El analista y el enseñante
Psicoanalista. Miembro del Instituto Pragma-APLP. Responsable del grupo de investigación de Pragma: “Casos clínicos: del conflicto a la solución”. Responsable de Atención Psicoanalítica y coordinadora de Consecuencias de la Clínica. Miembro del Consejo de enseñanzas de la RED AAPP (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas). Directora de la revista virtual, Analytica del sur. Psicoanálisis y crítica.
» E-mail al autor
Buenas noches a todas y todos, esta noche es una noche especial, ya que el mejor homenaje que podemos hacerle a Enrique Acuña es recordar nuestros despertares a partir de sus enseñanzas.
Los párrafos elegidos por mí para esta ocasión, está en la Editorial de la revista Conceptual Nº14 del año 2013, titulada “A cada amor su interés” y dice así:
“La reciente Declaración de Interés Cultural que recibiera la Asociación de psicoanálisis de la Plata- Biblioteca freudiana- primero nos alegra, enorgullece, ensueña. Luego nos objetiva, nos histeriza y obliga a inventar nuevos significantes que separen de lo viejo.
Es verdad que hace veinte años, no sabíamos que el barco llegaría a destino -cargado de libros, programas y proyectos- pero fabricamos precursores: Béla Székely, Oscar Masotta, Germán García…; sin naufragio.
Hoy los tres mil volúmenes de psicoanálisis y sus referencias que guarda nuestra pequeña Alejandría, nos plantean el infinito y su límite.
(…) Es que el libro, la letra, la lectura, compromete al lector a escribir, publicar, construir un autor.
(…) El amor al saber tiene mesetas de paradigma y abismos de caída. Es la “lección de cada manuscrito”. Es también lo inconsciente que cada uno de nosotros sociabiliza”.
Enrique Acuña nos donó al Instituto Pragma gran parte de su biblioteca, libros de psicoanálisis y sus referencias, que harán brillar más nuestra pequeña Alejandría.
Mi despertar
Volví a Argentina después de 20 años de exilio, comencé a estudiar la carrera de psicología, como asignatura pendiente que me había quedado, esto me llevó a contactar a Enrique Acuña a través de Fátima Alemán.
A partir del primer encuentro mi vida fue mutando, a partir de mi análisis, algunos de mis significantes amos se fueron transformando y otros como efectos del inconsciente fueron trazando mi recorrido hasta hoy. Uno de esos significantes que me nombraban fue “la subversiva política”, que se transformó en “la subversiva psicoanalítica”, en tanto que como analizante y como analista se trata de subvertir la relación del sujeto con los significantes amos que lo atormentan. Y mediante ese trueque pude responder a las contingencias de la vida y lo imposible de soportar.
Enrique me enseñó que el psicoanálisis se ejerce en sentido contrario al de la política capitalista que se rige desde el discurso del amo y promueve identificaciones masivas; el psicoanálisis las desmantela, subvierte ese sentido, creando un deseo singular, inédito, al indicar la máxima diferencia entre los ideales y las causas de cada uno. Reinventándonos a nosotros mismos.
La transmisión de un deseo
Al tiempo como miembro de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata, me sorprendí ante un nuevo deseo, el de publicar, mis propios textos y los textos de los demás analistas u otras personas de la cultura.
Me encontré participando a partir de su generosa invitación, en la hechura de la revista Conceptual junto a otros, con ese entusiasmo que me transmitió Enrique. Y no sólo entusiasmo, sino enseñanza, porque publicar implica una política del psicoanálisis y su múltiple interés, ya no sólo en la intimidad de “la parroquia”, sino en el afuera, participando con autoridad epistémica en los debates contemporáneos, en el síntoma de la cultura, que luego serían plasmados en el papel escrito.
Recuerdo las reuniones del comité editorial de las revistas en las que Enrique nos explicaba la importancia de la política del psicoanálisis cada vez, en los diferentes contextos de la época y las decisiones a tomar desde de las distintas Asociaciones, bibliotecas, y de la red AAPP, a la hora de elegir ciertos temas, publicar a un autor, teniendo en cuenta siempre como decía el: “no sólo se publica al que escribe lindo”.
A partir de la palabra escrita entonces tenemos mucho para decir y el instrumento es la revista, el libro, la publicación, desde donde el solitario analista interviene en una comunidad socializada autorizándose en lo que enseña el psicoanálisis.
Con la revista Conceptual, Enrique con su deseo inquebrantable nos enseñó un estilo de transmisión del psicoanálisis “por la prueba de la enseñanza”, y esto lo verificamos en muchos de los textos de la revista, que están escritos a partir de investigaciones realizadas, de clases dictadas y de intervenciones del psicoanálisis en debates culturales con otras disciplinas. El psicoanálisis ya no es un convidado de piedra en la mesa de la cultura, ya forma parte de la tradición de sus saberes, en ese movimiento que va de la palabra dicha a la palabra escrita y de la escrita a lo que acuñamos.
En esa transmisión de su enseñanza de los precursores -como dice el párrafo, Béla Székely, Oscar Masotta, Germán García, a los sucesores-, nosotros, evoco a Enrique como alguien que supo tejer esa red como un vector que anuda el pasado con el futuro, según la temporalidad de un futuro anterior. Dejándonos como herencia sus enunciados escritos sin una enunciación fija, con una (x) a ser interpretada por quienes seguiremos, atesorando su legado, sus enseñanzas.