Analyticas del Sur. Revista de psicoanlisis en la crtica cultural

Edición Nº 5 • Diciembre de 2016 •

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¿Joyce con Lacan?

Leticia García

Miembro del Consejo de Enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP). Coordinadora Docente del Seminario Anual de Pragma- Instituto de Enseñanza e Investigación en Psicoanálisis (APLP), Miembro de la Red AAPP (Red de Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas), autora de diversos artículos publicados en libros y revistas de psicoanálisis.

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René Magritte
Les vacances de Hegel
1958, óleo sobre lienzo, 60 × 50 cm

Voy a comenzar por una anécdota que cuenta Lacan en “Lituratierra” sobre el ofrecimiento que un mecenas (“que le deseaba el bien”) le hiciera a Joyce para que se analizara; comentando: “…nada hubiese ganado con ello, pues este fue derecho a lo mejor de lo que se puede esperar del psicoanálisis en su fin”. (1)

 

Lacan con Joyce, es decir, de la mano de Joyce, reformula la teoría psicoanalítica y su fin. Ya alejado del mito Edípico freudiano y de la idea de una estructura simbólica que ordena y prima sobre los otros registros, se apoya en la obra de Joyce para continuar con su enseñanza, volviéndola el tema de todo un año de trabajo en su seminario. Este tiempo, la década del ´70, estará marcado por el surgimiento, la invención de Lacan, de nuevos términos o conceptos como son el de lalengua, el parlêtre y el sinthome, entre otros.

I – El lenguaje, la letra y la lengua

De «Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis» (1953), momento en que se fecha el inicio de la enseñanza de Lacan, a «Lituratierra« (1971), asistimos a un desplazamiento que va del lenguaje y el sentido a lalengua y el sinsentido, pasando por los conceptos de letra y escritura. Este deslizamiento, así como la aparición de nuevos conceptos, lejos de implicar la obsolescencia de los primeros, constituyen un esfuerzo por situar los cambios que el ejercicio mismo del psicoanálisis fue produciendo en la clínica.

En 1953, el lenguaje tomado como campo (en «Función y campo…») nos remite a la idea del mismo como conjunto o estructura formada por elementos que se caracterizan por ser diferenciales y diacríticos unos de otros. Conocemos la fórmula de Lacan sobre el «inconsciente estructurado como un lenguaje», lo que implica decir que el inconsciente es lenguaje y que tiene elementos diferenciales que hacen sistema. Lacan además se encargó, apoyado en Saussure, de distinguir el significante del significado –siendo este último efecto del primero-; y de ubicar un soporte material del lenguaje, en la letra.

En su escrito «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud», el autor presenta a la letra diciendo que son los fonemas de la lengua (que también conforman un sistema de oposiciones), así como los caracteres (o tipos) de imprenta. La letra como soporte material del lenguaje no tiene valor de significación, no significa, no es significante; solo presentifica lo que separa el significante del significado.

En el texto «Lituratierra«, 14 años después, retomará el concepto de letra y jugará con la homofonía entre letter/ litter usada por Joyce en el desplazamiento de a letter a a litter, que Lacan traduce “de una letra a una inmundicia”. La letra no es significante, decíamos, y a modo de ejemplo Lacan nos recuerda su escrito sobre “La carta robada”: “Pues el cuento consiste en que se escamotea en él el mensaje, cuya letra/carta hace peripecias prescindiendo de él”(2). Todo el problema de la carta que le es robada a la reina transcurre sin que jamás se sepa su contenido.

Pero, si bien la letra es un instrumento de la escritura del discurso, no es, nos aclara, la impresión del significante, su huella -como proponía Freud con la imagen del bloc maravilloso-. Y tampoco es primaria o anterior al significante. En «Lituratierra«, Lacan habla de la letra como caligrafía, trazo, litura (tachadura), como lo literal y el litoral entre el saber y el goce. El ejemplo que dará ahora es la compleja escritura japonesa heredada de la escritura china, que evidencia –dirá- sobre el vacío cavado por la escritura, “pliegue siempre listo a acoger el goce o, al menos, a invocarlo con su artificio”(3). Acá aparece la idea de la escritura como un artificio capaz de acoger goce. De este modo, la letra se vuelve litoral, borde del agujero del objeto a, que separa y une el goce con el saber. Podemos decir, entonces, que en la función de la letra hay dos aspectos: la letra en tanto hace agujero, en tanto cava un vacío; y la letra en tanto contiene goce.

Un año después, en el Seminario 20, Aún, (1972/73) Lacan hablará de lalengua –todo junto-. El lenguaje pasa a ser una elucubración de saber sobre lalengua, y esto a través de la escritura. El inconsciente ahora es definido como “un saber, una habilidad, un savoir-faire con lalengua.” Pero Lacan agrega: “Y lo que se sabe hacer con lalengua rebasa con mucho aquello de que puede darse cuenta en nombre del lenguaje.(4)” Lalengua nos afecta por los efectos que encierra, efectos que son nombrados como afectos. Entonces, podemos distinguir, mientras el lenguaje está en relación a la comunicación, lalengua tiene una finalidad de goce para el parlêtre –no comunica-.

En su curso Piezas sueltas, Jacques-Alain Miller plantea en relación a esto que “Lacan subraya que lalengua es para cada uno algo recibido y no aprendido. Es una pasión, se la sufre. Hay un encuentro entre lalengua y el cuerpo, y de ese encuentro nacen marcas que son marcas sobre el cuerpo. Lo que Lacan denomina sinthome es la consistencia de esas marcas, y por eso él reduce el sinthome a ser un acontecimiento de cuerpo. Algo le ocurrió al cuerpo debido a lalengua. Esta referencia al cuerpo es ineliminable del inconsciente”. (5)

Lalengua es un traumatismo sobre el cuerpo, que se volverá lenguaje a través de la escritura que provoca el equívoco inconsciente.

