Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 2 • Diciembre de 2014 •

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¿Potencia viril cuestionada o necesidad de nuevas ficciones?

Evelina N. San Martin

Licenciada en psicología. Miembro de ACID (Asociación Centro de Investigación y Docencia Corrientes - Chaco) IOM 2. Coordinadora del Módulo de Investigación de Infancias: “Autismo, entre nuevas modalidades y nuevas leyes”.

Sergio San Martín
Escultura en metal.
www.sanmartinesculturas.com.ar

Lo que las píldoras han dejado…

En los años sesenta se produce un cambio radical en el modo de presentarse y ser pensado el lugar de las mujeres, y por consiguiente, de los hombres, de las relaciones y de la sexualidad. Con la introducción de las píldoras anticonceptivas en el mercado, posteriormente, con las técnicas de reproducción asistida, se han ido transformando los sistemas simbólicos que rigen la identificación de los sujetos en todas las sociedades, es decir, nombramiento, filiación, maternidad, paternidad e identidad sexuada.

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Así, las mujeres se han ido desprendiendo de su rol procreador, para plantearse como capaces de gozar de una sexualidad en la mismas condiciones que el sexo opuesto, en un intento de eludir la diferencia de los sexos. De este modo, han ido adoptando un aparente rol activo en la vida amorosa, donde salen a la conquista y se quejan: “ya no hay hombres” o de no comprender cierta “histeria masculina” o que “los hombres no quieren compromiso”.

Por otro lado, queda así polemizado el modelo identificatorio de hombre activo, proveedor, donde lo que subyace cuestionado es por un lado qué se identificará como viril, y al mismo tiempo, la pregunta por: “¿qué hace a un padre, un padre?”.

Frente a una sociedad que impulsa a gozar sin medida, gozar de la sexualidad se convierte en un mandato. Tal como lo plantea Oscar Zacks, en su artículo “La virilidad cuestionada”, en esta dialéctica entre el imperativo del superyó que ordena gozar y el espectáculo exhibicionista de la modernidad que empuja a ello, se entroniza al yo como un pretendido amo que intenta detentar el poder de condicionar una supuesta buena forma universal de la manera de gozar. Así, la ilusión que se pretende transmitir es que en la medida que estos sujetos consientan a estas coordenadas se irán acercando al punto máximo de un goce posible, emparentado al estado cúlmine de felicidad capaz de ser alcanzada.

No casualmente, se introduce en el mercado una píldora para sostener erecto la potencia masculina, siendo de consumo masivo por jóvenes y escuchándose cada vez más en nuestras prácticas las consultas por impotencia.

De este modo, en una época caracterizada como la del declive y caída de los semblantes del Nombre del Padre, se van generando las condiciones para que la irrupción de lo real del goce vaya impotentizando la eficacia de los simbólico para dar cuenta de lo real; con lo cual, esto abriría paso a una nueva forma de subjetividad, y por añadidura a una nueva forma de inscribir la diferencia sexual.

Lo que permanece inalterable es una partición sexual que hace que los sujetos hablantes se inscriban en lo que Lacan denominó posiciones sexuadas, femenina o masculina, de las fórmulas de la sexuación.

Contribuciones de la psicología del amor de Freud a la actualidad

En “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”,Freud plantea que la impotencia psíquica sobreviene cuando el objeto sexual dimana una impresión que pudiera llevar a una elevada estima psíquica, no desembocando en una excitación de la sensualidad, sino en una ternura ineficaz en lo erótico, dado que no se ha podido fundir la corriente tierna con la corriente sensual. En otras palabras, lo que acontecería es que cuando se desea no se ama y viceversa.

En este escrito, se plantea una disyunción entre la significación de la madre y la significación de la puta (dirne), ubicándose, por un lado, lo correspondiente al amor, y por otro lado, al deseo. De este modo, el recurso del cual un hombre se vale es el de la degradación psíquica del objeto sexual, a la par de la sobreestimación que hace recaer sobre el objeto incestuoso y sus subrogaciones.

Con esto, lo que Freud introduce no es la relación con el otro sexo como tal, sino que hay dos valores (degradación y sobrestimación) de relación con el otro sexo. El valor sexual es una cuestión de significación, que, siguiendo a Lacan, pueden escribirse a partir de la lógica del falo.

Para Lacan, la angustia se suscita en el hombre, cuando la mujer quiere su goce, quiere gozar de él. Esto, por la simple razón que no hay deseo realizable que no implique la castración. En la medida en que se trata de goce, o sea que la mujer va por el ser del hombre, sólo puede alcanzarlo castrándolo.

Lacan habla del valor erótico respecto de lo que misteriosamente llama “hombre sin ambages”, dice: “Tal es la mujer tras su velo. La ausencia de pene hace falo, objeto de deseo (…) Evocad esa ausencia de una manera más precisa, haciéndole llevar un lindo postizo bajo un disfraz de baile, y me diréis que tal, o más bien me lo dirá ella: el efecto está garantizado ciento por ciento, queremos decir ante hombre sin ambages”. Tal como lo explica J – A Miller se trata de un postizo ubicado de manera de evocar la ausencia de pene, lo que precipita a la mujer en la dimensión de la máscara y la mascarada. Es un dar para ver, tanto más generoso en cuanto vela lo que no se puede ver.

Es decir, es preciso que su objeto se pavonee como castrado, que la falta esté subrayada, mostrando los signos de la alteridad. Ese “hombre sin ambages” sería aquel que ha franqueado el tabú de la femineidad, lo que indica el lugar de la castración. Este postizo es un artificio para ubicar a la mujer en referencia al falo.

Hasta aquí, todo esto tiene como referencia al falo y a la castración, por ende, al Nombre del Padre y sus semblantes. Plantear la condición de la mujer como no toda, perteneciente a Otro, implica pasar por el padre; y en la disyunción del objeto, lo que está en juego es el no toda para el sujeto. ¿Pero cómo pensar la sexualidad masculina frente a un declive de la función paterna?

¿Qué ficciones será necesario construir para sostener la alteridad que posibilite el encuentro sexual? Entendiéndose ficciones como fabricaciones que no tienen que ver con la naturaleza en sí, sino con el hacer, del lado de la producción, que lleva la marca del semblante, es decir, un hacer que descansa en un decir; se considera importante, en las condiciones actuales, su construcción cuando los límites que posibilitan la disyunción del objeto se ven desdibujados, no pudiendo ser, como lo han sido un tiempo atrás, soporte de la escena fantasmática, evidenciándose las dificultades en el plano del deseo.

Bibliografía:

• Freud, S.: Contribuciones a la psicología del amor en Obras Completas, Ed. Amorrortu. Vol XI, Buenos Aires, 1992.
• Lacan, J.: La significación del falo en Escritos 2, Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 1985.
• Miller, J – A.: Lógicas de la vida amorosa, Ed. Manantial, Buenos Aires, 1989.
• Miller, J- A: Los divinos detalles, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2010.
• Zacks,O.: «La virilidad cuestionada». En Virtualia: http://virtualia.eol.org.ar/023/El-Orden-simbolico-en-el-siglo-XXI/pdf/La-virilidad-cuestionada.pdf

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Analytica del Sur Número 1. Aparición en web: julio 2014.

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