Una b(y)ografía del deseo
Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad Católica Ntra. Sra. De la Asunción, Paraguay. Director Ejecutivo del C.I.F. (Centro de Investigaciones en Filosofía y Ciencias Humanas). Psicoanalista y miembro de A.P.P.A. (Asociación Paraguaya de Psicoanálisis Arandu). Socio fundador de la B.A.L. (Biblioteca Analítica Luqueña) y Director de Al Sesgo, revista psicoanalítica.-
Weekend
Fotografía digital, toma directa.
33 x 45 cm
2008
(…)registran casas de veraneo, que por la perspectiva de la toma, aparentan estar tapadas hasta el techo por arena o arbustos como si una eternidad hubiese pasado desde la última vez que fueron habitadas (::.) Lara Marmor.
Este artículo, es un corolario de lo expuesto por el autor en una conversación titulada “Escritos preciosos –las publicaciones reales y virtuales-”, en el marco de la Jornada de Apertura, en abril de 2014 en la APLP. Dicha discusión ofició de escenario para el lanzamiento de Analytica del Sur. Participamos de esa mesa: Enrique Acuña, Verónica Ortiz, Osvaldo Gomez, Fátima Alemán y quien escribe, miembros de la Red del Área Virtual Analítica (AVA) de la APLP convocados a debatir sobre la política que orienta nuestras publicaciones.
En el caso de Conceptual- estudios de psicoanálisis, la presencia de una Red de analistas y no analistas de distintas ciudades, de nuestro país y del exterior, le ha aportado una perspectiva de lo Múltiple que descompleta saberes, instituciones y localismos y cruza al psicoanálisis con otros discursos. En sus catorce ediciones ha mantenido el gusto por el detalle y la crítica para captar el lugar del psicoanálisis como síntoma en la cultura.
Reconociendo a la Revista Conceptual como precursora, Osvaldo Gomez Lez anuncia la próxima edición de la Revista Al sesgo en Paraguay, y testimonia además del encuentro del autor con el psicoanálisis y las consecuencias que se desprenden de ese acontecimiento. Se deslizan a lo largo de estas líneas, una pregunta por la formación de los analistas y los avatares de un recorrido singular hacia el necesario anudamiento de la teoría, la práctica y lo institucional. Historiza la entrada del psicoanálisis lacaniano en Paraguay y se hystoriza, no sin una serie de nombres propios: Oscar Masotta, Enrique Acuña, Christian Gomez que orientaron en forma decidida una política de fundación –la Biblioteca Analítica Luqueña, la Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandú (A.P.P.A.), y la revista Al sesgo-.
Daniela Gaviot
Historizar los inicios de una presencia incipiente del psicoanálisis en una ciudad consiste en revelar los influjos del asombro, pescado en su prístina novedad. Tarea ardua en la decantada tradición de lo anterior vuelto sedimento donde las prácticas discursivas alternativas son difíciles de rastrear. Revela un camino no lineal sembrado de ambivalencias y equívocos asumidos entre las fluctuaciones del deseo.
Daniel Sandoval y yo (para no empezar hablando de mí) recorrimos desde el lejano 1984 una larga trayectoria de encuentros y alejamientos que se volvían historia compartida y reflexión retroactiva con cada acontecimiento. Así llegamos desde el sueño al deseo cumplido de abrir una Biblioteca Analítica en la ciudad de Luque (B.A.L.), en Paraguay; tras un sinuoso recorrido.
Ligado a esta apuesta psicoanalítica, iniciamos en la ciudad un curso taller sobre “La Investigación Analítica. Disciplina del comentario” dirigido a un público pequeño, pero orientado al horizonte de los “Escritos preciosos”, aquellos que inspiraron el recorrido analítico emprendido con Enrique Acuña desde 2008. En esa línea de trazados y propósitos emprendimos, desde octubre de 2013, el proyecto de reeditar Al sesgo. Revista de Psicoanálisis, para dar alcance a una política de difusión del psicoanálisis en la ciudad, en la línea de otras revistas de psicoanálisis como Conceptual, Fri(x)iones y El puente.
He aquí un relato a vuelo de pájaro sobre la memoria de ese futuro anterior que nos funda.
Atosigados con la New English Wave de los ’80 donde no faltaba el rock argentino ni el nombre Soda Stereo (en la políticamente correcta alienación juvenil de los últimos años de Stroessner, de efectos adormecedores y apetencias de libertad), en el espectáculo de la Guerra Fría y tecnologías futuristas, metidos hasta el cogote en grupos juveniles de la Iglesia como única rebeldía, nos quedamos con la impresión inmortalizada de esa época: «los ’80», extraña mezcla de locura, cordura y juvenil camaradería. Empecé estudiando ingeniería, pero como no era mi deseo, estudié matemática estadística por dos años.