II – Parlêtre, sinthome, cuerpo

Lacan propone este neologismo parlêtre en su texto «Joyce el Síntoma», como un término que sustituiría al de inconsciente(6). Analizar al parlêtre no es lo mismo que analizar el inconsciente en el sentido de Freud, ni siquiera el inconsciente estructurado como un lenguaje. El parlêtre, es un término, un concepto de la época del sinthome –hace par con el sinthome, no con el síntoma-. Cuando se analiza al parlêtre, entendido como cuerpo hablante, el sentido de la interpretación es el goce, ya no la verdad como lo era para Freud y para Lacan en los primeros años de su enseñanza.

El síntoma como formación del inconsciente, está estructurado como un lenguaje y es una metáfora: es un efecto de sentido producido por la sustitución de un significante por otro. Por el contrario, el sinthome de un parlêtre es un acontecimiento de cuerpo, una emergencia de goce, un arreglo; en lugar de un malestar efecto del retorno de lo reprimido (síntoma).

Otro término/concepto que acompaña al de parlêtre es el de escabel, usado por Lacan en el Seminario 23, El sinthome en referencia a Joyce. Eric Laurent en su libro El reverso de la biopolítica, pone en tensión, para comparar y distinguir, el sinthome del escabel; planteando que es el parlêtre quien fomenta el escabel. El parlêtre, en su lado de goce de la palabra. El escabel es sobre lo que se sube el parlêtre «para ponerse guapo». Es este goce de la palabra el que da a luz los grandes ideales del Bien, de lo Verdadero y de lo Bello. El escabel podría decirse es el nuevo nombre de la sublimación. El sinthome, en cambio, como síntoma del parlêtre, depende por su parte de cuerpo del parlêtre. El síntoma surge de la marca que excava la palabra en el cuerpo (y produce el acontecimiento en el cuerpo). El escabel está del lado del goce de la palabra que incluye el sentido. Por el contrario, el goce propio del sinthome excluye el sentido.

“Si Lacan se apasionó por James Joyce y especialmente por su obra Finnegans Wake, es por la hazaña – o la farsa– que representa haber sabido hacer converger el síntoma con el escabel. Exactamente, Joyce hizo del síntoma mismo, como fuera de sentido, como ininteligible, el escabel de su arte. Creó una literatura cuyo sentido es tan opaco como el síntoma, y que no por ello deja de ser un objeto de arte, elevado sobre el escabel a la dignidad de la Cosa.”(7)

Entonces, hay dos goces: un goce de la palabra (del lado del escabel) y un goce del cuerpo (que sostiene el sinthome). Hay en el parlêtre al mismo tiempo: goce del cuerpo que goza de sí mismo, se goza; y también goce que se deporta fuera del cuerpo, goce de la palabra que es disarmónico con el cuerpo. Es en este sentido que el cuerpo hablante está dividido en cuanto a su goce. No es unitario como lo imaginario hace creer.

En esta época de Lacan, el cuerpo está marcado por los acontecimientos de goce, que son producidos por los traumas de lalengua y cuyos efectos inconscientes de sentido ubica Lacan como efectos de saber.

Para concluir

Enrique Acuña en su artículoJames Joyce, el lenguaje arte-facto”, del libro Curarse del lenguaje -locuras y psicosis– que saldrá a la luz en diciembre de este año, escribe en referencia a Joyce y su obra: “Fabricar esa tekhné como un “S.K.bello” –juego de sonido y sentido de Lacan entre el personaje y lo sublimado traducido como escabel– es un trampolín a la fama para el escritor, pero más aun se trata de un salto que trasforma lo más íntimo y exterior de ese individuo al mezclar lo real con el goce de lalengua.”(8)

Joyce con su “saber hacer” de poeta, crea una técnica, que es a su vez un artificio, un arte-facto, que es su “arte-gullo”, con el que goza. “Joyza demasiado del S.K.bello, hasta la saciedad”(9) –escribe Lacan. Con su artefacto-sinthome se las arregla frente al traumatismo de lalengua sobre el cuerpo, siendo esto «lo mejor que se puede esperar del psicoanálisis en su fin».

 

 

 

Texto presentado en las XXII Jornadas anuales Pragma-APLP “Escrituras del cuerpo. Psicoanálisis y Biopolítica”. Diciembre 2016.

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Notas:

1- Lacan, J.: “Lituratierra” en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág.19.

2- Ídem, pág. 21.

3- Ídem, pág. 28.

4- Lacan, J.: Seminario 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 1995, pág. 167.

5- Miller, J.-A: Los cursos psicoanalíticos de Jaques-Alain Miller, Piezas sueltas, Paidós, Bs. As., 2013, pág. 75.

6- Lacan, J.: «Joyce el Síntoma» en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 594.

7- Miller, J-A.: “El inconsciente y el cuerpo hablante” en la página: http://wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=13&intEdicion=9&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2742&intIdiomaArticulo=1

8- Acuña, E.: James Joyce, el lenguaje arte-facto” en Curarse del lenguaje -locuras y psicosis-, Ediciones El ruiseñor del Plata, La Plata, 2016, pág. 31.

9- Lacan, J.: «Joyce el Síntoma» en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 593.

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