eclosión de la neurosis, en el Seminario XVI De un Otro al otro, específicamente en la clase “Saber goce”. Allí se pregunta de qué desvío resulta la eclosión de la neurosis y lo plantea desde la intrusión de un goce auto erótico, punto en que el sujeto se encuentra ante el deseo del Otro y, como no está asegurada de ningún modo la conjunción sexuada, aparece el deseo de saber que se articula a ese Otro. De ello da ejemplo el caso Juanito.
Tras dicha eclosión y surgimiento de la angustia en un segundo momento aparecerá la fobia, donde se liga el afecto a un significante, quedando el miedo al caballo como síntoma que ficcionaliza ese agujero. El caballo se transforma así en el elemento a partir del cual gravitan diferentes significaciones formando el elemento que suple lo que le falta a Juanito: un padre que ejerza su función simbólica. Entonces Lacan, en el Seminario IV, plantea que hay una proliferación de significantes que favorecen el despliegue del mito que, como estructura de ficción, siempre toca algo referente a la verdad. En Juanito el mito es un intento de solucionar un problema ya que el mundo estructurado que tenía se ve transformado, cambia a partir de los dos elementos reales aludidos (pene real y la hermana). El niño debe rearticular sus relaciones con su madre, un primer esbozo de sistema simbólico de relaciones con ella.
Lacan ubica así en el historial freudiano:
• Circuitos: A partir del significante caballo se establecen circuitos imaginarios y en el seminario se reproducen las vías del tren y rutas que Freud presenta en su texto como lugares donde Juanito puede ir, lugares donde no, etc. Lacan plantea que el circuito de los caballos es tangencial con el circuito de los ferrocarriles. El caballo como significante puntúa el mundo con señales y estos reestructuran el mundo de Juanito.
• Permutaciones: se dan en el registro simbólico a partir de la plurivalencia del significante caballo que no es unívoco, ya que representa al padre y su función, pero también a la madre, al pene, etc. Se desplaza del caballo a los coches de los cuales se puede caer. También hay permutaciones míticas a partir de los fantasmas.
• Transformaciones: las operaciones imaginarias-simbólicas, incluido el fantasma del fontanero que destornilla su cuerpo, permite lograr transformaciones de esa angustia como señal de lo real. Un ejemplo es la fantasía de las dos jirafas en la cual fantasea -Juanito dice “pensé”- con una jirafa grande que chilla y una jirafa arrugada sobre la que se sienta, y el padre dice que una lo metaforiza a él con el miembro grande y otra a la madre. Lacan plantea que allí se simboliza el falo materno, dado que estaba entre su apego imaginario y la insistencia real por la palabra del padre, así lo imaginario se convertirá en elemento simbólico (algo que volverá a enfatizar en la clase del Seminario XVI aludida cuando aborda la unión del Otro al goce). Esto permite una nueva configuración simbólica del Edipo (por ello Lacan retoma el caso al desarrollar los tres tiempos del Edipo en el Seminario V Las formaciones del inconsciente), donde el niño juega con las jirafas, y cuando le dicen que “está mal” responde que no importa, que tiene otro al cual dirigirse, que es el Profesor Freud (el padre simbólico según plantea Lacan, ya que al intervenir triplica al padre en real, imaginario y simbólico).
Lacan busca puntuar la incidencia del significante en todo el desarrollo de lo que le acontece a Juanito en el marco de su política de retorno a la clínica freudiana. Y dice que la incidencia del significante es más notoria con respecto al deseo humano porque lo transforma en metonímico, si no no se entendería cómo el deseo es deseo de otra cosa. La metonimia se nota en el paso del peso del sentido de una cosa a otra en Juanito, que dice “Wegen Dem Pferd” o sea “a causa del caballo pillé la tontería” y que se conecta metonímicamente con Wagen que en plural quiere decir “coches”.
En conclusión, Juanito elabora un saber como modo de alojar en el Otro su propio goce -vivido como hétero en la angustia-, operación ante lo imposible realizada a partir de una ecuación simbólica como afirma Lacan en el escrito contemporáneo al Seminario IV titulado “Instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”.
Hombre de los lobos: de la retroacción al retorno en lo real
Señalo algunas de las varias referencias que hace Lacan a lo largo del escrito inaugural de su enseñanza, “Función y campo de la palabra y el lenguaje en Psicoanálisis”. En primer lugar, ubica que la búsqueda de Freud en este caso confirma que la verdad nace de la palabra y los efectos que tiene una palabra de reordenar las contingencias pasadas dándole el sentido de las necesidades por venir. Como ejemplo en el caso del Hombre de los Lobos Freud trata de fechar la escena primitiva pero da lugar a las reestructuraciones del hecho de modo retroactivo (haciendo jugar así la expresión alemana nachtraglich). En este marco Jacques-Alain Miller en su curso Causa y consentimiento, desarrolla que Lacan toma al caso para ponderar el après-coup como categoría del sentido, en tanto hay continuamente en el caso resignificaciones diferentes de un mismo hecho. Por ejemplo, posiciones diferentes del paciente respecto al objeto anal que Lacan califica como “páginas de vergüenza” o “páginas de gloria”
Lacan también usa el caso cuando realiza una crítica a las fases de estadios libidinales afirmando que no resisten ante un hecho de historia, dado que enfatiza un inconsciente relacionado a la historia y a las fijaciones de un sentido. No se trata entonces de desarrollo ni de maduración, sino de fijaciones y subjetivaciones de un sentido. Es el campo del lenguaje y no de progresión biológica instintiva, un campo en el que la intervención del Otro da lugar a la organización de estadios. Otro modo en que alude al caso es cuando precisa la función del tiempo en el análisis y retoma así la fijación del término del análisis al que apeló Freud en este caso dejando al sujeto en la alienación de su verdad. Ello se confirma por dos hechos según Lacan: que el hombre de los lobos no llega a integrar en su rememoración la escena primitiva y la forma paranoide de alienación, siendo estos problemas -que Freud deja en suspenso- factores desencadenantes de la psicosis.