Compartíamos una extraña fascinación por el libro, algunos para creer y otros para perder la fe, entre ciencia y ficción. En mi inquietud por el saber, arrastré a Daniel y algunos amigos y amigas más a la psicología, dentro de una vertiente científica alternativa, en la que algunos nos recibimos como profesores. Esa sociedad en gestación tuvo, no obstante, breve existencia. En el ocaso del sistema, entre bocanadas de libertad que llegaban desde la región del Rio de La Plata, Paraguay era un hervidero de diálogo nacional (auspiciado por la Iglesia Católica), apertura política, manifestaciones obrero-campesinas e injustificadas represiones.
Las minadas bases morales del sistema se derrumbaron tras la visita del Papa Juan Pablo II en 1988. El golpe militar del General Rodríguez en 1989 y la Constituyente de 1992 nos lanzó a un programa de transición democrática que duró lo suyo, entre retrocesos, inconsistencias y aspiraciones de ciudadanía participativa, democracia social y respeto a los Derechos Humanos. En el reencuentro con mi amigo, recordábamos los sueños de libertad y utopías mientras enfrentábamos el duro piso de lo concreto: familia, trabajo, estudios. Él desde el arte y el diseño gráfico, yo desde la filosofía, la antropología y la religión. Quería ser religioso jesuita, pero sólo pisé el pre-noviciado; en el ínterin, me imbuí de una amplia cultura universal con sus maestros y bibliotecas, aprendí con ellos griego y latín, me interesé por el guaraní, mi arrinconada lengua materna. Fui alumno del antropólogo Bartoméu Meliá Sj. junto al privilegio de contar con otros grandes maestros. Hasta compartí con el Rvdo. Hugo Maidana Sj. la dirección de una futura comunidad monástica, hoy hecha realidad. Pero como la vocación (del latín vocare) se trata de llamado, no de deseo, me alejé hacia un liderazgo laico en una capilla de Luque. Tal vez la única vocecilla con certeza desde el más allá, entre tanta ascesis y ejercicios espirituales fuera: “Esta no es tu vocación”. Me alejé, no sin haberme llevado -a Luque y a mis estudios de filosofía- mi encuentro con Freud y el inconsciente. ¿Cómo fue? Entró por aquellos años entre los jesuitas la moda de la psicoterapia para los religiosos y los candidatos. Era una variante espiritualista del psicoanálisis lusitano llamada “Abordaje profundo al inconsciente”, que me llevó a una lectura voraz de las obras del propio Freud.
Cuando conocí el estructuralismo, en el furgón de cola que es la “actualidad” de las corrientes de pensamiento en Paraguay, coincidente con la filosofía contemporánea que estudiaba, me encontré con el tomo 1 de los Escritos de Jacques Lacan. Era un verdadero galimatías, ininteligibles las densas páginas que leí, pero que me fascinó y desafió a desentrañarlas desde que lo abrí. El final de mis estudios de filosofía coincidió con mi acercamiento a Lacan, en el cruce entre la hermenéutica de Ricoeur, el estructuralismo y el psicoanálisis. Fue a comienzos de 2001: le dije a Nancy, mi hermana y estudiante de psicología en la Universidad Nacional de Asunción, quien ya se analizaba: “Avísame cuando haya un curso sobre Lacan en tu facultad.” Asistir al curso y empezar a analizarme fueron consecuencias lógicas de un deseo decidido y de un verdadero extravío existencial.
Por años leíamos las traducidas obras de Jacques-Alain Miller, sin hojear una sola página de Jacques Lacan. La oportunidad de leer a Lacan me vino a través de la psicoanalista Mara Vacchetta, quien me facilitó la traducción de Oscar Masotta de Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión de Anagrama y de mi colega José Caballero, entonces analizante de Genaro Riera Hunter, quien me vendió sus dos tomos de los Escritos de Lacan cuando adquirió unos nuevos. Aunque en mal estado, conservo aun mi primer seminario de Lacan que compré por casualidad: Seminario 20 Aun, en el mercado de pulgas de la calle Palma de Asunción.
En Paraguay, los gérmenes larvados del autoritarismo salieron de la palestra pública para instalarse en sustratos más ocultos de la convivencia ciudadana. Se rompieron las antiguas solidaridades democráticas, se crearon nuevas estructuras “legales” de corrupción e impunidad, nuevas alianzas y rupturas políticas. Surgieron fortunas que cambiaron de mano, en el general debacle financiero. Masiva deforestación y sojización del país, mientras miles de paraguayos se veían obligados a emigrar.
Defendí mi tesina de licenciatura más convencido aun del sustento teórico práctico del psicoanálisis que de la hermenéutica. Considero ahora fecundo el tiempo en que descubría al psicoanálisis lacaniano como un paradigma explicativo en el cruce con las ciencias sociales y sobre todo una práctica de la escucha con consecuencias en una vida. Era para mí una respuesta a las aspiraciones de la juventud a ilustrarse aunque pude notar cierta hostilidad universitaria al discurso analítico.