Luego, en el Seminario III “Las psicosis”, en su primera clase, subraya que el caso Schreber es el texto principal de Freud en lo que concierne a la psicosis. Sin embargo, para ubicar una distinción entre el campo de la neurosis y la psicosis desde los registros imaginarios, simbólico y real va a recuperar el comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung acerca de que lo negado requiere previamente una admisión, una Bejahung en el sentido simbólico. Por contraste, la Verwerfung es lo rechazado, rehusado en el orden simbólico, que a diferencia de lo reprimido y su retorno, va a reaparecer en lo real. Allí el texto esencial es justamente el del Hombre de los lobos, recuperando Lacan la breve alucinación infantil del dedo cortado y sostenido por un pedazo de piel. Hay un rechazo de la castración, en la que el sujeto no quiere saber nada ni siquiera en el sentido de la represión. Lo rehusado en el orden simbólico retorna en lo real, afirma Lacan.
Así como también afirmará luego que el caso nos muestra cómo hay un accidente tardío en la psicosis de este hombre, aludida ya en “Función y campo…”. Lo trabaja en el Seminario XI al abordar la repetición y referirse al automaton aristotélico como la insistencia de los signos en relación con el principio del placer y a la tyche como el encuentro de lo real, traumático, inasimilable. Allí en el deseo insistente de Freud en recuperar el primer recuerdo lleva a Lacan a preguntarse si Freud acaso no forzó al Hombre de los lobos tras ese real que está detrás del fantasma, condicionando así el desencadenamiento psicótico.
Hasta aquí un recorrido como forma de vislumbrar los usos de Lacan en relación con estos historiales freudianos con una operación de destacar los detalles y elementos específicos de los casos dando cuenta así de un modo de leer en psicoanálisis: aquel que encuentra una novedad cada vez.
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(*) Módulo de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones, integrado por Aldana Macena, Zinnia Osella y Rocío Rodríguez. Responsable: Fernando Kluge. Asesor: Christian Gómez.
Bibliografía:
– Freud, Sigmund: Obras completas Tomo I. Trad. Luis López Ballesteros, “Análisis fragmentario de una histeria» (Caso Dora) (1905), Ed. Nueva Visión, España.
–Obras completas, Tomo II, Trad. Luis López Ballesteros, “Análisis de la fobia de un niño de cinco años» (Caso Juanito) (1909), Ed. Nueva Visión, España.
–Obras completas, Tomo II, Trad. Luis López Ballesteros, “Análisis de un caso de neurosis obsesiva» (Caso El Hombre de las Ratas) (1909), Ed. Nueva Visión, España.
-Obras completas, Tomo II, Trad. Luis López Ballesteros, “Historia de una neurosis infantil» (Caso El Hombre de los Lobos) (1918), Ed. Nueva Visión, España.
– Lacan, Jacques: Escritos 1, “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1953.
– El Seminario, Libro III, Las Psicosis, (1955-56), Buenos Aires, Paidós.
–Intervenciones y Textos I, “El mito individual del neurótico”, (1953), Buenos Aires, Manantial.
–Escritos 1, (1951) “Intervención sobre la transferencia”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
– El Seminario. Libro IV, La Relación de Objeto, (1956-1957), Buenos Aires, Paidós.
–Escritos 1 , “Instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”, (1957) , Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
–Escritos 2, “La dirección de la cura y los principios de su poder”, (1958) , Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
-El Seminario, Libro XVI, De un Otro al otro, (1968-1969), Buenos Aires, Paidós.
-El Seminario, Libro XVII, El reverso del psicoanálisis, (1969-1970), Buenos Aires, Paidós.
– Acuña, Enrique: Resonancia y silencio –Psicoanálisis y otras poéticas, “Freud y la captación de la angustia por el síntoma”, La Plata, Edulp, 2009.
– Gómez, Christian: Revista Conceptual –estudios en psicoanálisis-“ N° 5,“Retornos y registros”, La Plata, Argentina, 2004.
– Laurent, Eric: Síntoma y nominación, «Los dichos de Freud en los cinco psicoanálisis según Lacan”, Colección Diva, Bs. As., 2002.
– Miller, Jacques-Alain: Causa y consentimiento –Los cursos psicoanalíticos de Jacques Alain Miller,“La causa significante”, Bs. As., Editorial Paidós, 1987-1988.