En el ímpetu de la Reforma Joven y de las cátedras de ciencias sociales que iba adquiriendo como profesor, empecé a enseñar psicoanálisis a una juventud luqueña ávida e inquieta. No faltaron incomprensiones ni recelos de colegas y directores hacia un estilo de enseñanza reñida con el currículum reformado. Terminé convenciéndome de ello después de seis años de reforma educativa formal y meramente evaluativa. Poco a poco, también atravesé una progresiva decepción del discurso universitario que, en el utilitarismo reinante de las “profesiones”, postulaba el ocaso de las humanidades, mientras crecía la oferta “democrática” de universidades privadas para todos. Universidades (con todas las direcciones de la rosa de los vientos) más enfocadas a la profesionalización de un proletariado educado en la dormidera empresarial que a fomentar el espíritu crítico.
En la problemática entre autoridad y autorización pudo más mi deseo de ser analista y me volví practicante. En el ejercicio de la escucha analítica encontraba los resortes del deseo, en malestar con las convenciones de la cultura y las solidaridades alternativas a los sitios del discurso oficial. Empezaba a ver las implicaciones discursivas larvadas del autoritarismo y la intolerancia a la libertad en una sociedad como la paraguaya, golpeada tantos años por la dictadura.
Al respecto, empecé a publicar algunos artículos en que incursionaba en las teorizaciones lacanianas, donde me adhería a una institucionalización del psicoanálisis de orientación lacaniana en el país. No tengo un buen recuerdo de mi primer analista, pero mi análisis me llevó a mis primeros pasos como psicoanalista. Retroactivamente, y en sintonía con Lacan, consideraba que uno mismo se analiza y eso me autorizaba como practicante, aunque fuera un profesor licenciado en filosofía.
Tal como iba narrando, junto con Mara Vacchetta, Daniel Salas, Ariel Prieto, Lidia Saggia, y Ofelia Martínez, entre otros, iniciamos el Centro Psicoanalítico Arandú en Asunción el 12 de diciembre de 2008; un trabajo llamado a desarrollar las consecuencias de la enseñanza del psicoanálisis de Freud y Lacan.
Esta iniciativa fue refrendada legalmente por la fundación de A.P.P.A. (Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandú) el 27 de junio de 2009 con el asesoramiento de los psicoanalistas Enrique Acuña, director de Enseñanza de la APLP (Asociación de Psicoanálisis de la Plata), y de Christian Gómez entonces Presidente de la APM (Asociación Psicoanalítica de Misiones), con sede en Posadas.
En agosto de 2010 salióAl Sesgo, el primer Boletín de Psicoanálisis de A.P.P.A. El segundo que debía salir, en diciembre de ese año, se frustró por falta de fondos y desinterés, y fue enviada por correo en forma virtual. Descontento con los resultados de esos tiempos pioneros, mi propia neurosis y mi prisa por ver consecuencias de otras latitudes en mi país, me precipitaron a pedir la renuncia en la Dirección de APPA Arandú, aunque no a mi grupo de pertenencia. En ese tramo de la historia, me introduje de lleno a la investigación en política, a la antifilosofía de Badiou y a la creación del CIF (Centro de Investigaciones en Filosofía y Ciencias Humanas) y su publicación Apóstasis, entidad del que soy Director en estos momentos.
En este mes de junio del 2014, no fueron precisamente estos obstáculos y reveces con los libros y la publicación sino el deseo decidido de una política de difusión de nuestros trabajos en el país y la región los que nos movieron a Daniel Sandoval y a mí a fundar la B.A.L., la Biblioteca Analítica Luqueña, en una ciudad próxima a Asunción junto a la re-edición de una serie de la revista psicoanalítica Al Sesgo, como efectivización de una huella de nuestra investigación y difusión del psicoanálisis lacaniano en Paraguay.
Pertenecemos a una Red regional que quiere consolidar sus apuestas y crecer hacia el interior del país. Un lustro de historia psicoanalítica (y un largo antecedente) nos convoca a re-anudar la reflexión h(y)stórica de esta nueva formación analítica como formación del inconsciente desde distintas miradas, a sopesar los aciertos y fracasos, sobre todo, las incalculables proyecciones de aquel compromiso pactado: los recorridos de la enseñanza teórica y práctica, la clínica, los impasses de la investigación y la publicación; y a los resultados de una transmisión ininterrumpida, en transferencia con la cultura detectando su rasgo local en lo global.
Esta mezcla de biografía intelectual histórica es un ensayo, sin más pretensiones que revelarse como solitaria novela individual de una neurosis pero en transferencia de trabajo para y con el psicoanálisis. Sin furores interpretativos, sino más bien un hacer con el síntoma, un work in progress inacabado hoy para la revista virtual Analytica del Sur.-
Bibliografía:
• Lacan, J.: Escritos I y II, Siglo XXI, México, 1979.
• Lacan, J.: Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión, traducción de Oscar Masotta, Anagrama, Barcelona, 1974.
• Lacan, J.: El Seminario, Libro 20, Aun. 1972-1973. Paidós, Buenos Aires, Barcelona, 1981.
• Miller, J-A.: El recorrido de Lacan, Manantial, Buenos Aires, 1984.
• Miller, J-A.: Lógicas de la vida amorosa, Manantial, Buenos Aires, 1991.
• Miller, J-A.: El banquete de los analistas, Paidós, Buenos Aires, 2000.